En la actualidad la jornada laboral en la mayoría de los países es de ocho horas diarias, pero no siempre fue así.
Hace alrededor de cien años, mujeres, hombres, niños y ancianos, trabajaban ininterrumpidamente doce horas, sino es que más, todos los días, sin ningún tiempo para el descanso, entretenimiento o para estudiar, las clases más pobres de hecho ni siquiera tenían derecho a la educación.
Las personas trabajaban bajo condiciones laborales insalubres e injustas. A las mujeres les pagaban la mitad que a los hombres, aunque hicieran el mismo trabajo que ellos y a los niños les daban la mitad que a las mujeres. No había indemnización, seguro médico ni vacaciones o parecidos.
Los trabajadores ya hartos de ser sobre explotados, empezaron a luchar formando sindicatos para reducir las horas laborales, además exhigían condiciones más justas de trabajo en espacios donde su salud no se viera puesta en riesgo.
Durante este periodo, hubo diversos enfrentamientos sangrientos entre la policía y los trabajadores; luego de varios confrontaciones bélicas, sin mencionar las muertes, se estableció que la jornada laboral fuera de ocho horas diarias.
«8 horas para trabajar, 8 horas de recreo, 8 horas para dormir». Era lo que citaba la pancarta que exigia que la jornada de trabajo máxima fuese de 8 horas diarias. La demanda que explicitó Robert Owen en 1810 para trabajar menos horas en la actualidad es conocida como «888».
Las confrontaciones fueron ganadas por los trabajadores estableciéndose las ocho horas de jornada laboral y como un homenaje a esta lucha se estableció que cada 1 de mayo se celebrase el Día Internacional del Trabajador.
¿Sabías qué?
Tripalĭum: Hace referencia a una especie de yugo, cinturón o correa que se empleaba para azotar, disciplinar, castigar o simplemente golpear a los esclavos en el antiguo Imperio Romano, era una relación esclavizador-esclavo.