Durante los siguientes meses, Alfonso continuó apareciendo en momentos clave de la vida empresarial de Vielka, siempre como un apoyo sutil, evitando presionarla. Utilizó su influencia y contactos para abrirle oportunidades en las que pudiera lucirse y demostrar su capacidad. Por ejemplo, gestionó un acuerdo que involucraba una campaña de alto perfil, asegurándose de que el proyecto fuera manejado por la empresa de Vielka.
Una de las oportunidades más impactantes llegó en una convención nacional de empresarios, a la cual Vielka fue invitada para exponer su estrategia de mercadotecnia en un panel de expertos. Alfonso había organizado el evento, aunque ella desconocía su implicación. El discurso de Vielka fue uno de los más comentados, y su trabajo recibió elogios de otros líderes empresariales que antes no habían notado su presencia en el mercado. Vielka se sintió en la cima, llena de energía y orgullo, y en el fondo sabía que Alfonso estaba detrás de esa oportunidad.
Tras el evento, Alfonso la encontró en uno de los pasillos del recinto. Vielka lo miró, aún llena de la emoción de la jornada.
—Sabes, Vielka, que no siempre es fácil abrir camino en estos lugares. Pero tú lo has hecho con una naturalidad impresionante.
Vielka sonrió, dándose cuenta de que cada vez que estaba con él, el impulso hacia la cima parecía más tangible.
—Alfonso, agradezco el apoyo… aunque estoy empezando a pensar que quizás todo esto ha sido parte de un plan tuyo para que yo esté aquí —dijo, sin perder su sonrisa.
Alfonso, mirándola fijamente, contestó en un tono suave:
—Quiero verte llegar a donde mereces, eso es todo. No me interesa ser una sombra para ti, sino una herramienta que puedas usar para lograr lo que desees. Estoy aquí para apoyarte, nada más.
Vielka sintió la sinceridad de sus palabras y un estremecimiento recorrió su piel. La conexión entre ellos iba más allá de la atracción física; ahora sentía que había una alianza tácita en la que ambos compartían un objetivo. Esa noche, lejos de su ciudad, la pasión volvió a surgir con una intensidad renovada, pero también con una nueva dimensión de intimidad y complicidad.
Durante los siguientes días, Alfonso no dejó que la comunicación se interrumpiera. Estaba presente en cada momento significativo de la carrera de Vielka, y en cada uno de esos encuentros, le recordaba que tenía en él a alguien que creía profundamente en su capacidad. La forma en que la miraba, con admiración y deseo, hacía que Vielka sintiera una confianza en sí misma que nunca había experimentado antes. Al mismo tiempo, Alfonso supo mantener el equilibrio, dejándola brillar sin imponerse, logrando que Vielka lo viera como una figura constante en su crecimiento.
Los encuentros clandestinos continuaron, siempre en momentos cuidadosamente escogidos por Alfonso. Cada uno de esos encuentros era más intenso que el anterior, llenando a Vielka de una pasión que la hacía sentir viva de una manera que no experimentaba en su vida con Artemio. Poco a poco, comenzó a ver a Alfonso no solo como una aventura o un deseo, sino como una opción que podía darle todo lo que deseaba, tanto personal como profesionalmente.
Alfonso comprendió que había logrado un avance importante en su estrategia, y estaba dispuesto a continuar, paso a paso, hasta que la influencia sobre la vida de Vielka fuera tan fuerte que ella no pudiera imaginar su éxito sin él.
Editado: 23.11.2024