Entre las nubes del adiós

Capítulo 4

Escondida en un rincón de la galería, Fadia observaba cómo Smith charlaba animadamente con Jerome, se sentía como una tonta por escabullirse como lo haría un vulgar ladrón.

Tonta, tonta, tonta, repitió una y otra vez en su cabeza. Quería que el piso se abriera y se la tragara, acababa de hacer el ridículo delante del hombre que le gustaba.

Por el rabillo del ojo, Smith podía apreciar a la gatita escurridiza que lo observaba a escondidas desde el rincón. La situación inusual le resultaba bastante divertida.

«Qué chica tan rara», reflexionó antes de volver a centrar toda su atención en su conversación con Jerome.

Luego de escapar de la situación irreal en la que se vio envuelta, Fadia se aseguró de no volver a cruzarse con ninguno de los dos hombres. Haber tenido la oportunidad de interactuar con el hombre de sus sueños y con el artista al que admiraba, era sin duda alguna lo mejor que le había pasado en toda su existencia. Ahora más que nunca estaba segura de que viajar a Florencia fue la mejor decisión que pudo haber tomado en su vida.

―¿Por qué te ves tan feliz? ―le preguntó Sofía al verla sonreír.

Fadia pegó un saltito; era la segunda vez ese día que era pillada, desprevenida.

―¿Sucedió algo malo? La llamada fue bastante larga.

Respondió a la pregunta de su hermana con otra; no le apetecía hablar con Sofía sobre lo que había sucedido durante su ausencia.

Sofía tardó en responder lo que encendió las alarmas en Fadia.

―Lo lamento, debo regresar a Milán de inmediato; hubo un problema en una de las sucursales de la compañía y Dabir quiere que yo me haga cargo. Me temo que nuestro viaje tendrá que terminar.

Las palabras de Sofía no le sentaron bien; ella entendía que su hermana tuviera que marcharse, pero no comprendía por qué su viaje tenía que llegar a su fin.

―Voy a quedarme, tú puedes irte, no pienso cambiar mis planes. ―Estaba decidida a vivir plenamente su aventura en Florencia.

―¿Estás segura de que no tendrás ningún problema en quedarte aquí sola?

La idea de dejarla sola no le agradaba mucho; sin embargo, las órdenes de su hermano mayor eran esas.

―Completamente, ya soy una adulta; además, no estaré sola, aún me queda la compañía del chofer que Dabir contrató.

―Pero aun así…

Fadia no la dejó terminar; sabía que, si lo permitía, su hermana le daría más de mil razones por las que no era conveniente que se quedara sola.

―Sofía, voy a estar bien, no me va a pasar nada malo por quedarme sola un par de días.

―De acuerdo, me iré; sin embargo, recuerda que si algo pasa, no dudes en llamar, vendré de inmediato ―, la abrazó.

―Vamos, deja de perder el tiempo y vete, tienes trabajo que hacer.

Antes de separarse de su hermana, Sofía le hizo prometer que no haría nada que pusiera su vida en riesgo.

―Te lo prometo, ahora deja de desperdiciar el tiempo conmigo y vete.

Sofía dudó por un segundo, pero al final terminó marchándose. Una vez fuera de la galería, se puso en contacto con su hermano.

―Hice lo que me pediste, ahora iré al hotel para recoger mis cosas. Espero que sepas lo que haces.

―Fadia merece vivir su experiencia como una persona normal, no necesita una niñera. Nuestra madre todos estos años la ha mantenido asfixiada; es hora de que tome sus propias decisiones sin ser cuestionada.

―Pero su salud es delicada, hermano, el médico solo le dio tres meses de vida.

―Es por ello que debemos regalarle la oportunidad de vivir como lo hemos hecho nosotros todo este tiempo.

―Estoy de acuerdo con lo que dices; no obstante, no deja de preocuparme que esté sola en una ciudad que no conoce.

―Quédate tranquila, el chofer que contraté en realidad es un guardaespaldas, se encargará de velar por su seguridad, y de informarme de inmediato si algo malo sucede.

―Veo que lo planeaste todo desde el principio. Si nuestros padres se enteran de esto, nos matarán.

―No lo descubrirán, es por ello que pasarás una temporada con tu prometido en París.

―Eres demasiado astuto, no creo que tu prometida tenga oportunidad de engañarte ―soltó antes de colgar.

«Espero que la idea de mi querido hermano no termine siendo un completo desastre», estaba realmente preocupada, si algo le pasaba a Fadia nunca se perdonaría así misma.

********

En el momento en que Louise vio el rostro de su tío, supo que estaba en problemas; su amado tío odiaba la impuntualidad. Para él, un solo segundo perdido era como perder varios millones de dólares en la bolsa de valores.

―Viste la hora que es ―fue su saludo de bienvenida.

Louise hizo una mueca; por lo visto, su tío no pensaba ponerle las cosas fáciles.

―Lo siento de verdad, tío, pero en esta ocasión te aseguro que mi retraso no ha sido por mi culpa. Cuando venía de camino, recibí una llamada del hospital; tuve que atender una emergencia de último momento.




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