Me encontraba en el templo de las brujas, llevaba el mismo vestido del día de la iniciación, la fogata ardía majestuosa alumbrando todo alrededor.
-Hola esposa. -Se escuchó al otro lado.
Volví a ver y Adiraet, su mirada penetrante se clavaba en mí. Estaba tan guapo como lo recordaba, sentí la necesidad de correr a sus brazos, y lo hice.
-¿Por qué huiste? -Su voz aterciopelada acarició mis oídos.
-Me lastimaste. -Contesté temblando entre sus brazos.
-No te haré daño de nuevo. Me crees ¿Verdad?
Me encontré con sus ojos azul glaciar, sus labios encontraron los míos, y fue todo, el deseo me inundó, sumergí mis dedos en su sedoso cabello y correspondí a su beso.
Técnicamente me levantó pegándome contra la pared rocosa.
-¿Me deseas Agatha?
-Sí. -Contesté saboreando sus labios mientras su lengua se perdía con la mía.
-Vuelve a mí, eres mía.
-¿Me vas a castigar? -Indagué con voz temblorosa.
-No, si regresas conmigo.
Sus dedos comenzaron a deslizarse por mi cuerpo estremeciéndome, su tacto erizaba mi piel. Lo deseaba, soy suya.
-¿Dónde estás Agatha? No puedo verte, iré por ti.
-Estoy en…….
-Despierta ahora. -Me gritó Reivel sacudiéndome.
Abrí mis ojos de golpe y sus hermosos ojos cafés se encontraron con los míos. Lo tenía sobre mí, pero cuando estuvo seguro que estaba despierta se apartó.
-“Adiraet” –Grité como si pudiera escucharme.
Estaba bañada en sudor, aún sentía sus manos sobre mi cuerpo, respiraba con dificultad y el corazón se me salía del pecho. Volví a ver a Reivel, no pude leer su expresión, no me quitaba la mirada de encima.
-Casi le dices donde estamos, ¡estás loca! -Exclamó molesto.
-Lo siento. -Respondí avergonzada. –Haziel dijo que él no podía encontrarme.
-No puede, pero sí comunicarse contigo por medio de sueños.
-“La marca” -Indiqué tocando por inercia mi muñeca
-Sí la marca, forma un vínculo con él.
-No fue mi intención, yo…. -Las lágrimas salieron a tropel, coloqué mis manos tapando mi rostro.
-¿Puede él controlarme a través de los sueños? _Inquiero.
-Por lo visto sí, no lo previmos, ha sido nuestro error.
-¡Oh Dios! -Exclamé desesperada, me sentía impotente y manipulada.
-No es tu culpa. -Me dijo Reivel suavizando su tono de voz.
-Si me duermo, él volverá a intentarlo.
-Posiblemente.
Reí de manera irónica y caí de espaldas sobre la confortable cama. Suspiré y maldije para mis adentros, ni en el Limbo estaba completamente a salvo.
-No volveré a dormir el resto de mi vida, eso quieres decir.
-No exactamente, cuidare de tu sueño, bloquearé cualquier intromisión.
-¿Tú no dormirás?
-Yo no duermo Agatha, no aquí al menos, descansa. -Me indicó sentándose en un sillón que se encontraba cerca de la ventana.
Por alguna razón creí en sus palabras y cuando mi cuerpo se relajó pude volver a conciliar el sueño, esta vez sin visitas indeseables.
A la mañana siguiente me despertó un hermoso canto, jamás había escuchado algo igual, me levanté y noté que Reivel continuaba en el mismo sillón pero esta vez mirando a través de la ventana.
-¿Qué son? -Pregunté curiosa.
-Es el coro celestial, cuando inicia un nuevo día ellos lo agradecen alabando al Creador.
-Es mágico.
-Lo sé. -Y por primera vez me sonrió. Los rayos del sol lo envolvieron, su cuerpo resplandeció con una nítida luz. Una visión maravillosa, fuera de este mundo.
-¿Dormiste bien? -Me preguntó cruzándose de brazos.
-Sí, lamento el incidente de anoche, estoy muy apenada.