En el antiguo, pero aún funcional terminal terrestre de la ciudad capital, con su acostumbrada aglomeración de personas, ambiente ruidoso y aire mezclado con el humo saliente del escape de los autobuses, la afluencia de nuevos pasajeros que llegaban al lugar, eran constantemente asediados por vendedores, ayudantes y colectores, que les ofrecían puestos para los distintos destinos del país. Aquellos que finalmente encontraban transporte, pronto se apresuraban a abordar, después de guardar sus equipajes, para así elegir el asiento de su preferencia, que les permitiera sentirse más cómodos durante el trayecto. Dentro de ese grupo de individuos, se encontraban dos personas totalmente desconocidas, quienes estaban a punto de embarcarse en un viaje que cambiaría sus vidas, de una manera que jamás hubieran pensado.
Julián, era un joven arquitecto de cabello corto, piel morena y contextura delgada, que a sus veintiséis años, se había preparado para embarcarse en un largo viaje en autobús hacia la costa oriental del país. Su destino era una población costera, donde tendría la oportunidad de participar en un proyecto urbanístico que tanto había anhelado, y que lo emocionaba profundamente, como aquel niño que se encuentra frente al árbol el día de navidad, esperando poder abrir los obsequios. Apenas subió al autobús, busco un asiento junto a una ventana, su intención era la de entretenerse disfrutando del paisaje, durante las casi ocho horas de trayecto que le esperaban, como aquel espectador que espera apreciar algo de belleza en lo inesperado. Una vez sentado, trató de distraerse mirando al exterior, puesto a qué su mente se encontraba inundada por ese caudal de expectativas provenientes de la oportunidad laboral que le aguardaba, y de ese lugar desconocido que tenía como destino. Este joven arquitecto, mientras se encontraba observando al exterior a través de la ventana, ni siquiera se percató de la persona que se había sentado a su lado.
Una vez que el autobús se puso en marcha, el paisaje urbano poco a poco desapareció de vista, dando paso a campos verdes, árboles y montañas que se observaban a lo lejos, como si las estructuras arquitectónicas diseñadas por los hombres se hubieran desvanecido ante sus ojos, para dar paso a una obra de arte, diseñada por la naturaleza. Julián continuo sumergido en sus propios pensamientos, como si no existiese nadie a su lado, tardando rato largo en notar que junto a él, se hallaba sentada una mujer de cabellos rizados de color castaño, ojos claros, y el rostro lleno de pecas, que constrastaba con el color de su piel, quien ademas se habia instalado en su asiento con una libreta y un boligrafo en mano, preparada para capturar cualquier destello de inspiración oportuna.
Valeria, era un escritora que a sus veinticinco años, ya había logrado publicar su primera novela, y había decidido tomar ese viaje, para desconectarse del bullicio de la ciudad, y sumergirse en un mundo de mayor tranquilidad, que permitiera fluir su creatividad, ya que se encontraba en la búsqueda de inspiración para su próximo libro, como aquella persona que desea encontrar una fuente mágica de la que broten historias únicas y valiosas. Llevaba consigo su libreta y su bolígrafo, prestos para dejarse llevar por la magia de las palabras, en caso de que las ideas nacieran sin previo aviso. Estos jóvenes, se hallaban sumergidos en sus propios pensamientos, ajenos cada uno a la presencia del otro, como si se encontrasen en universos distantes, y no uno al lado del otro, como compañeros de asiento. Sin embargo, a veces al destino le encanta ser caprichoso, y puso en juego otros planes para ellos.
Luego de un poco más de un par de horas de viaje, el chofer del autobús hizo una parada en un pequeño pueblo, según y que para que los pasajeros estiraran las piernas y compraran algo de comer, pero la realidad era que en ese lugar, para él, la comida corría por la casa, siempre y cuando hiciera parada para llevar clientes. Esto resultó ser esa jugada maestra que la casualidad realizó, para cambiar esa indiferencia existente entre los compañeros de viaje.
Julián, en aquella parada se dispuso a comprar un jugo y un emparedado, no por hambre, sino para tratar de calmar la ansiedad que le producía el tanto pensar, sentándose luego en la única mesa a la que le quedaba una silla disponible, aquella donde se encontraba Valeria, quien tomaba un pequeño sorbo de una botella de agua, mientras hojeaba tranquilamente su cuaderno de notas, buscando esa palabra o frase mágica que iniciara ese momento de inspiración que había estado esperando, y disfrutaba al mismo tiempo del aire fresco, en ese breve momento de libertad en medio del trayecto.
Julián, al terminar de comer su merienda, repentinamente fue interrumpido por una pregunta inesperada.
—¿Te imaginas cuántas historias se esconden detrás de cada rostro en ese autobús? —dijo Valeria con curiosidad, observando a Julián con una sonrisa intrigante, como si estuviera develando un misterio oculto.
Julián, se quedó unos instantes sorprendido por esa pregunta que lo sacó de sus pensamientos, pero pronto se atrevió a responder, y luego sonreír amablemente.
—Seguro que muchas. —Mirando fijamente a los ojos de Valeria—. Creó que cada persona tiene su propia historia para contar. ¿No cree usted? —dijo Julián.
De ese modo, inició una conversación espontánea entre ambos, que continuó posteriormente al reanudar el viaje de aquel autobús, dónde compartieron anécdotas, risas y sueños que hicieron que el resto del camino y el transcurrir del reloj volarán, como si el tiempo mismo hubiera dejado de ser relevante ante la magia de su conexión, mientras el sol se ponía lentamente en el horizonte y continuaban su viaje hacia el destino final. Ninguno de los dos había podido imaginar lo que el destino les había deparado el resto del viaje luego de aquella parada, pero algo dentro de ellos, les decía que esa situación inesperada, sería el comienzo de algo especial y significativo en sus vidas.
#490 en Novela contemporánea
#1580 en Novela romántica
triangulo amoroso y drama, amor celos pasado mentiras, engaños mentira celos pasión amor
Editado: 14.04.2025