Entre Goles y Corazones ( kevin alvarez )

Capítulo 8: Tormentas y Calma

El fútbol es una montaña rusa: un día estás en la cima y al siguiente te encuentras luchando por no caer. Esa semana, tras la victoria contra Tigres, todo parecía ir bien, pero los problemas no tardaron en aparecer.

La presión de los rumores sobre mi relación con Kevin seguía aumentando. Las redes sociales eran un hervidero de especulaciones, y aunque intentaba ignorarlo, no podía evitar sentirme afectada.

Durante el desayuno en el comedor del club, Daniela se sentó frente a mí con su usual actitud despreocupada.

-Vale, ¿ya viste lo que están diciendo en Twitter? -preguntó, mostrándome su teléfono.

En la pantalla, había una foto de Kevin y yo en el parque donde nos habíamos encontrado días atrás. Estaba acompañada por un titular llamativo: "¿La nueva pareja del fútbol mexicano?"

Suspiré, dejando mi tenedor a un lado.

-Es ridículo. Ni siquiera estábamos haciendo nada malo.

-No es lo que dicen los medios lo que importa, Valeria. Es cómo manejas esto -respondió ella, dándome una mirada seria.

Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil.

Tensión en el vestidor

Esa tarde, el ambiente en el vestidor era tenso. Algunas de mis compañeras, que antes solían bromear conmigo, ahora parecían distantes. Daniela, como siempre, estaba a mi lado, pero no podía ignorar las miradas y los murmullos.

Mientras me ataba los tacos, escuché a una de las chicas hablar en voz baja con otra:

-Es buena, pero si sigue así, la atención va a desviarse del equipo.

Las palabras me golpearon más fuerte de lo que esperaba. ¿Era eso lo que pensaban de mí? ¿Que estaba siendo una distracción?

Decidí no decir nada y me concentré en el entrenamiento, pero sentí que cada movimiento era juzgado.

Un momento de claridad

Esa noche, después de una larga sesión de gimnasio, Kevin me llamó.

-¿Cómo estás? -preguntó, con ese tono cálido que siempre lograba calmarme.

-He tenido mejores días -admití.

-¿Qué pasó?

Le conté sobre los rumores, las miradas en el vestidor, y cómo empezaba a sentir que todo estaba saliéndose de control. Kevin escuchó en silencio, sin interrumpirme, y cuando terminé, dijo:

-Valeria, sé que es difícil, pero recuerda por qué estás aquí. Eres una jugadora increíble. No dejes que esto te haga dudar de ti misma.

Sus palabras me dieron algo de consuelo, pero aún sentía que necesitaba hacer algo para recuperar el control.

Enfrentando los rumores

Al día siguiente, decidí hablar con el entrenador. Después de la práctica, me acerqué a él mientras revisaba sus notas.

-¿Tienes un minuto?

-Claro, Valeria. ¿Qué pasa?

Respiré hondo antes de responder.

-Sé que hay muchos rumores sobre mi vida personal, y quiero asegurarme de que eso no afecte al equipo.

El entrenador me miró con seriedad antes de responder.

-Valeria, eres una de las jugadoras más importantes que tenemos. Lo que hagas fuera del campo es tu asunto, siempre y cuando no afecte tu rendimiento. Pero también tienes que aprender a manejar la presión que viene con ser una figura pública.

Asentí, agradecida por su apoyo, pero también sabía que tenía que demostrar que estaba completamente enfocada en el equipo.

Una prueba en el campo

El próximo partido era contra Monterrey, un equipo que siempre nos daba problemas. Desde el primer minuto, se notaba que sería un juego complicado. Las rivales presionaban alto, y cada pase parecía ser un desafío.

En el minuto 60, con el marcador en 0-0, recibí un pase largo de Daniela. Conduje el balón hacia el área, esquivando a dos defensoras antes de disparar. El balón golpeó el poste y salió.

Frustrada, miré al cielo, tratando de controlar mi enojo. Sabía que no podía permitirme perder la concentración.

En el minuto 85, con el partido casi terminado, tuve otra oportunidad. Esta vez, me enfoqué en mantener la calma. Con un disparo preciso, el balón entró al ángulo, asegurando nuestra victoria.

Mientras celebrábamos, sentí que algo dentro de mí se acomodaba. Había demostrado que mi enfoque seguía siendo el mismo, a pesar de todo.

Una charla necesaria

Esa noche, Daniela y yo nos quedamos hablando en mi departamento.

-¿Sabes? -dijo ella, mientras tomaba un sorbo de su té-. Creo que a veces subestimamos lo fuertes que somos. Lo estás haciendo bien, Vale.

-Gracias, Dani. Pero no puedo evitar sentir que estoy caminando en una cuerda floja.

-Es normal. Lo importante es que no pierdas de vista lo que realmente importa. Y, si me permites decirlo, creo que Kevin está siendo un buen apoyo para ti.

Sonreí, pensando en él.

-Lo es. Pero aún no sé cómo manejar todo esto.

Daniela me dio una palmada en el hombro.

-Paso a paso, amiga. Paso a paso.



#482 en Fanfic
#5436 en Novela romántica

En el texto hay: amor, futbol, america

Editado: 07.02.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.