Entre amor, dudas y traición

Capítulo 4: Un nuevo encuentro.

Julián estuvo bastante ocupado durante la semana; un esclavo más del trabajo, apenas tuvo tiempo para comer o descansar, al punto que se sentía atado a los plazos de sus responsabilidades. Todo lo demás que no estuvo directamente relacionado con la construcción del urbanismo escasamente rondo por su cabeza. Sin embargo, muy de vez en cuando, no faltó por allí aquel instante en el que perdía la concentración y se colaban algunos pensamientos relacionados con Valeria, su deseo más anhelado. También hubo otros que solo sirvieron para ampliar las dudas respecto a lo sucedido con Alexandra, que tan rápido como llegaron a su mente, de igual manera se alejaron porque en vez de aclarar solo oscurecían. Esa semana, su trabajo fue un imán que atrajo toda su concentración, y todo lo demás, parecía no importar, ya que rápidamente era relegado a un segundo plano, aunque su realidad era muy distinta.

No obstante, al llegar el día viernes la intensidad laboral disminuyó, y tuvo el tiempo suficiente para sentarse y analizar bien sus opciones al respecto. Por un lado, recordó ese pequeño instante en el que se encontró de frente con Valeria y como sintió el mundo paralizarse a su alrededor, como si el destino, en sus caprichos, hubiera decidido obsequiarle una nueva oportunidad. Eso hizo que se sintiera invadido por un fuerte deseo de volver a verla y tenerla, como si la chica del autobús tuviera en su poder la parte que necesitaba para complementar su vida. Por otro lado, también pensó en Alexandra, que si bien no era tan elocuente como Valeria, también era muy linda y además de ello, se divirtió mucho junto a ella la noche de la fiesta, dónde el alcohol y la buena música, los guiaron a espacios más íntimos.

Sin embargo, Julián era una persona común que, al igual que muchos otros, tenía una tendencia a valorar más aquello que le costaba obtener, como si fuera necesario sufrir, para encontrar tesoros tan valiosos como el amor y la felicidad. Al final, esa típica manía hizo que la balanza se inclinara a favor de la primera. Pero, llegar a Valeria era un poco más complejo, no veía la forma de lograrlo, un camino difícil al que no le hallaba salida, a menos que lo hiciera a través de Alexandra. Había mucho que meditar allí, para poder manejarse con cuidado y cautela, sin morir en el intento. Mucho riesgo que correr: su nueva oportunidad con Valeria, nació comprometida y, fácilmente, podría perderse ante el delicado equilibrio de la cercana amistad que sostenían ambas féminas.

La mañana del sábado, se reunió para jugar Softbol junto a un grupo de compañeros de la obra, entre los cuales se encontraba Roberto. Entre todos habían conformado un equipo para participar en un campeonato local y así matar un poco el ocio y distraer sus mentes del estrés originado por el trabajo, más que por ser muy competitivos. El campo de juego, a pesar del calor, se convirtió en un lugar de relax y liberación; aunque ese día no ganaron, las risas y bromas entre los integrantes del equipo aligeraron momentáneamente las tensiones acumuladas. Después del juego, entre todos compartieron algunas cervezas para festejar, aunque no por la victoria que no obtuvieron, sino por el compañerismo y la cohesión del grupo; cualquier excusa es muy válida para degustar unas buenas cervezas frías ante el calor implacable. En esos instantes de compartir, Julián aprovechó para charlar un poco con Roberto, quien más que un compañero de equipo, era su leal amigo y un soporte ante la tormenta y el caos laboral.

—¿Tienes planes para hoy? —preguntó Julián, esperando la habitual invitación que Roberto acostumbraba a hacerle.

—¡La verdad es que sí! —contestó Roberto sonriendo—. Esta noche voy a salir con Mariana. —termino diciéndo.

—¿En serio? —preguntó Julián, bastante incrédulo ante la respuesta de su amigo.

—¡Si! Es que esa mujer provoca verla otra vez. —contestó Roberto con malicia, dejando al descubierto las intenciones que tenía en mente.

—Ja ja… ¡hasta que al fin te atrapó una chica! —dijo Julián entre risas.

—¡Bueno, si! Es que ella tiene con qué. —exclamó Roberto haciendo un gesto con las manos para hacer referencia a los atributos de Mariana—. ¿Y tú, qué vas a hacer? —preguntó luego.

—Bueno, había pensado en que fuéramos a un tasca por unos tragos… pero ahora no sé. —contestó Julián.

—¡Tal vez deberías hacer esa invitación a Alexandra! La pasaron muy bien esa noche. —sugirió Roberto.

—Puede que sí… Voy a llamarla para ver qué resulta… pero no sé —contestó Julián—. Pasó algo que no tuve oportunidad de contarte. —termino diciendo.

—Ja ja ja… ¿No me digas que no pudiste con ella? —preguntó Roberto entre burlas.

—¡Es que no me acuerdo de nada! Estaba muy borracho… bueno, al menos se que amanecí con ella —contestó Julián entre risas—. Pero lo peor no es eso, sino que resulta que ella convive con la chica que conocí en el autobús. —agregó.

—¿No puede ser? Que mala suerte tienes… ahí ya no tienes vida. Tal vez deberías olvidarte de esa chica de una vez por todas. —contestó Roberto, con un tono de voz un poco más serio refiriendose a la chica del autobús.

Julián era un joven muy porfiado, alguien que desde pequeño había sido tan terco como una mula y tan ciego como un caballo de hipódromo. Sin embargo, era alguien que no se rendía fácil; cuando se empeñaba en lograr algo, siempre daba su mayor esfuerzo hasta conseguirlo. Aunque las últimas palabras de Roberto resonaban en su cabeza, recordándole que ya era tiempo de desistir, prefirió hacerlas de lado y dar un paso irreversible en el camino hacia Valeria, persiguiendo la senda de su más anhelado deseo y, quizás, también, de unas posibles desilusiones.

Esa tarde, Julián, acostado, muy aburrido en casa, estudió cautelosamente todos los posibles escenarios. Analizó cada movimiento y cada posible resultado como un mariscal de campo y el mejor estratega en la historia, pero al final no logró visualizar alguno en el que alguien no resultara perdedor. Pero aún así, se armó de valor para no arrepentirse, y se la jugó a un todo o nada. Tomó su móvil, buscó entre sus contactos. Luego, marcó una llamada telefónica.




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