Enseñar a Amar

Capítulo 4: Despedidas

*Narrador Omnipresente*

 

Un par de amantes estaba disfrutando su tiempo a solas, al terminar el acto sexual, Diego solo se dejó caer a un lado de su compañera.

─ Te he notado ausente, ¿Qué te pasa? ─ preguntó la bella mujer.

─ No es nada, solo que ─ se escuchaba preocupado.

─ Déjame adivinar es tu hija, lo que te preocupa

─ Sí, te juro que me duele dejarla en ese lugar, pero no tengo alternativas

─ Bueno, con todo el dinero que tienes puedes contratarle una institutriz

─ Y crees que no lo he hecho, pero la mayoría no quiere ir a un lugar donde no hay señal de telefonía.

─ Entonces, si esta difícil, y porque no te regresas a la ciudad.

─ No puedo, sabes que tengo que estar al pendiente de las tierras de mi abuela, cuando mi abuelo vivía, no había problema, pero en esas tierras se necesita que uno este siempre alerta.

─ y como lo haces cuando vienes

─ Renata, sabes que solo vengo por los asuntos y no tardo tanto tiempo, pero si tu vinieras a vivir conmigo.

─ En qué quedamos Diego, lo nuestro es solo una relación para pasarla bien, entre nosotros no hay amor, solo un…

─ Intercambio de placeres, eso lo sé, pero te considero una mujer capaz de educar a una niña como mi hija, además te tiene cierto cariño.

─ Diego, en cierto modo yo también le tengo cariño, pero sabes que yo no tengo esa parte maternal desarrollada, y eso es lo que tu hija necesita, ella necesita a una mujer que le de ese amor.

─ Renata, lo dices, ¿Por qué quizás nunca has tenido ese deseo de tener hijos?, y de cierta manera te entiendo, porque desafortunadamente la madre de Abril, era del mismo pensamiento como el tuyo, ella no desea hijos, pero debido a mi conciencia y sentido de responsabilidad, yo la obligue a tener a nuestra bebé.

─ Si ya me lo habías contado. ─ dijo aquella mujer, levantándose de la cama. ─ Creo que debes buscar una mujer que esté dispuesta ser la madre de tu hija y tu esposa.

─ Solo hay un problema, y es ¿Quién se enamoraría de alguien que no quiere amar?

─ Pues, mi querido amigo, eso lo tendrás que descubrir tú mismo, así como yo descubrí lo que realmente quería en mi vida.

La mujer terminaba de vestirse, para irse del lugar.

─ Diego, de cierta forma esta es nuestra despedida.

─ ¿Porque lo dices?, acaso te he faltado o te insultado.

─ No, tú y yo sabemos que nuestra relación debe terminar cuando alguno de los dos estableciera una relación formal

─ Si, eso fue el acuerdo y lo dejamos bien claro

─ Diego, ¡me voy a casar!

─ Entonces, esta es nuestra despedida, lamento no haber sido la mejor.

─ No te preocupes, tú siempre serás un buen recuerdo, te lo aseguro.

Y le deposito un beso, como despedida.

─ Aunque, podemos seguir siendo amigos.

─ Claro, que sí, además eres el invitado de honor a mi boda.

─ Renata, y si no tienes el instinto materno, tu futuro esposo, está de acuerdo.

─ Sí, de hecho, nunca le ocultado mi pensamiento, además ya él tiene hijos grandes, ya solo quiere rehacer su vida.

─ Entonces, ya es una persona mayor.

─ De cierta forma, podemos decir que ya vivió lo que tenía que vivir, y ahora quiere disfrutar de la vida, pero no te lo imagines tan viejo, Demetrio, así se llama no me lleva tantos años de diferencia, es viudo y tiene dos hijos.

─ No me queda otra que desearte felicidad en tu vida matrimonial.

─ ¡Gracias! amigo, de la misma manera yo deseo que encuentre esa mujer que te vuelva hacer creer de nuevo en el amor.

La mujer termino de recoger sus cosas, le mando un beso en el aire.

─ Y para ¿cuándo es la boda?

─ Ya te avisaré ─ y la mujer, salió de la habitación, dejando a Diego totalmente solo.

*Maya*

La cabeza me retumba, pero quien me manda tomarme toda una botella de tequila, mire el reloj ya casi las 6 de la mañana, no tenía ánimos de ir a la escuela así, además que ejemplo les daría a mis niños. Tome mi teléfono.

─ Señor, director, ¡Buenos días!

─ Maestra Maya, ¡Buenos días!

─ Señor, hoy amanecí con un resfriado, será que pueda faltar hoy.

─ si, Maestra, no hay problema, además le iba comentar que el inspector, solicita su presencia en las oficinas, así que si pudiera asistir hoy o mañana.

 ─ Entonces tomaré algunas aspirinas y tratare de ir hoy.

─ Si está bien, que se recupere pronto y vaya lo más pronto posible.

 

Termine la llamada, así como tal, como le dije a mi jefe, busque un par de aspirinas y las tome, y me dispuse ir a las oficinas del distrito.




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