Capítulo único

«Ay amor apareciste en mi vida
y me curaste las heridas.
Ay amor eres mi luna, eres mi sol.»

—Nessie. —Susurré sintiendo el nudo formarse en mi garganta y un hormigueo recorrer mi vientre. Ella volteó y me miró con esos ojos de dulce que me consumían lentamente. —Nessie quería, confesarte algo. —Me aclaré la garganta mientras ella buscaba mi mano entre la arena y entrelazaba nuestros dedos. —Eres todo para mí, Ness, sabes, sabes… , la forma en que te conocí y lo roto que estaba por dentro, a punto… , bueno, yo creo que podría haber muerto si tú no hubieses aparecido. Ness, eres mi sol, mi luna. Incluso eres como cada estrella del cielo, eres más que eso, porque alegras mis mañanas y mis noches. No temo decirte lo mucho que te amo, porque sé que tú siempre me corresponderás. Si pudiera te haría mil y un altares. Eres como mi religión, Ness, porque si tengo un problema sé que debo acudir a ti, como quien acude a su dios, eres mi vida, porque si te pierdo de vista siento que se me detiene el corazón y la respiración, eres como mi alma, porque temo que si un día tú mueres, (aunque sé que no pasará), ya mi cuerpo no valdría nada, sería como una caja de cartón sin contenido. Nessie eres… . —Colocó un dedo tibio sobre mis labios que no pude evitar besar, cerré los ojos y sentí su cuerpo posicionarse sobre el mío, sus labios probar mi cuello, su boca saborear mi pecho, su lengua resbalarse por mis brazos, sus dedos cosquillear mis axilas, sus manos retirar mi pantalón y de nuevo sus labios, su boca y su lengua, sus dedos y sus manos tomando control de mi ser, porque yo le pertenecía a Nessie y ella podía jugar con mi cuerpo a su antojo y adueñarse de él porque ya era su dueña.