Entre caprichos y antojos

Capítulo V

La mesa del restaurante estaba elegantemente preparada, con manteles blancos y cubiertos relucientes dispuestos en línea. Allan, Ángel y Lily aguardaban con nerviosismo a sus invitados, expectantes por el encuentro que se avecinaba. No pasó mucho tiempo antes de que dos caballeros entraran por la puerta, atrayendo todas las miradas hacia ellos.

Eran Pierre y Louis Roussel, padre e hijo, dos figuras imponentes que irradiaban una aura de elegancia y autoridad. Pierre, el patriarca de la familia, llevaba un traje negro a medida que realzaba su porte distinguido, mientras que Louis, su hijo, lucía igualmente impecable con un atuendo a juego. Ambos emanaban una presencia magnética que capturaba la atención de todos en la sala.

Lily, con su habitual gracia y aplomo, se adelantó para dar la bienvenida a sus distinguidos invitados. Con un perfecto francés que fluía de sus labios, hizo las presentaciones formales, aunque los Roussel expresaron su sorpresa al descubrir que podían comunicarse en español, su lengua materna.

—¡Qué sorpresa! No esperábamos encontrar a alguien que hable nuestro idioma aquí —exclamó Pierre con una sonrisa amistosa, aliviado de poder conversar sin barreras lingüísticas.

Lily asintió con cortesía, agradecida por la comodidad que esta revelación aportaba al encuentro. Con una mezcla de español y francés, la conversación fluía con naturalidad, creando un ambiente de camaradería y entendimiento mutuo.

Allan y Ángel se sumaron a la conversación, compartiendo anécdotas y detalles sobre el negocio que los había reunido. Los Roussel escuchaban con atención, mostrando interés genuino en cada palabra pronunciada. Pronto, la tensión inicial se disipó, dando paso a una atmósfera de colaboración y confianza.

A medida que avanzaba la cena, las risas y los intercambios amigables llenaban la mesa, creando un vínculo entre los presentes que trascendía las diferencias culturales y lingüísticas. Para Lily, Allan y Ángel, este encuentro representaba más que una simple reunión de negocios; era el inicio de una relación que prometía ser fructífera y beneficiosa para ambas partes.

La conversación se adentró en los detalles de la negociación, y Allan, con seguridad, delineó cada una de las pautas que Villarreal & Díaz Corporación ofrecía. Sin embargo, los Roussel no parecían del todo convencidos por las propuestas presentadas. Fue entonces cuando Lily, con su habitual destreza y agilidad, intervino para complementar la explicación de Allan.

Con un dominio impresionante de las cifras y los detalles del proyecto, Lily destacó las ventajas y garantías que ofrecía la empresa, subrayando que ninguna otra compañía del ramo podía igualarlas. 

—Los costos propuestos por Villarreal & Díaz Corporación son adecuados para el proyecto en cuestión, y les aseguro un retorno de inversión óptimo para los Roussel —enfatizó mientras sus palabras resonaban con claridad, y poco a poco se percibía un cambio en la actitud de los Roussel. Sus expresiones se suavizaron y sus gestos se tornaron más receptivos. 

—Aceptamos, yo al menos estoy convencido —declaró Pierre.

—Cómo no, padre, si acá  nos han traído una diosa para convencernos —declaró el hijo mientras le hacía un guiño a Lily, quien le devolvió una sonrisa por el cumplido bajo la atenta mirada de Allan, que luchaba por esconder su enojo.

—Quiero felicitarlos porque el dominio y el profesionalismo que ha mostrado su colega se ven poco hoy día —agregó el patriarca de los Roussel refiriéndose a Lily.

—No son los primeros que quedan impresionados ante la destreza de nuestra colega, es nuestra arma oculta. —Intentó suavizar el ambiente Ángel, quien conocía a su amigo y sabía que estaba a punto de estallar.

Finalmente, convencidos por los argumentos presentados, decidieron firmar el contrato que sellaría la asociación entre ambas empresas.

Con el acuerdo sellado, los Roussel propusieron un brindis para celebrar el éxito de la negociación. Sin embargo, al ofrecerles champán, Lily declinó cortésmente, explicando que no podía consumir alcohol debido a razones personales. En su lugar, optó por un jugo, brindando con elegancia junto a sus colegas por el comienzo de una colaboración fructífera.

El brindis marcó el punto culminante de la reunión, llenando el lugar con un aura de satisfacción y anticipación por el futuro. Para Allan y Ángel, este momento representaba la culminación de meses de arduo trabajo y dedicación, así como el inicio de una nueva etapa llena de oportunidades y éxito empresarial. Para Lily, era el escenario perfecto para en un terreno neutro mostrar sus capacidades, pues aspiraba a más que ser la secretaria del ogro de la empresa.

La atmósfera en la sala se tornó animada después de la firma del contrato. Louis Roussel, con una sonrisa galante, se dirigió a Lily con un brillo travieso en los ojos.

—Lily, ¿qué te parece si celebramos esta nueva alianza con unos tragos? Conozco un lugar encantador, no muy lejos de aquí, que me recomendó un amigo. —Antes de que pudiera responder, Allan intervino con una sonrisa que parecía más una mueca de posesión.

—¡Excelente idea, Louis! Podemos ir a un lugar exclusivo que conozco, ¿verdad, Lily? Sería una fantástica forma de celebrar esta nueva colaboración. —Ángel, notando la actitud posesiva de su amigo, decidió intervenir para disimular la situación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.