Ya ha pasado un mes desde la última vez que vi a Joey, y que desde entonces no he sabido nada de él. No es como si viviera pensando en todo momento sobre eso, pero hay veces en que me entra la curiosidad y quisiera saber la razón por la que no asistió a nuestro encuentro. Pero bueno, solo espero que no haya sido nada grave. Y, además, no es como si me hubiera podido avisar, ya que no intercambiamos número de teléfono ni nada por el estilo.
Por otra parte, las cosas en la universidad en este mes han estado marchando bien, todo está tranquilo por aquí y he hecho uno que otro amigo.
—Oye, nena, ¿qué te parece salir conmigo y Danielle? Podemos ir a por ese café tan amado tuyo y que no puedes vivir sin él.
Doy un pequeño grito ya que mí, ahora, nuevo amigo, me da un susto de muerte.
Dándole un pequeño golpe en el hombro le respondo.
—Oye, me diste un horrible susto... pero lo dejaré pasar por ahora. Y respondiendo a tu pregunta, me parece una estupenda idea, Dave. Ya tengo tiempo que no salgo del apartamento y creo que me vendría bien.
Pasa un brazo por mis hombros y camina conmigo a la par, acompañándome a la salida de la escuela.
—Sep, creo que lo necesitas. Me compadezco de ti, que siempre tienes que estar escuchando el parloteo de Alice. Pero bueno, gracias al cielo que eres tú la que sufre con eso y no yo, porque ya me hubiera vuelto loco.
—Yo que tú no dijera nada, Dave, porque si aún no te has dado cuenta, tienes cosas en común con Alice. Como, por ejemplo, a ninguno de los dos les para la boca.
Quita su brazo de mi hombro, se aleja unos cuantos pasos de mí para mirarme con la boca y los ojos abiertos, según él, de manera ofendida, llevándose una mano al pecho.
—¿Cómo te atreves a ofenderme de esa manera? Has herido los sentimientos de este maravilloso e incomparable chico. ¿Escuchaste? In-com-pa-ra-ble.
Me saca la lengua.
El muy maduro me saca la lengua. Se atrevió a sacarme la lengua.
Y como toda la mujer madura que soy, también lo hago.
—Me has sacado la lengua. —Me apunta con su índice derecho—. Te atreviste a hacerlo.— Se acerca muy amenazadoramente hacia mí, por lo que este es el momento oportuno para escapar, así que retrocedo mientras él avanza. —Me las pagarás, bonita. Has cometido dos graves delitos… muy graves.
Doy un brinco y me echo a correr por el campus dando gritos por todos lados como si me estuvieran matando.
—¡No huyas, cobarde! ¡Enfrenta las consecuencias de tus actos!
—¡Pero es verdad y lo sabes!
—¡Y es por eso que tengo más ganas de matarte! ¡No corras, solo retrasarás lo inevitable!
—¡Estás loco si piensas que dejaré de huir de ti! ¡Aprecio mi vida, así que olvídalo, no dejaré que te acerques a mí, eres una amenaza corredora!
Ambos estamos locos.
Todo lo que decimos lo hacemos gritando porque ninguno de los dos deja de correr. Pero por nada del mundo dejaré que Dave me alcance, sería muy peligroso, así que mejor corro por mi vida.
Por un momento Dave casi me alcanza, pero lo esquivo asombrosamente con mis estupendas maniobras evasivas.
A lo lejos veo a Danielle, ella es mi otra nueva amiga, junto con Dave. Así que sin perder más tiempo, corro lo más rápido que puedo hacia donde se encuentra y en cuanto llego, lo único que hago es, refugiarme detrás de ella. Pero como Dave casi me pisaba los talones, no tarda en estar donde mismo, por lo que ambos estamos dando vueltas alrededor de Danielle.
—¿Chicos? Chicos... ¡Chicos!
—¡Ayúdame, Dani, él quiere matarme!
—¡Y lo tienes muy bien merecido, pequeña grosera!
—¡Yo solo dije la verdad!
—¡Suéltenme, chicos, me estoy mareando y les vomitaré encima! Aunque pensándolo bien, esa es una gran idea.
Danielle tiene razón, por cómo estamos dando vueltas alrededor de ella, la estamos obligando a hacer lo mismo. Y como no quiero ser una chica vomito, trato de alejarme de ella y esconderme en otro lado. Pero ni siquiera tengo esa oportunidad porque, al segundo de separarme de mi amiga, Dave me atrapa, por lo que rápidamente me pone en su hombro y comienza a darme vueltas. Muchas, muchas vueltas.
—¡No, no, no, no, NO, NO! ¡SUÉLTAME!
No quiero caerme, así que me abrazo a cómo puedo, a la espalda del estúpido de Dave.