Entre Goles y Corazones ( kevin alvarez )

Capítulo 4: Un Nuevo Compás

La rutina de entrenamientos y partidos seguía siendo intensa, pero algo había cambiado en mi día a día. Kevin. Su presencia se había vuelto constante, aunque discreta. Siempre encontraba una excusa para pasar por la cancha o quedarse después de sus entrenamientos. Poco a poco, nuestras conversaciones se habían convertido en la parte más esperada de mi jornada.

Era extraño, casi incómodo, darme cuenta de cuánto disfrutaba estar cerca de él. Toda mi vida había girado alrededor del fútbol, y nunca me había permitido mirar hacia otra dirección. Sin embargo, con Kevin era diferente. No podía negar que había algo especial entre nosotros, aunque aún no entendía qué era exactamente.

Ese día en el club, después de la práctica, Kevin me esperó junto a la entrada. Me detuve, sorprendida de verlo ahí tan relajado, apoyado contra la pared con una sonrisa que parecía iluminarlo todo.

-¿Otra vez espiando? -pregunté, bromeando mientras me acercaba.

-No, esta vez tengo una invitación. -Su sonrisa se ensanchó-. ¿Tienes planes esta tarde?

-Depende. ¿Qué tienes en mente?

-Hay un lugar cerca donde preparan unas hamburguesas increíbles. Pensé que tal vez podrías darme tu opinión como crítica culinaria.

Reí suavemente. Era raro que alguien me invitara a salir sin que el fútbol estuviera en el centro de la conversación. Dudé por un segundo, pero al final, la curiosidad me ganó.

-Está bien. Pero si no son tan buenas como dices, no te dejaré olvidarlo.

-Trato hecho.

Una tarde diferente

El lugar era pequeño y acogedor, con paredes decoradas con fotografías antiguas de la Ciudad de México. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, y mientras esperábamos nuestras órdenes, la conversación fluyó con una naturalidad que me sorprendía cada vez más.

-¿Siempre fuiste mediocampista? -preguntó Kevin, apoyando los codos sobre la mesa mientras me miraba con atención.

-No, en realidad empecé como delantera. Pero con el tiempo descubrí que me gustaba más estar en el medio del campo, controlando el juego. ¿Y tú? ¿Siempre quisiste ser lateral?

Él asintió con una sonrisa.

-Siempre. Me encanta correr, anticipar jugadas, recuperar el balón. Pero también me gusta apoyar en el ataque. Hay algo emocionante en ser la conexión entre la defensa y el gol.

Su pasión por el fútbol era evidente, y eso me hacía sentir más conectada con él. No era solo un jugador talentoso; entendía lo que significaba vivir para este deporte.

Cuando llegaron las hamburguesas, me sorprendió lo buenas que eran. Kevin me observaba con una sonrisa triunfante mientras daba el primer mordisco.

-¿Qué tal? -preguntó.

-No está mal. Tal vez tenías razón.

-Tal vez, ¿eh? -bromeó-. Eso suena como una victoria para mí.

Pasamos horas en el lugar, hablando de todo y de nada a la vez. Desde nuestras familias hasta los momentos más difíciles de nuestras carreras. Me sorprendió lo fácil que era abrirme con él, algo que no solía hacer con nadie fuera de mi equipo o mi familia.

Un momento inesperado

Cuando salimos del restaurante, el sol ya comenzaba a ocultarse, pintando el cielo de tonos naranjas y rosados. Caminamos un rato por las calles cercanas, disfrutando del silencio cómodo que se había instalado entre nosotros.

-Gracias por invitarme, Kevin. La verdad es que necesitaba una tarde como esta.

Él me miró, y por un momento, su sonrisa desapareció, reemplazada por una expresión más seria.

-¿Sabes, Valeria? Creo que necesitaba esto tanto como tú.

Me detuve, sorprendida por sus palabras y por el tono sincero con el que las dijo. Había algo en su mirada que me hizo sentir vulnerable, como si pudiera ver más allá de lo que yo estaba dispuesta a mostrar.

-¿Por qué dices eso? -pregunté, tratando de mantener la compostura.

-Porque a veces, entre tanto entrenamiento y tanta presión, olvidamos que también somos personas. Que podemos disfrutar momentos simples como este.

Su respuesta me dejó sin palabras. No era algo que esperaba escuchar, pero sabía que tenía razón. Habíamos pasado tanto tiempo luchando por nuestros sueños que, a veces, olvidábamos disfrutar el camino.

Esa noche

Al llegar a casa, me sentí más ligera de lo que me había sentido en mucho tiempo. Había algo en Kevin que me recordaba que no todo en la vida era competencia, que también había espacio para el disfrute, para las conexiones humanas.

Abrí mi libreta, como siempre, pero esta vez, las palabras fluían de manera diferente:

"Hoy descubrí que el fútbol no es lo único que puede llenar mi corazón. Kevin me está mostrando algo nuevo, algo que nunca pensé que necesitaría."

Guardé la libreta, apagando la luz de mi habitación con una sonrisa en los labios. No sabía qué rumbo tomaría esta historia, pero por primera vez, estaba dispuesta a dejar que las cosas fluyeran.



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En el texto hay: amor, futbol, america

Editado: 07.02.2025

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