Entre acordes de guitarra

Capítulo 7

El silencio se ha apoderado del espacio y creo que he comenzado a sudar. Observo el desastre provocado por mi culpa y me vuelvo hacia Kate, quien me mira con su cara de “no eres más imbécil porque no puedes”.

"Así que, Savanna... ¿Dónde se realizará el concurso? ¿Tiene algún tipo de restricción? ¿Cuál es la logística que se llevará a cabo para las audiciones?"

En el instante que la entrevistadora suelta esas preguntas, todos, incluyendo a Will, nos fijamos de nuevo en el televisor y olvidamos el hecho de que acabo de romper una taza y derramado su contenido.

Al menos, eso quiero creer.

Soy un idiota.

"El concurso se desarrollará por etapas cada sábado por la tarde y transmitido por televisión en vivo. Para participar en las audiciones virtuales, sólo deben enviar sus datos personales y un video cantando a la dirección de correo que aparece en la página o cuentas oficiales de Earth Records. Si el aspirante recibe una respuesta del mismo diciendo que ha calificado, deberá venir a Los Ángeles a demostrar su talento en vivo ante los jueces, quienes decidirán si tiene lo que se necesita para participar en el concurso. Se les dará asilo, comida y todo lo que puedan necesitar en la instalaciones del programa".

Los Ángeles. Mi corazón salta al escuchar al escuchar el nombre de ese lugar que tantos recuerdos me trae, a pesar de que jamás en mi vida he estado allí. Cada palabra de la entrevista resuena en mi cabeza y me es inevitable entrar a una dimensión distinta en la que lo único que puedo pensar es: «Los Ángeles… Concurso… Los Ángeles… Concurso… Los Ángeles… Concurso…»

En mi cabeza todo se nubla y comienzo a ver todo borroso. ¿Qué estaba haciendo?

Siento un manotazo en mi cuello y regreso a la realidad.

—¡Auch! ¡¿Qué demonios sucede contigo Kate?! —Me sobo la zona del golpe. Eso dejará una marca en mi paliducha piel—. Pudiste haber roto mi cuello.

—Ay, lo siento, no era mi intención. —Voltea los ojos—. ¡¿Ya oíste?! ¡Los Ángeles! Te financiarán la estadía allá si concursas. Vamos, no seas tonto. Una oportunidad así no la encontrarás otra vez en tu vida. Lo sabes, ¿no?

—Sí que lo sé. —Inhalo, luego exhalo con fuerza y me alboroto el cabello con frustración. Si participara y en un supuesto remoto, pero en verdad muy remoto, yo ganara, me olvidaría de la universidad, y sería más fácil ayudar a mi madre a conseguir su restaurante. Es mucho en que pensar. Sacudo mi cabeza—. Igual yo... No lo sé. Debo consultarlo con mamá primero, no sé si...

El sonido de mi teléfono en mi bolsillo me interrumpe y miro en la pantalla. Llamada entrante de: “Mamá♡”

Okey, esto en serio es muy extraño. De inmediato imagino miles de escenarios, ha de ser algo importante. Respondo.

—Hola, ¿mamá?

—Hola, cielo. ¿Estás con los chicos? —Escucho un tac, tac, tac, incesante y la visualizo en mi cabeza que está batiendo algo con el teléfono entre el hombro y la oreja.

—No, ahora estoy con Kate en el cafetín donde trabaja.

—Oh, está bien. Cariño, ¿te enteraste de que habrá un concurso de música en Los Ángeles todo pago?

Mi estómago se revuelve.

—¿Cómo supiste lo del concurso?

—¿Lo sabías? —inquiere con tono dolido—. ¿Y, no piensas participar? ¿A caso no te interesa? Lo acabo de ver en un programa de televisión donde estaba hablando esa chica famosa de la que estás obsesionado, cariño.

Jadeo indignado.

—¡Mamá, no estoy obsesionado con ella!

—¡Sí que lo está, señora! —le grita Kate, infiriendo que mamá se refiere a Savanna.

¿A quién más se referiría, si no?

Mamá se echa a reír antes de responder:

—¡Ay! Olvidaba los frijoles. Hablamos cuando llegues, Thiago. 
Sin darme oportunidad a decir algo más, cuelga.

—¿Qué te dijo? —preguntó Kate.

—Bueno... también estaba viendo a Savanna por televisión y se enteró sobre el concurso. Me ha... preguntado si voy a participar.

—¡La señora Helena es la mejor! ¿Lo ves? Todo está de tu lado justo ahora. ¿Quieres más señales para entender que debes levantar tu trasero de la silla y hacer algo por ti? Puedo producir un musical para que lo asimiles más fácil, si prefieres. Lo llamaría: “Entra al condenado concurso de música o te las verás conmigo”.

Río y me levanto de la silla para abrazar a Kate. Mi mejor amiga no es lo que se puede decir una delicada flor, pero es su manera de demostrar que le importan las personas que quiere. Y tiene razón, ya basta de tanto martirio. ¡Voy a entrar al concurso!


●🎙● 
 


 


 


 

No entraré a ningún maldito concurso. ¡¿En qué… estaba… pensando?! 
 


Primero y principal, tengo mucho tiempo sin tocar la guitarra y hasta siento que he perdido el toque. Antes ese instrumento era mi hogar, ahora es como si fuera un objeto desconocido para mí. Lanzo mi guitarra a la cama. Estoy frustrado.  En segundo lugar, llevo tres horas encerrado en mi habitación intentando grabarme en video cantando, pero ni siquiera he podido elegir la canción.

He querido interpretar al menos unas ocho canciones, pero al final ninguna me convence y acabo en el bucle sin fin de la depresión. Además, me debo grabar con la cámara frontal de mi teléfono, lo cual es exasperante ya que se cae cada cinco segundos en la mesa. Y es que su único respaldo es un par de libros apilados.

Esto será más complicado de lo que pensé.

Unos golpes suaves a mi puerta me sacan de mi apocalipsis mental. Cuando la abro, encuentro a mamá con una bandeja de sus perfectas galletas que huelen increíble.

—¿Cómo va la grabación del video?

—Mal. —Tomo una galleta y me la llevo a la boca. Ah, deliciosa. —No puedo concentrarme. Ni siquiera he podido elegir la canción y —digo con la boca llena. Al tragar, continúo—: el teléfono no se queda quieto. Siento que terminaré aventándolo por la ventana.

Si es que no me lanzo por ahí yo primero, por supuesto.



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En el texto hay: humor, musica, amor

Editado: 11.02.2022

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