— ¿Quieres que te lleve, lindura?
No puedo creer que de verdad sea él. Todo este tiempo pensé que se había ido del país, ya que, nunca me lo topaba cuando salía a hacer mis famosos recorridos por la ciudad, hasta ahora.
No puedo evitar que el nerviosismo me recorra por completo.
—Umh, creo que... estoy... estoy bien, gracias. — Definitivamente mis dientes no ayudan a confirmar eso, ya que no dejan de castañear.
—Seeh, definitivamente no creo eso. Anda sube, te llevo.
—Estoy bien, ya... ya falta poco... para llegar.
—Elizabeth...— Sip, creo que me dará algo, y no será exactamente por el frío—. Si no subes ahora, me veré obligado a bajar del auto y hacerte entrar a la fuerza.
Creo que sería divertido verlo bajar del auto y mojarse. Es lo mínimo que se merece ¿no? Pero no quiero pasar vergüenza, así que decido probar esa teoría otro día, un día que no me esté muriendo de una hipotermia.
—De acuerdo. —Abro la puerta del coche y subo—. ¿Te han dicho que eres un mandón?
—Algunas veces lo han mencionado, Elizabeth.
Dios, muero cada vez que de su boca sale mi nombre.
«No te emociones tanto, recuerda que te dejó plantada.»
Pero no conocemos la razón, pudo haber sido algo grave, así que no te entrometas en algo que no conoces la causa.
—Estoy empapada, arruinaré tu asiento.
Cuando termino de acomodarme, Joey arranca el auto sin importarle, al parecer, mi comentario.
—Tú no te preocupes por nada, lindura, aquí tú eres mucho más importante que mi auto.
Y por supuesto, no puedo evitar sonrojarme con ese comentario tan hermoso. Si antes moría de hipotermia, ahora moriré por enamoramiento.
«Pero, ¿qué dices, Elizabeth? ¿Como que por enamoramiento? ¿Acaso estás loca? Sí, es una pregunta ilógica, claro que estás loca.»
De acuerdo, de acuerdo. Retiro lo dicho.
«Dios, en ocasiones me cuestiono el por qué estoy en TU cabeza y no en la de una persona totalmente cuerda.»
Tu sin mí, serías un total aburrimiento. Pero, basta ya, suficiente por hoy, vete a servir el té o lo que sea que hacen las conciencias.
Miss conciencia niega con su cabeza y con sus manos en sus bolsillos dice mientras se aleja: «A veces me pregunto si de verdad eres un adulto.»
Haciendo caso omiso de su comentario regreso al presente. Gracias a Dios, nadie sabe que hago eso porque si no, ya me hubieran catalogado como la chica manicomio del año.
El aire tibio que proviene de las ventilaciones del auto comienza a deshacer mi congelamiento corporal.
— ¿Ya te sientes mejor? —El comentario de Joey me recuerda que no estoy sola, sino que tengo compañía dentro de este pequeño espacio. Y no cualquier compañía, sino de ojos bonitos. Lo que termina por ponerme nerviosa hasta los huesos—. ¿Te parece bien la temperatura o quieres que le suba un poco más?
Me obligo a contestar.
—Cre... creo... que así está per... perfect... perfecto. Gracias. — Por más que trato de evitar el golpe de mis dientes no puedo, pareciera como si mi subconsciente le dijera que actúen de esta manera frente al chico apuesto que tengo a lado.
—No has contestado mi primera pregunta, Elizabeth. ¿Ya te sientes mejor?
Por unos cuantos segundos Joey quita sus ojos de la carretera y los posa en mi rostro. Puedo darme cuenta de eso por el rabillo de mi ojo, ya que, aún no tengo la valentía de mirarlo frente a frente. Sé que si volteo a verlo, no tendré control de mis actos, ha sido demasiado el tiempo que no he tenido noticias de la misma persona que hace colisionar mi trasero en el asfalto cada vez que se lo topa.
Sé que la pregunta que me acaba de hacer tiene algo oculto, por la forma en que me lo dice, no me está preguntando literalmente como estoy. Pero no sé a qué se quiere referir exactamente ya que no tengo el poder de leer mentes, aunque admito que eso sería más que increíble, así que como no quiero preguntarle, y no quiero averiguarlo, le contesto a cómo puedo.
—Estoy bien, gracias por preocuparte. —Lo digo de una manera muy sincera tanto para sí la pregunta es capciosa o no.
Froto mis manos frente a mi rostro y las coloco frente al ventilador, ya que, parece que no quieren descongelarse.
Al parecer no le convence mi respuesta, pero no vuelve a preguntar, solo suelta un suspiro muy preocupante.