El don de la visión dado a algunos, desvalorado por la mayoría y anhelado por pocos.
Las personas no videntes tienen una condición de vida muy diferente a las de las demás personas, estas al no poder ver tienen que aprender desde cero cómo sobrevivir en la sociedad que les interpone muchas limitantes y restringe sus posibilidades de una vida digna.
Los ciegos se ven en la necesidad, incluso, de aprender un nuevo lenguaje y readaptarse a la oscuridad de las tinieblas. Muchos lugares de trabajo les cierran las puertas negándoles así, la oportunidad de ganarse dignamente la vida. En las calles no son respetados, sus derechos son atropellados, la sociedad misma los hace víctimas de la discriminación.
La posibilidad de continuar con su rutina diaria es minúscula, sus oportunidades de estudio o trabajo son aún menores, puesto que las condiciones en que estas personas se desenvuelven muchas veces no están adaptadas para los no videntes.
Aun con las ventanas del alma cerradas, aquellos privados del don de la vista demuestran ser capaces de adaptarse al entorno salvaje que les rodea, desarrollan al máximo el resto de sus sentidos, desafían las limitaciones y dejan a un lado los estigmas colocados alrededor de ellos.
No hay proeza más grande que la de una persona no vidente desenvolviéndose "con normalidad", según los parámetros de la sociedad actual, en el entorno que le rodea.