Hacía el diseño de una mariposa. El jardín estaba en ciernes y Weasley jugueteaba con una pelotita, su madre llegó con rollos de canela.
—Todo se ve bien por aquí.
—El tiempo es necesario para que se vea mejor.
—Eso y vi una especie de rueda para que el gato juegue, se vería muy bien por aquí.
Salma miró de reojo a su madre y el gato saltó en su regazo.
—Hermoso, precioso.
Ajá, había caído víctima del encanto gatuno, sonrió, ahora Weasley era él bebe de la casa.
—Me topé con Susana en el supermercado.
—¿Qué tal?
—Bueno, se la ve bien, no hablamos mucho, solo de lo caro que están los brócolis, nada más.
Una amistad se resumía en charlar sobre el precio de unos brócolis, era espeluznante.
—Es raro que todo cambiara con ellas, ¿verdad?
Salma se alzó de hombros y su madre comentó:
—Es como si no tuviéramos nada en común.
—Es lo que yo siento con Tess, solo se la pasa con Karla. Es como si fueran amigas de toda la vida.
Su madre se levantó con el gato en su regazo.
—Bueno, hay que seguir.
Nueva frase de combate: hay que seguir. Miró al jardín y pensó que una rueda de juegos para su gato sería genial.
2
Tess miraba su móvil cuando Karla llegó y se lo arranchó:
—Deja ver…
Encontró fotos de Salma y de ella en varios sitios, Tess le explicó.
—Estaba recordando, ¿por qué no la invitamos a tomar algo?
Karla entonces explicó su punto.
—Lo haría de mil amores, pero no me gusta comer con gente a la que no le agrado.
—Tal vez solo necesita un poco de tiempo, antes éramos las dos.
—Si me dejarás leer el diario que llevaban tal vez la entienda.
Tess entonces le explicó.
—No puedo hacer eso, era un dueto y cuando ella no aceptó se rompió todo.
—Ahora somos las dos, podemos hacer un diario juntas.
Sería una gran idea y Tess asintió.
3
Había aprendido a combinar su ropa en estilos creativos, si eso no era salir del molde, no sabía qué podía ser. Ahora su estilo era más artístico, eso al menos sentía, de hongo venenoso a chica artista, mediaba un abismo, cuando llegó vio el cartel en donde convocaban al concurso de dibujo, se detuvo a mirarlo con atención.
Alguien se colocó junto a ella y silbó al ver el premio.
—Una laptop con programas de diseño, suena espectacular.
Era Roger Danison, un chico que dibujaba muy bien.
—Ese premio será mío.
Entonces ella no estaba pintada, sintió una puntadita en el pecho.
—Sería genial competir.
Roger la miró de pies a cabeza.
—¿Tú contra mí?
—¿Por qué no?
Entonces de la boca de Roger salieron estas palabras.
—Hasta hace poco eras parte del dueto, las chicas siamesas, las inseparables y te extirparon tu otro lado y ahora quieres saltar al abismo.
—¿El dueto?
—Así les decían todos —juntaba los índices y los sobaba uno contra otro—, ahora con la llegada de la nueva alumna, que ya no es tan nueva, te extirparon, siamesa.
Eso se escuchaba raro y Salma se defendió.
—Parece que no sabes lo que es una amistad.
—Sé muchas cosas, como que ganaré ese concurso de pintura.
—Eres petulante.
—No me intimidas extirpada.
Salma estaba molesta, pero eso era la triste percepción que se tenía de ella: la de una siamesa, o de un dueto, era terrible. Entró al curso arrastrando los pies y miró a Tess y Karla charlando en su puesto, ahora ellas eran el dueto, las chicas siamesas y esa percepción se la hacía terrible.
4
Cuando llegó a casa vio a su madre tomando una jarra de café, su rostro de satisfacción era extraño, más su entusiasmo loable.
—Hice una locura.
No estaba lista para más sorpresas y cuando salió al jardín y vio la rueda instalada y a un Weasley girando como un hámster en ella, miró a su madre con ojos de platos soperos.
—Ha estado así por ratos, me encanta verlo girar.
—¡Es genial!
—Lo sé, dije qué va. Él lo merece y me tomé una taza de café viéndolo divertirse, nunca me había sentido tan relajada como ahora.
Salma tomó asiento para ver a Weasley ser arrastrado por la rueda y girar despatarrado en ella, sonrió, sí, eso menguaba su rabia interior.