Enseñar a Amar

Capítulo 9: Me lees

Al día siguiente, solo escucha a lo lejos la voz de papá hablándome, quizás estoy soñando.

Después desperté con un bit bit y la voz de papá como despidiéndose...

─ Te amo, princesa ─ dándome un beso sobre mi frente

─ Papi, no te vayas ─ mi voz quedita y como si fuera un suspiró

─ No princesa, papá está aquí, no te dejará ─ y nuevamente me dio un beso en la frente.

Pasé dos semanas en el hospital con un tubito en la nariz que me permitía respirar, creo que lo llaman oxígeno. Cablecitos donde inyectan medicamento y mi brazo forrado con una pasta muy dura, pregunté a una enfermera y dijo que me había enyesado para que mi hueso del brazo sane, le pregunte al doctor y me explico que me fracture o rompí el humero es el hueso que va del hombro al codo, pero que ello ya lo habían puesto en su lugar, y que tenia que tener el yeso por un mes o más tiempo, depende cuanto tarde en sanar el huesito.

Esa mañana vino el médico, siempre con su lamparita me miraba mis ojos, luego sacaba un palito de madera y hacia que sacara la lengua y con la lamparita volvía alumbrar dentro de mi boca, toma su bolígrafo y escribe cosas en una tarjeta que se lo daba a la enfermera.

─ Pero mira que semblante, si sigues así, te daré de alta ─ dijo el médico cuando estaba revisión yo solo sonreí, me agradable el médico le dice pediatra.

─ Si, doctor, podre volver a casa, papi lo prometió ─ comenté mirando a papi.

─ Si así es, pero recuerde que ahora debes cuidarte de no resfriarte, tendrás que consumir muchas frutas ricas en vitaminas C, evitar cambios bruscos de temperaturas.

─ Si, doctor, no se preocupe, tomaremos todas las medidas necesarias ─ contestó papá

─ Al parecer, mañana te podemos dar de alta. ─ cerro la carpeta que tenia mis datos y coloco su bolígrafo en su bata de médico, y saco un caramelo y me lo dio.

─ De verás doctor, que buenas noticias─ celebró papá

─ Señor, necesito hablar con usted ─ y ambos salieron de la habitación.

Por la tarde, mi papá me llevó con él, fuimos a mi colegio, le ordenaron a nana preparar mi equipaje, al fin volvía a casa.

Cuando llegamos a casa, la abuela lloraba, y maldecía, “ves te lo dije” le recriminaba a papá, y desde ese día volví a ser feliz.

Ahora un mes después volvía con papá a la ciudad, tengo cita médica para ver cómo va mi bracito, aunque no me duele, la abuela me da mucha fruta sobre todo lo que tiene Hierro y vitamina C, según porque tengo anemia y mis pulmones quedaron débiles, y aunque estamos en pleno verano siempre al atardecer me obliga usar una sudadera, por si hay cambio brusco de temperatura. Pero hoy es diferente, llegamos a un hotel, solo mi papá y yo, la abuela no le gusta viajar mucho y dice que es muy cansado para ella, por lo que se quedó en casa.

Entramos en una habitación, tiene dos camas, y televisor con canales de caricaturas, me subí a la cama, papá tomo su mochila llevaba muchos papeles.

─ Hija, te quedarás sola en la habitación, porque yo tengo que salir, hacer unos recados de la asociación, ya estas grandecita para cuidarte, y no hables con extraños, no vayas a salir de la habitación─ me miro muy serio, y con cara de preocupado por dejarme sola en una habitación de hotel, pero yo casi tengo 9 años ya soy niña grande, y entendía que no me podía llevar con él.

─ si, papi…pero si me da hambre…─ no tenía mucha, pero el camino fue muy largo y habíamos salido de madrugada desde la casa.

─ le diré a la muchacha de la recepción que te pida una pizza o lo que quieras

─ una hamburguesa, papi ─ salté de felicidad sobre la cama, hoy no como verduras ni frutas, ya estoy harta, aunque sabía que tenía que comerla por mi salud.

─ cuidado niña, te vas a lastimar ─ advirtió papá preocupado como siempre.

─ casi no me duele, mira ─ saque el brazo del cabestrillo que portaba, realmente no sentía dolor, y este yeso me da mucha comezón.

─ Pues, aunque no te duela, tienes que tener cuidado, y no salgas de la habitación, yo voy y vengo en una hora─ se acercó y me dio un beso sobre mi cabeza.

─ si papi ─ asentí con la cabeza, y papá se fue, dejándome sola en la habitación viendo televisión.

 

Una hora después ya estaba aburrida, me había visto todos los canales de la televisión, y mi libro se me había olvidado en casa.

Una muchacha con uniforme, me subió la hamburguesa, al principio la comencé a comer con una ansiedad, pero al quinto bocado, ya estaba muy llena. La muchacha que me acompañaba miró su reloj.

 

─ Niña, segura ¿qué te puedes quedar sola?, mira ya me tengo que ir, tu papi pidió que no te dejemos sola, pero yo tengo clases en la universidad ─ era una chica simpática y el ratito que estuvo conmigo se la había pasado escribiendo en su cuaderno.

─¿universidad?...¿que es eso? ─ ella sonrió




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