Enseñar a Amar

Capítulo 2: Olvidame

Soy una idiota y tonta, como no me di cuenta…que Raúl, me estaba viendo la cara. Al llegar a mi departamento me encerré, quería gritar, pero un nudo se formó en mi garganta, solo lágrimas recorrían mi rostro. Me acordé que salí tan de prisa del restaurante que no le avise a nadie, tome mi teléfono y llame a Tere, a penas me contestó.

─ Me haces el favor de entregar mi presente al jefe.

─ ¿Qué paso?, Maya, porque desapareciste de pronto

─ Luego te cuento, salé gracias, ¡adiós! ─ y colgué, no tenía ánimo de nada. Me hice bolita, y dejé que mi coraje y enojó salieran de mí.

Casi de madrugada, me desperté, no sé si era por la posición que había dormido, pero me dolía los huesos, e incluso me sentí como agripada.

Me levanté, aún tenía el vestido que había llevado a la fiesta, me lo quité y me puse ropa cómoda, fui al botiquín saqué un par de pastilla para el dolor de cabeza, y de las que bajan la fiebre.

A pesar que era de madrugada, aun se escuchaba la bulliciosa ciudad, cerré las ventanas, las luces de neón parecía que alteraban más mi dolor de cabeza.

Trate de dormir un rato más, busque mi celular, como me dormir se había descargado, busque un contacto y lo puse a cargar, tome un libro de lectura, me gustaba leer era unos de mis pasatiempos, y más por mi profesión.

Lo medio hojee, sentía el corazón hecho añicos, no se si tendré el valor de enfrentar a Raúl, realmente quiero una explicación.

 

 *Diego*

Era un amanecer diferente, mi corazón se sentía roto en mil fragmentos, de nuevo había tenido esa pesadilla, que me atormentaba a pesar de los años.

Como puede ser que aún no la pueda olvidar a esa ingrata mujer, que prefirió su vida de libertinaje ¿qué ser madre?, no comprendía como podía haber mujeres así. Bueno, pero juré olvidarla y seguir mi vida adelante, pero ese recuerdo de aquel fatídico día que decidió dejarnos me atormenta una y otra vez.

(Hace 9 años atrás)

─ Diego, no ¿quiero ser madre?

─ Vanessa, que me dices, es nuestro hijo que nacerá en pocos meses.

─ Será tuyo, porque de una vez te digo, prefiero abortar.

─ Entonces, si no quería ser madre, te hubieras cuidado, y me hubiera permitido usar ese día usar un cabrón condón, pero no la niña estaba tan caliente, que no pensó en las consecuencias.

─ No seas idiota, Diego, tú también tienes la culpa.

─ Y por eso, tomaré mi responsabilidad, y me casaré contigo.

─ Y ¿Quién dice?, que yo me quiero casar.

─ Entonces, no te quieres casar.

─ ¡No!, es más te digo yo no quiero este bebé, por eso voy a abortar, yo no quiero detener mi vida por un hijo y esposo.

─ ¡Eres una egoísta!

─ Diego, solo te avise porque eres el padre, pero la decisión de mi cuerpo lo tomo yo.

─ Vanessa, de una vez te digo no dejaré que mates a mi hijo.

Y con miedo que cumpliera su amenaza, me la lleve a mi casa con vigilancia las 24 horas del día, hasta el día que nació nuestra hija.

─ Vanessa, mírala esta hermosa.

─ Ya tienes lo que quieres, Diego, ahora solo déjame ir, tú tu camino y yo el mío, te agradecería que me lleven a la ciudad, mañana.

─ ¡Amor!, acaso no piensa mirarla, ella es tu hija.

─ ¡Error!, Diego, ella es solo tuya, yo nunca la quise, así que dile lo que quieras, pero yo me voy.

Y fue así, como la deje ir de mi vida, en algo tenía razón, yo me había encaprichado y la obligue tener nuestra bebé, mi hija, soy padre.

─Te juró princesa, que no te faltará nada, papi te cuidará siempre─ besaba la frente de mi bebé, era simplemente perfecta.   

Han pasado 8 años, y aun me lamento el hecho que la deje ir, pero no lamento el tener a mi hija, ella es mi mundo y es mi todo. Pero sabía que le faltaba su madre, siempre cuando se acercaba su cumpleaños, podía notar su melancolía. Un día cuando ya mi niña había cumplido los cinco años, me preguntó por su madre, entonces había preparado todo para hacerle creer a mi hija que su madre había muerto, y en cierta manera era verdad, ya que Vanessa su madre, desde que se fue de nuestro lado, ya no volví a saber nada de ella, literal había muerto para mí.

─ Papá, ¿a dónde está mami? ─ fue la pregunta de mi hija me dolía responder cruelmente pero no tenía opción.

─ Cariño, mamá está en lugar mejor.

─ Entonces es cierto, lo que dicen que soy huérfana

─ Tú no eres huérfana, porque me tienes a mí y a la abuela, además de mucha gente alrededor que te ama.

─ Si lo sé, pero yo quiero saber que se siente tener una mami, como los otros compañeros

─ ¡HIJA EL AMOR DE TU ABUE NO ES SUFICIENTE!

─ Si, pero no es lo mismo

─ Porque no es lo mismo




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