entre cada mirada y cada café.

capitulo 6

Cuando lo vi distanciarse me arrepentí de hacer de nuestro encuentro algo tan efímero. Me fui a casa pensando en nuestro próximo encuentro.

***

Dormí con muchas dudas en la mente, desperté con mucho sueño y fatiga, al despertar recordé su mano junto a la mía y de la nada se me ha escapado una sonrisa, todo me parecía fascinante.

Mis compañeros de trabajo pudieron notar mi estado de ánimo rápidamente, uno de mis compañeros no logro contener su curiosidad y me empezó a hacer preguntas.

— ¿Por qué estás tan feliz? ¿Acaso te has enamorado?—pregunto entre risas llenas de picardía.

— ¡Estás loco! Solo que hoy desperté con buen humor—conteste velozmente

—Si claro— replico el en un tono burlista caminando a la cocina.

¿Enamorada?

Ni hablar eso no me puede pasar con él.

***

Pasaron las horas y él no llegaba, prepare muchos cafés esperando de forma inconsciente su llegada, prepare colada tras colada, creme mucha leche durante toda la mañana y él no me daba ninguna señal de vida.

¿Sera que hoy no piensa venir?

Me pregunte un poco decepcionada.

Ilógicamente lo quería volver a ver así sea desde lejos pues eso realmente no me importaba. No tardó en llegar mi hora de salida.

Para mi sorpresa, lo vi entrar por esa puerta con una mujer muy guapa, hasta el punto de que todos mis compañeros se detuvieran a verla.

De un momento a otro pase de estar ansiosa, a estar con una extraña sensación de rabia en el pecho, no soportaba verle con aquella mujer.

¿Será su esposa? Me recrimine miles de veces en mi interior.

Desde la barra lo vi pedir, un macchiato y un café italiano, y para aumentar más mi confusión, ordeno una torta red velvet cosa que él nunca hacía. El acercarse a la barra, me saludo de una manera muy amable.

— ¿Cómo estás?

Yo, con gesto serio le dije—Pues bien cómo ve estoy trabajando; me indica su pedido ¿por favor?

— ¿Te pasa algo? — pregunto Marcos mirándome a los ojos

—No, nada.

El con mi respuesta no dijo nada más, solo me miro con gesto serio y se fue con ella.

Se sentaron en unas de las mesas, él se veía tan contento y tan radiante, ella se veía perfectamente. Compartía la misma felicidad que el; Duraron mucho tiempo charlando.

Hasta que por fin llego mi hora de salida, y ellos aún seguían conversando.

No aguante más y me fui rápidamente. Mi cambio de ánimo era muy notable, todos mis compañeros se miraron extrañados sabían muy bien que me había pasado algo pero prefirieron no preguntar.

Al salir camine por los alrededores de la tiendas, eche un vistazo y ellos todavía seguían ahí; cuando ya me iba a ir Marcos me llamo por mi nombre haciéndome una seña de que me acercara.

Por un momento dude, no quería incomodarlo ni a él ni a ella con mi presencia pero pensé que si me llamaba era por alguna razón; me acerque y lo salude nuevamente.

—Te quiero presentar a alguien—dijo mirándome a los ojos—Ella es una amiga muy especial para mí y quería que la conocieras

— ¡Hola! Mucho gusto—dije a ella entre dientes.

Ella con mucho entusiasmo, me saludo me trato muy bien incluso me invito a quedarme con ellos, yo para no parecer mal educada acepte su invitación.

— Me han hablado mucho de ti.

— ¿Sí?—le pregunte a ella muy extrañada

— Si, tienes a mi amigo enamorado—dijo ella entre risas.

Marcos no dijo nada pero sus mejillas se enrojecieron al instante, me miró fijamente a los ojos produciendo en mí un sentimiento de incertidumbre que no había experimentado jamás en mi vida.

Yo solo pude reírme a causa de los nervios que me hacían sentir como una tonta, lo tome como una broma de ella pero al mismo tiempo sentía que ella me decía la verdad.

—no bromes de esa forma— dije con una sonrisa radiante

—ella no está bromeando—dice el mientras come un pedazo de pastel, y al mismo tiempo me mira con una mirada desafiante.

Esa mirada del me dejo muy confundida, no entendía lo que me quería decir me pregunte ¿será que está jugando conmigo? De verdad que toda esta situación creaba en mi ser mucha confusión.

—Mejor es que me vaya, ya se está haciendo tarde—dije tartamudeando.

—Sí, es mejor que nos vayamos.

—No hay necesidad, pueden quedarse ustedes.

—No, yo te acompañare a casa— dijo el levantándose de la mesa.

Los tres salimos de la tienda. Ya se estaba haciendo de noche, no podía creerme de que el me acompañaría a casa, mi corazón se sentía de alguna manera emocionado y confuso.

Su amiga de un momento a otro se despidió de nosotros, solo tomo un taxi y se despidió de cada uno con un beso en la mejilla dejándonos solos.

—Lo mejor es que me vaya sola a casa, Marcos

—No, yo te dije que te acompañaría y eso voy a hacer.



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En el texto hay: adultojoven, un amor imposible, amor

Editado: 16.04.2019

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