entre cada mirada y cada café.

Capitulo 12.

Colada tras colada, café tras café sinceramente todo me recuerda a él, ya hace una semana que recibí esa llamada tan extraña en la que solo pude escuchar su voz melodiosa, ya habían pasado exactamente 7 días; donde fui a aquella fiesta donde conocí a Daniel. Un chico muy lindo y amable que hizo de mi tristeza algo más llevadero.

En mi semana no hubo nada innovador del trabajo a la casa y viceversa pensé toda la semana en marcos me pregunte  en donde estaría y el porqué de su desaparición eso me estaba volviendo más loca que antes.

***

Incluso hasta en el trabajo pensaba en él, extrañaba tanto prepararle su café…

Pensando y pensado paso algo que pensé que nunca ocurría Daniel el chico que había conocido en la fiesta estaba  entrando a la tienda y apenas me vio fue a saludarme, no puedo negar que él era muy guapo, su sonrisa hizo que me pusiera nerviosa por un breve momento.

Me saludo con un beso en la mejilla así como la primera vez que nos vimos.

 

—Hola, ¿Cómo estás?—me pregunto rápidamente.

 

—Bien—Conteste secamente.

 

—Veo que estas algo ocupada— Dijo mientras sus mejillas enrojecían

 

No pude contener la risa, sus mejillas habían enrojecido como un tomate.

 

— ¿Si quieres hablamos en un rato? ¿Qué te parece a la hora del almuerzo?—Su cara paso a ser roja, a pálida como toda su piel no entendía el por qué reaccionaba tan abruptamente cada vez que le decía alguna cosa.

 

—Está bien, entonces te espero—Dijo

 

Daniel,  me miro por un segundo más  y fue a sentarse en una de las tantas mesas de la tienda, casualmente se sentó enfrente  de mí en una delas mesas que era de madera y era una de esas alargadas.

Yo seguía trabajando como siempre ya eran las 11:45 am, ya me faltaba muy poco para ir a almorzar.

Como de costumbre siempre salía almorzar al medio día ya faltaba muy poco tiempo.

 

Mientras  preparaba un café mokaccino para un cliente, sentía profundamente que alguien me observaba con gran detenimiento; no pude aguantar mi curiosidad y el que me miraba con tanta intensidad era Daniel, no me quitaba los ojos de encima ni un segundo, su mirada era penetrante y atrayente al mismo tiempo, su rostro blanco y pálido se iluminaba aún más, me miraba y sonreía pícaramente miradas  que por hicieron que derramara un poco de café en el mesón de la cafetera.

 

Me sentí como una tonta, mis compañeras se rieron de mi torpeza, el cliente no paraba de reírse que vergüenza estaba pasando y todo por culpa de él que no te dejaba de mirarme.

Limpie como pude el desastre que había hecho, en poco tiempo termine de hacer el café mokaccino y se lo di al cliente en sus manos no podía contener la vergüenza que se reflejaba

En mi rostro.

 

El tiempo paso muy rápido ya era la hora de almorzar, mis compañeras y yo salimos rápidamente solo teníamos una hora para almorzar Daniel, seguía esperándome tal y como me había dicho.

 

Yo Salí junto con mis compañeras, ellas se sentaron en otra mesa y yo me senté con Daniel, que cuando observo que me iba a sentar junto a él me sonrió amablemente.

 

— ¡Buen provecho!—Dijo

 

— ¡Gracias!—Dije siendo muy amable.

 

Hubo un momento de silencio, mientras comía y saboreaba mi comida despacio.

 

 Daniel, rompió el silencio; mientras me miraba y me detallaba cada vez más, Daniel era muy apuesto no lo puedo ocultar, estando cerca de él me sentía de alguna manera nerviosa, era tan dulce y tan amable que me hacía sentir protegida ante su grata presencia.

 

—Me alegra haberte conocido aquella noche de la fiesta—Dijo con una inmensa alegría en sus palabras.

 

— ¿Por qué? ¿Acaso soy alguien especial?—Pregunte muy sorprendida, pues era el prácticamente un desconocido.

 

—Eres increíble—dijo rozando sus manos con las mías

 

—Gracias, por decir que soy increíble pero no estoy para escuchar esto, en estos momentos.

 

—Perdón si te e incomodado—Dijo sacudiéndose la cabeza.

 

—No te disculpes, creo que ahora soy yo la que tiene que disculparse.

 

El me miro y solo soltó una carcajada, y yo se la devolví de la misma manera, a pesar de mis duras palabras el no cambio en ningún momento de actitud, eso de alguna manera me hacía sentir atraída hacia el, pero aun no dejaba de pensar en Marcos, su llamada habían revuelto todos mis sentimientos.

 

Daniel, trataba de hacerme sonreír de todas las maneras posibles hablamos de todo como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo, de verdad que desde el momento en que lo conocí todos los momentos con el siempre eran divertidos.

 



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En el texto hay: adultojoven, un amor imposible, amor

Editado: 16.04.2019

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