Entre los Brazos del Lobo

Capítulo V

Dominik observó a su alrededor, ya todos estaban comenzando a empacar. Aunque solamente iban a estar un día, a menos eso creía él. Pero en realidad su hermano mayor no le había dicho que se iban a quedar hasta el 3 de mayo. Dominik observó cómo algunos hombres ayudaban a cargar maletas y Dominik fue directo con su hermano mayor, que ya lo esperaba en su oficina.

—¿Qué es todo esto?— André miró atentamente a su hermano menor.

—Nos quedaremos hasta el 3 de mayo en Avagedra a esperar a nuestras familias—Dominik respiró profundamente.

—¿Por qué no me dijiste nada de esto?

—Sabía que te ibas a molestar así que preferí ahorrarme esas molestias, ya guardaron las damas tu ropa así que no te preocupes—Dominik dio media vuelta y salió hecho furia de aquella habitación. Si algo le molestaba era que le ordenaran o tocaran sus cosas. Al llegar a su habitación cerró de golpe la puerta y evito mirarse al espejo.

Era cierto que él había sacado más aspectos de lobo que su hermano, un secreto que guardaba Dominik era que sus ojos se volvían amarillos cuando se enojaba y comenzaba a respirar más rápido y si no se controlaba a tiempo el comenzaría a romper todas las cosas que estaba a su alrededor. Dio vueltas en su habitación tratando de calmarse, se paró en frente del espejo y se miró. Sus ojos brillaban demasiado, tenían un color ámbar brillante. Se quitó su camiseta porque había comenzado a tener demasiado calor y él volvió a mirarse en el espejo.

Una cicatriz cruzaba por todo su pecho, con sus ojos siguió el transcurso de su cicatriz. Claro que recordaba cómo se la había hecho. Fue en una de las guerras familiares que hubo donde ellos salieron ganadores pero el salió mal. Acabó irreconocible y desde ese día se volvió más distante tras escuchar como su padre lamentaba que Dominik no hubiera muerto. Caminó cabizbajo hacia su cama y se recostó pensando en todo un poco.

Sabía que su hermano mayor hacia todo esto por él. Pero simplemente no sabía qué hacer.

*

Arleth observó atentamente por la ventana, veía a gente llegar cargando algunas cosas y dejándolas en la casa principal.

—¿Qué haces?—se sobresaltó ante la voz de su mejor amiga.

—¿No deberías estar durmiendo?—Naomi le dirigió una mirada y Arleth solamente sonrió con timidez por lo tonta que había sido.

Un hombre llegó con su caballo de color blanco y detrás de él llego otro hombre. El primer hombre que llego tenía una enorme sonrisa y cuando se bajó de su caballo le dijo algo al otro hombre y este simplemente hizo una mueca.

Los hombres dirigieron una mirada hacia le ventana, Arleth y Naomi se escabulleron entre las sombras y corrieron hasta sus camas.

—¿Crees que nos hayan visto?

—Arleth.

—Mande.

—Es obvio que nos vieron.

Todo quedó en silencio, Arleth pensaba que haría si su mejor amiga era elegida el día de mañana o mejor dicho dentro de unas horas.

—Te quiero Naomi.

—Nada nos va a separar Arleth.

*

Ya era el gran día para muchas pero para otras era la maldición. Cuando Arleth abrió sus ojos le entraron ganas de llorar. Ella no había pensado que este día hubiera llegado tan rápido, pero había sucedido.

Las dos se sentaron en sus camas correspondientes y se miraron por un largo rato hasta que Naomi sonrió.

—Si hoy me eligen o a ti te eligen, siempre estaremos juntas. Algún día nos volveremos a encontrar—Arleth suspiró y en eso tocaron la puerta, a Arleth le recorrió un escalofrió de pies a cabeza. Observó una vez más su cuarto y lo analizo cada más mínimo detalle.

Realmente iba a extrañar esto.

La puerta se abrió y entró la señora directora con una enorme sonrisa y con un papel en sus manos.

—Bueno chicas, no pongan esas caras largas ¡Hoy es un gran día!—la señora directora estaba demasiado entusiasmada—. Arleth por favor sígueme te llevare con una increíble mujer para que te arregle para este día de celebración, anda despídete de Naomi.

Arleth abrazó a su mejor amiga y casi comienza a llorar, pero se mordió el labio inferior para evitar eso. Naomi le susurró unas palabras al odio y Arleth asintió con la cabeza y con una última mirada dirigida hacia Naomi, siguió a la señora directora por los pasillos.

La llevó por toda la casa en donde ella habitó por un año entero, observó atentamente a sus otras compañeras de casa y les dedico una sonrisa. Salieron de la casa y caminaron hacia la casa principal que estaba rodeada por hombres, ella abrió la boca sorprendida al ver a aquellos guardias y escuchó la risa de la mujer a su lado.

—No eres la primera en lucir sorprendida, de hecho todas se han quedado sorprendidas. Sabemos que para ustedes no es común ver a aquellos hombres o mejor conocidos como Deltas—Arleth asintió y miró nuevamente a su alrededor—. Ellos no te van a hacer nada, son inofensivos a menos que les des una razón para atacarlos—entraron a la casa principal y la llevo a las habitaciones del subterráneo.




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