Enseñar a Amar

Capítulo 5: Adiós

*Abril*

Mis días en el colegio son tan triste, extraño a papi y a la abuela, pero lo que más añoro es montar a “Garibaldi” mi potro que Juancho me amansó para mí. Con el puedo recorrer los parajes desconocidos y conocidos, es un animal muy noble, su nombre lo elegí por el color de su pelaje que me hace recordar al traje charro de los mariachis, su tonalidad entre negro y un azulado oscuro, que si cabalgara de noche con él de seguro ni nos verían.

Aunque en casa no tengo amigos, hay niños con los que puedo jugar y divertirme, aquí en este colegio todo es aburrido y las brujas de las maestras son tan estrictas, que para respirar tienes que pedir permiso, me siento prisionera, esto no es un colegio, esto es una cárcel, le rogué y supliqué a mi papito que me llevará de vuelta, pero él dijo ─ ¡NO! ─ quizás él piense que aun no comprendo las cosas, pero a mi edad soy muy madura para ciertos temas que los adultos consideran que aun no debo de saber, se que papá y yo estamos solos, que mami nos dejó desde hace tiempo, de hecho cada cumpleaños para mi es un recordatorio de su muerte, según así me dijeron todos, pero yo se que no es verdad, quizás cuando estaba más pequeña me podían engañar, pero ahora ya estoy grande, este próximo verano cumpliré 9 años, y ya sé leer, todas mis compañeras tienen dos apellidos, excepto yo, en sus actas de su nacimiento esta el nombre y apellidos de su madre, y porque en el mío no aparece, solo supe que se llamaba “Vanessa”, así me dijo papá, pero cuando pregunte por su apellido el simplemente callo y dijo que jamás vamos hablar del tema, acaso conocer a la mujer que me dio la vida es un tema de discusión, por eso me alegre cuando en una navidad mi padre llevo una amiga de él a casa, estaba tan feliz, a fin voy a tener una madre, pero ella dijo sin querer que no está en sus planes tener hijos, que nunca los ha deseado, casi no entendí que sucedió, según yo son novios, pero ella simplemente dijo que era su amigo de la escuela cuando papá estudio la universidad algo así, por esa razón la llamó tía Renata, y cada cumpleaños o navidad me da presente, realmente la estimo, le tengo cariño.

Cuando papá se despidió de mí, solo quería llorar, así que falte a clases y me fui a mi dormitorio, me dolía la cabeza, a veces quisiera saltar esa enorme barda y escaparme, huir simplemente, se muy bien que papá me ama, pero simplemente no entiendo porque me tiene en este colegio, él dice que, porque no hay escuela cerca de casa, pero como se lo dije “prefiero estar analfabeta” como los hijos de los peones de la hacienda, pero al menos ser feliz como María Mercedes, la hija del capataz, solo con ella puedo jugar aunque es un año menor que yo, además hay otros chicos con los que salimos a pasear y sobre todo ser libres.

 

*Maya*

La charla con mi abuelo, me había tranquilizado, tenía razón el ciclo de la vida no se detiene por nadie, simplemente sigue su curso, nada es indispensable, ahora solo falta esperar.

Un mes después…

Realmente, el acoso de Raúl es insoportable, mi jefe a ver que ya no tenía vida tuvo que pedir favores a otros compañeros e intercambiar lugar con otra compañera de manera no oficial, pero no sé de que manera se enteró de la dirección de la escuela donde actualmente estoy elaborando y nuevamente me está acosando.

─ Maestra Torres ─ me llamó la directora

─ ¡Niños!, continue la lectura de la página 45, y por favor contesten las actividades de la siguiente página

─ ¡Si, Maestra! ─ casi al unísono respondieron todos.

Caminé hacia la puerta del salón, mientras los niños trabajan

─ Dígame profesora

─ Maestra, el conserje me informo que hay un hombre muy sospechoso dando vueltas por aquí, creo que llamaré a la policía, ya esto significa que usted ya no está segura aquí.

─ Maestra directora, no podemos hacer un escándalo, sería darle importancia, lo mejor es ignorarlo, yo no tengo miedo.

─ Maya ─ me llamo de manera informal la directora y luego continúo diciéndome: ─ el profesor Muñoz, me pidió expresamente cuidarte y apoyarte en este conflicto por la gran estima que te tiene, pero porque carajo ¿aun no has puesto una demando por acoso?, o es que aún tienes sentimientos por ese cretino ─ me extrañaba la manera de hablar de la maestra, tenia su carácter, pero ella tenia razón ya esto no puede seguir así, tengo que hacer algo o si no Raúl no me dejará hacer vida nunca.

─ Maestra, no se preocupe, hoy mismo termino esto

─ tendrás que tomar cartas sobre este asunto, Maya de ese tipo de hombres, hay que alejarse, lo más pronto posible, ante que terribles consecuencias pueda suceder.

─ Eso haré, maestra.

─ Bueno, regrese a su clase, y solo deseo que pronto encuentres la paz que necesita.

Regrese al salón de clases, trate de enfocarme en mis alumnos, pero las palabras de la directora aun resonaban en mi cabeza, tenia razón esto ya no puede seguir así.

Al terminar la jornada, y despedirme de mis alumnos, muy pronto terminará el ciclo escolar, por lo que me alejaré de todo, extrañare a mis compañeros y amigos, y sobre todo a mi abuelo.

Al salir de la escuela, efectivamente a la vuelta estaba él, Raúl, no le tenía miedo, pero con él no se sabe, la ultima vez que hable con él en persona el muy cobarde me había bofeteado.




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