Es un hecho, esta fue la mejor noche de toda mi vida. Jamás he sentido tanta felicidad dentro de mí, mi pobre corazón aún sigue latiendo con trabajo. No me asombraría si me diera algo, gracias a tantas emociones vividas.
—Gracias por esta grandísima noche, Elizabeth. No sabes lo emocionado que estaba porque este día llegara y ahora estoy extasiado de felicidad.
—Me has robado las palabras, Joey.
—Bueno, ya sabes lo que dicen; las grandes mentes piensan igual—sonrío. Sé que, aunque no quiera, esta noche acaba de llegar a su fin—. Pero bueno, aun no te he dicho el verdadero motivo por el que me esmeré tanto en preparar esta velada.
Ah, ¿no?
—¿No lo has hecho? —Confusión a la vista.
Ojos bonitos comienza a ponerse serio. Y eso que vislumbro en sus ojos es… ¿nerviosismo? ¿Joey nervioso? Eso sí que es algo interesante, no me había tocado ver esta faceta en él.
Comienzo a inquietarme también, cuando toma mis manos entre las suyas y me mira fijamente, tomando un profundo suspiro.
—Probablemente salgas corriendo con esto, y puede que no me apoyes, o que pienses de manera contraria a mí. Pueden suceder muchas cosas negativas con lo que te diré, pero la verdad es que, prefiero pensar de manera positiva. Y aunque sé que, existe una pequeñísima posibilidad de que ocurra lo contrario a lo que tanto deseo que pase, me arriesgaré. Por ti me arriesgaré.
¡D-I-O-S M-I-O!
Creo que este es momento de contener la respiración, porque tal parece, vendrá algo fuerte.
» Sé que tal vez tenemos muy poco tiempo de conocernos. Y que, tan solo hemos tenido una sola cita—me da una de sus famosas sonrisas—. Pero, la verdad es que...— mira hacia el techo, aprieta sus ojos y toma un gran suspiro—. Me gustas, Elizabeth. Me gustas demasiado. Y en verdad, tengo miedo de esto que estoy sintiendo. Jamás, en mis 22 años, había sentido algo como esto, y me asusta tanto, como para salir corriendo, pero la verdad, es que no quiero hacerlo. No sé qué es lo que hay en ti, que es como un imán, porque siempre que intento alejarme, me atrae con fuerza.
» Sé que estoy arriesgando demasiado. Sé que me puedes patear el trasero en un abrir y cerrar de ojos...
— ¿Joey?
Intento interrumpirlo, porque, aunque me está encantando todo lo que está diciendo, creo que ahora solo está balbuceando.
—...Pero no quiero que te apresures, si tú, aun no te sientes preparada, yo puedo esperarte, puedo esperar todo lo que quieras...
Ahora sus ojos ya no me miran, están viajando a través de toda la habitación.
—¡Joey! —Con mi grito logro por fin llamar su atención, y detener el vómito verbal, que, al parecer, estaba sufriendo el pobre hombre. El chico que ahora tiene un poco más de mi corazón, voltea a mirarme a los ojos directamente—. Eres muy lindo cuando estas nervioso—trata de simular esa hermosa sonrisa de lado que tanto me encanta.
—Es tu culpa, Elizabeth. Tú, eres la que me pone siempre nervioso.
Suelta el aire.
—Gracias por tomar el tiempo de hacer todo esto por mí, Joey. Por la cena, la hermosa vista, por este tiempo tan emocionante e intenso— doy una pequeña carcajada—. Y también, por esas hermosas palabras. —Ahora yo soy la que suspiro.
—Me estas poniendo aún más nervioso, bonita.
—Tranquilo, ojos bonitos, no he dicho nada malo.
Esperen un segundo. ¿Cómo es que lo he llamado? ¿Acaso...? ¿Acaso...? ¡NO.PUEDE.SER.POSIBLE!
—Espera, espera, espera. ¿Me has llamado ojos bonitos? — Suelta mis manos y los pone en su boca para tapar esa gran sonrisa que ahora tiene su rostro—. No puedo creer esto. Ella me ha llamado: “ojos bonitos.”
Se levanta de su asiento, y señala hacia donde estoy sentada y muerta de vergüenza.
«Sip, he llegado a la conclusión de que tu mente no tiene ningún filtro.»
Tapo mi colorado rostro con mis manos. Quiero desaparecer ahora.
—No se suponía que supieras eso—hablo entre mis dedos.
—Entonces lo tenías como secreto, ¿ah? —Joey quita mis manos de mi cara, y me da su sonrisa matadora—. No te escondas, pequeña. Me ha encantado tu forma de llamarme. Siempre me has llamado por mi nombre, y me encantaba... —se pone serio, y camina hacia mí. Rodea la mesa, y cuando ya está a mi lado, se arrodilla—, pero ahora como que, me he hecho fan de “ojos bonitos.”