Allan se levantó de su asiento en el área VIP, tratando de ocultar su incomodidad mientras se encaminaba a la pista de baile donde Lily y Louis seguían moviéndose al ritmo de la música salsa. Respiró hondo, intentando controlar las emociones que bullían dentro de él, y se acercó con paso decidido.
—Disculpa, Louis. ¿Te importaría si bailo un momento con Lily? —preguntó Allan, tratando de mantener la compostura mientras se dirigía al francés con una sonrisa forzada. El francés asintió con cortesía, aunque no le gustó la idea de ceder su lugar.
—Por supuesto, Allan. Baila un rato con ella. No hay problema —respondió Louis con amabilidad, antes de alejarse con una sonrisa cordial. Lily, sorprendida por la intervención de su jefe, lo miró con curiosidad mientras él extendía una mano hacia ella con una sonrisa tensa en el rostro.
—¿Te gustaría bailar conmigo, Lily? —preguntó, intentando ocultar su turbación detrás de una máscara de indiferencia. Ella asintió con una sonrisa cautelosa, notando la incomodidad su expresión. Aceptó su mano y se acercó a él, tratando de descifrar lo que estaba sucediendo en su mente.
—Por supuesto, Allan. Me encantaría bailar contigo —respondió con amabilidad, dispuesta a seguir adelante con el gesto amistoso de su compañero de trabajo. Comenzaron a moverse al ritmo de la música, aunque la tensión entre ellos era palpable. Allan trató de relajarse y disfrutar del momento, pero no pudo evitar sentir una sensación de malestar en el fondo de su ser.
—¿Estás bien, Allan? Pareces un poco tenso —comentó ella, notando la rigidez en los movimientos de su compañero de baile. Él asintió con una sonrisa forzada, tratando de mantener la compostura.
—Sí, estoy bien. Solo un poco distraído, supongo. Agotado por los acontecimientos, la firma del contrato me ha tenido tenso. Por suerte lo conseguimos —respondió él, buscando una excusa para su incomodidad.
Lily lo observó con curiosidad, sintiendo que algo no estaba bien, pero decidió no presionarlo más. Continuaron bailando en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos y emociones.
De pronto la música cambió a un tema romántico, Allan aprovechó la oportunidad para acercarse más, permitiéndose disfrutar de la cercanía entre ellos. Con cada movimiento, podía sentir el calor de su cuerpo, la suavidad de su piel, y un cosquilleo de emoción recorría su espina dorsal.
Se siente abrumado por la belleza de su compañera, por la música que los envuelve en un abrazo invisible, pero al mismo tiempo, su corazón late con la angustia de lo que no puede expresar.
Cada giro, cada roce de manos, cada mirada compartida es un recordatorio de lo que podría ser si tan solo tuviera el coraje de revelar sus sentimientos.
En medio de la música y el baile, lucha con la dualidad de sus emociones, tratando de disfrutar el momento presente mientras se debate en el conflicto interno que lo consume. Pero a pesar de todo, sigue bailando con ella.
Lily, sorprendida por su proximidad repentina, levantó la mirada para encontrarse con la intensidad de sus ojos. Una corriente eléctrica pareció pasar entre ellos en ese instante, cargando el aire con una energía palpable.
—¿Estás seguro de que estás bien? —preguntó, su voz suave y preocupada mientras se perdía en la profundidad de su mirada. Él se esforzó por mantener la compostura, pero su cercanía estaba comenzando a desarmarlo por completo. Tragó saliva, luchando contra el torbellino de emociones que lo invadía.
—Sí, estoy bien. Solo estoy disfrutando el momento contigo —respondió, con su voz apenas en un susurro mientras se dejaba llevar por la música y la proximidad de ella.
Lo miró con curiosidad, sintiendo la intensidad del momento entre ellos. La música parecía envolverlos en un abrazo invisible, creando una atmósfera de complicidad y emoción compartida.
Sin decir una palabra más, continuaron bailando en silencio, permitiéndose perderse en el momento presente. Cada movimiento era un eco de sus emociones, una expresión silenciosa de la conexión que compartían.
Mientras tanto, en el área VIP, Ángel observaba la escena con una sonrisa de complicidad, consciente del cambio sutil que estaba ocurriendo entre sus amigos.
Louis se aproximó a Ángel con una mirada inquisitiva, notando la expresión preocupada en el rostro de su amigo.
—¿Pasa algo con Allan? Lo notó tenso y molesto —preguntó Louis en voz baja, inclinándose hacia Ángel para evitar que alguien escuchara su conversación.
Ángel suspiró, consciente de que no podía ocultar la verdad.
—Ha sido un día largo para él. Todo lo de la firma del contrato lo ha mantenido tenso, más los problemas normales del trabajo —respondió, buscando las palabras adecuadas para explicar la situación.
Louis asintió con comprensión, sabiendo lo difícil que podía ser lidiar con conflictos profesionales y la tensión que generan las expectativas de un nuevo proyecto.
—Entiendo —sugirió Louis, pensativo, ya que intuía que algo no estaba bien.
—Una vez que vuelvan de la pista, te acompañaré a tu hotel. Mientras tanto, Allan puede encargarse de llevar a Lily a casa, así descansaremos, ha sido una larga jornada. Mañana será otro día ropuso Ángel, buscando el consentimiento de su interlocutor.
Editado: 24.03.2024