Entre las nubes del adiós

Capítulo 13

Cuando Fadia recobró la conciencia, se sorprendió al ver que se encontraba en la habitación del hotel. Sus recuerdos estaban tan confusos que no sabía cómo había llegado hasta allí. Lo último que recordaba era haber tenido una discusión con Smith.

―Es bueno ver que has despertado. ―Luc estaba de pie junto a la cama en compañía de una mujer que ella no conocía.

―¿Cómo llegué aquí? ―preguntó entre tos.

Estaba tan fatigada que a duras penas podía hablar. Le costaba respirar, sentía una fuerte opresión en el pecho que la estaba ahogando.

―Yo te traje; estaba en la galería cuando te vi colapsar.

―Gracias ―dijo con dificultad.

Cerró los ojos; ya no tenía fuerzas para seguir manteniéndose en pie; lo sucedido con Smith le había arrebatado todas sus energías. Se sentía como una tonta por haber puesto sus esperanzas en un hombre que solo había estado jugando con ella.

―¿Podrías decirme cómo te sientes?

La voz femenina la hizo volver a abrir los ojos.

―Cansada, pero eso es algo habitual en mí. ¿Quién eres? ―agregó.

―Soy Imox y seré tu médico mientras estés aquí en Florencia.

―Yo soy Fadia y agradezco tu ayuda, pero como ya te habrás dado cuenta, no hay mucho que puedas hacer por mí; me estoy muriendo y eso no va a cambiar a menos que ocurra un milagro. ―Un milagro que estaba segura no iba a suceder.

―¿No le tienes miedo a la muerte? ―la interrogó Imox mientras comprobaba que sus signos vitales estuvieran estables.

―Al principio le tenía miedo, pero ahora solo quiero que venga por mí; estoy cansada de nadar contra la corriente y de esperar un milagro que nunca sucederá.

―Eres una mujer valiente; he visto a personas en tu misma situación perder la cordura y a otras enojadas con la vida, mientras maldicen a todos los que se encuentran a su alrededor.

―Mi tiempo es demasiado limitado para perderlo con cosas sin sentido; por mucho que llore o maldiga, mi situación no va a cambiar.

―Nadie conoce su propio destino, así que mientras sigas respirando, cualquier cosa puede suceder.

―Lamentablemente, para mí, la única opción que hay es la muerte; mi vida ya comenzó a apagarse. Presiento que partiré de este mundo mucho antes de lo esperado, por ello quiero pedirles un favor a los dos.

Luc e Imox compartieron una mirada; sabían que Fadia tenía razón, solo se necesitaba una mirada a su rostro para comprender que se estaba muriendo. Como médico, Imox sabía que la cuenta regresiva había iniciado; en menos de veinticuatro horas la salud de la chica se había deteriorado considerablemente.

********

Al salir del quirófano, Louise se tropezó con su tío; por lo visto, al igual que ella, también había estado realizando una cirugía.

―Presta más atención cuando caminas; de lo contrario, provocarás un accidente ―la reprendió.

Los ojos de Louise se abrieron con sorpresa; alguien parecía estar de muy mal humor aquel día.

―¿Qué bicho te picó? Estás de un humor de perros. ¿Acaso tu escapada de ayer fue un desastre?

―Métete en tus asuntos. ―No estaba de humor para escuchar las tonterías de su sobrina.

La noche anterior no había dormido bien; cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro herido de su gatita y, como si eso no fuera suficiente, había soñado con Gemma; en su sueño su mujer le reclamaba por haberla traicionado.

―Tío, si no estás de buen humor, allí está la pared; puedes estampar tu puño en ella y descargar tu frustración.

Smith apretó los dientes para no decir algo inadecuado; su sobrina estaba llevando su paciencia al límite.

―¿Cómo estuvo la cirugía? ―preguntó cambiando de tema; no le apetecía para nada hablar de sus asuntos personales.

―Fue todo un éxito; pudimos salvar a la madre y al bebé.

―Buen trabajo, tus habilidades médicas han mejorado enormemente.

Se sentía orgulloso de su sobrina; a pesar de que su padre estaba en contra de que se convirtiera en médico, Louise había perseguido su sueño, lo que terminó por fracturar aún más la relación que tenía con su progenitor.

―Eso se debe a que he tenido a mi lado al mejor maestro.

―No te quites los méritos; sin tu talento no hubieras podido llegar tan lejos.

―Ojalá mi padre pudiera entenderme cómo lo haces tú.

―Por la expresión en tu rostro, puedo decir que las cosas entre ustedes siguen estando tensas.

Su hermano era un hombre demasiado cerrado de mente, quería que sus hijos siguieran todas sus reglas. Giovanni era un tipo demasiado conservador; veía la vida de una manera un tanto arcaica.

―Decir que nuestra relación es tensa, es quedarse cortos; mi padre quiere que regrese a Sicilia para conocer a mi futuro prometido.

Si su padre creía que iba a escucharlo, estaba muy equivocado; ella no pensaba someterse a sus caprichos como lo hacían sus hermanos.




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