Joey enciende el motor nuevamente y nos saca del estacionamiento del edificio, llevándonos a quién sabe dónde. Pero esta vez, me mantengo tranquila, ya no hay pánico ni temor en ir encerrada en un auto con este chico, como pasó la primera vez. Creo que ayuda un poco la lluvia y el saber que, Joey no sería capaz de hacerme daño.
Al llegar al lugar. Siendo una cabaña rústica, de un color caoba con adornos florales en el techo y teniendo iluminación en todo el lugar de diferentes colores, lo que lo hace más llamativo. Y el letrero que hay en la entrada de "Waxy O'Connors Irish Pub & Restaurant" te da una idea de lo que encontrarás dentro.
Ojos bonitos se baja del coche y se dirige a mi lado para abrirme la puerta como todo un caballero.
—Mileidy —dice extendiendo su mano derecha, mostrando el camino, mientras que con la izquierda mantiene la puerta del auto abierta.
—Gracias, Milord —digo bajando del auto y simulando una reverencia.
Joey suelta una pequeña carcajada.
—¿Cómo es posible que me hagas reír tantas veces y sin dificultad?
¿Acaso él no sonríe nunca? Porque su sonrisa es bellísima como para no mostrársela al mundo entero.
—Bueno, creo que cuando menos esperas algo, es cuando más lo recibes.
Comenzamos a caminar hacia la entrada del restaurante.
—¿Te has dado cuenta que eres buena con las palabras?
—No me considero buena realmente, pero por eso es que estudio literatura.
—¿Estudias literatura? Vaya, ahora todo tiene sentido. —Me le quedo mirando. Creo que estoy confundida—. Sí, por las veces que nos hemos topado, y de una buena manera debo admitir...—sube y baja sus cejas, lo que me hace darle un, llamémosle amistoso, golpe en el hombro—. ¡Aush! Oye, para ser una chica golpeas duro. Pero continuando con lo que decía, las veces que nos hemos topado, siempre has tenido algo bueno que decir. Eso sin duda me dejó totalmente impresionado, hasta la vez que estabas enojada por lo del "casi atropellamiento" —hace comillas con sus dedos—, fuiste totalmente prudente con tus palabras, y reaccionaste tranquilamente, bueno, todo lo tranquila que se puede estar en esas situaciones.
—¿Tú crees? Yo no diría que actúe de manera tranquila. Si tan solo supieras todas las cosas que se me pasaron por la mente. Hasta quería matarte.
—¿Cosas calientes?
Y claro, era inevitable que, con ese comentario, mis mejillas se llenaran de color, revelando así, que he tenido pensamientos un tanto calientes sobre él.
Y por supuesto que se da cuenta él sobre eso, pero agradezco que no haga ningún comentario.
Antes de llegar a la entrada del restaurante, Joey se queda estático con su mano en mi espalda baja.
Lo volteo a ver.
—¿Qué pasa?
—Olvidé completamente que estabas mojada, Elizabeth, lo lamento. Ahora mismo regresaremos y te conseguiremos ropa seca.
—Pero no es necesario Joey, de verdad. Para mí no es ningún problema.
—Pero puedes enfermarte. Y si está en mis manos evitarlo entonces lo haré. —En las pocas veces que he entablado una conversación con este hombre, me he dado cuenta que, nunca cede. Así que, creo que será imposible hacerlo cambiar de opinión. Y, además, con esos hermosos ojos azules que me hipnotizan, prácticamente tengo esto perdido. Pero no me daré por vencida, ah ah, tengo que ganar esto a como dé lugar.
—No es como si fuera a morir, así que vamos.
Sin decir nada más, lo tomo de la mano, ignorando totalmente las pequeñas chispas que comienzan a saltar, y lo arrastro dentro. Milagrosamente Joey se mantiene callado y no pone resistencia.
Al entrar al lugar, me quedo totalmente impresionada. Todo es verdaderamente hermoso. La decoración es fantástica. Las paredes, el techo, las mesas, las sillas, incluso el suelo. Todo es fabuloso.
Mi cara es de total admiración. Y puedo hasta parecer una tonta por todos los gestos que me imagino que estoy haciendo, pero no puedo evitarlo, de verdad que me he quedado totalmente asombrada.
—Te ves demasiado linda con esos gestos que haces—me susurra mi acompañante al oído, y eso, es todo lo que necesito para ordenarme mentalmente que debo actuar de una manera normal, y no dar vergüenza, como seguramente lo estaba haciendo hace cinco segundos—. Te ha encantado ¿no es así?
Carraspeo discretamente. Lo suelto de la mano y volteando a ver a todas partes le respondo:
—Es un lugar muy hermoso, Joey. Por supuesto que me encanta.