Nos quedamos mirando por un buen rato, hasta que el pequeño, tira de mi mano llamando nuevamente mi atención, y haciendo que quite mi mirada de la obra de arte que tengo justo frente a mí. Aunque me cuesta al principio despegar mis ojos de los suyos, logro hacerlo con un poco de esfuerzo.
—Elizabeth, él es mi hermano y es grande como tú, puedes ser su novia si quieres, así podré verte todos los días.
Creo que este es el mejor momento para morir, ¿no es así? Mis mejillas hacen de las suyas y se colorean. Joey solo sonríe de lado y mantiene su mirada fija en mí, mientras que yo estoy que muero de la vergüenza. ¿Por qué será que los niños no pueden ser un poco discretos? ¿Por qué será que siempre tienen que decir todo lo que se les viene a la cabeza, sin ningún filtro entre su cerebro y su boca?
—Gracias por encontrarlo, y cuidarlo, mientras yo estaba como loco buscándolo por todo el parque—su voz hace un revoltijo en mi estómago.
—Bueno, más bien él fue quien me encontró a mí—le sonrío al pequeño.
—¿Podemos ir a tomar un helado con Elizabeth? Ella ahora es mi amiga, ¿no es así? —turna su mirada entre Joey y yo.
—Si quieres, puedes preguntárselo.
Creo que no podré salir de esta, pero bueno, ¿quién no disfrutaría pasar un rato con estas dos bellezas?
Antes de que el pequeño haga su pregunta hacia mí, es interrumpiendo por el que ya hacía desaparecido.
—¡Dios! —suspira—. Algún día terminaré matándote—Dave se pone a mi lado entregándome mi encargo—. Me has hecho buscarte por todo este grandísimo parque. Sabía que no podías estar en un solo lugar sin moverte.
Sonrío y miro a Kieff en complicidad. El pequeño solo se mantiene con su ceño fruncido mirando a Dave, así hasta parece todo un niño grande. Y Joey tan solo niega con su cabeza, y esa hermosa sonrisa en su rostro. Cundo mi amigo se da cuenta de la presencia de estos dos chicos, es entonces cuando levanta una ceja en forma de interrogación.
—¿Joseph?
Me mira, y yo tan solo me encojo de hombros.
—Dave— inclina su cabeza en señal de saludo.
—¿Quién eres tú? ¿Y por qué hablas con Elizabeth? Tú no puedes ser su novio, ese es mi hermano.
¿Ahora si tengo permitido morir? Porque juro que las ganas no me faltan, ahora mismo quisiera tener el poder de hacerme invisible y salir corriendo de esta incómoda situación.
—Con que su novio, eh—¿Su sonrisa? Claro, su sonrisa no podía faltar en este momento. El estúpido de Dave está disfrutando demasiado esto. Pero al mismo tiempo quiero morir de ternura por el comentario del pequeño.
Yo me enfrasco en mi café que está más frío que nada, pero sirve para despegar mi atención de esta incomoda conversación. Se que cuando Dave y yo estemos solos, no me podré escapar de sus comentarios burlescos.
Al mirar a Kieff, pude notar que mandaba dagas con sus ojos a Dave y este al darse cuenta de eso, lo imitó. Kieff le sacó la lengua y Dave actuó como la persona a madura que es, hizo lo mismo que él. Creo que alguien aquí ha conseguido un buen amigo.
—Que maduro de tu parte, Dave, meterte con un pequeño de 5 años—me burlo.
—Pero fue él quien comenzó—apunta hacia el hermano de Joey.
Ojos bonitos en ningún momento hace un comentario, sino al contrario, se divierte con la escena.
—Tu eres la persona adulta aquí, no trates de justificarte.
Resopla.
—Creo que mejor me largo—besa mi mejilla, se despide de Joey y se dirige al niño—. Nos volveremos a ver. —Y para ponerle más dramatismo al asunto, mi cuerdo amigo entrecierra sus ojos y se aleja sin perder de vista al susodicho.
Ni siquiera me preguntó si yo me quedaría con ellos, tan solo dio por hecho que al haberlos encontrado, mi tarde sería pasarla con su compañía. Ahora resulta.
Volteo mis ojos mentalmente.
Dejo mis pensamientos a un lado cuando Kieff me hace caminar jalándome de la mano.
—Vamos, Elizabeth. Vamos por ese helado.
Sonrío y miro a Joey.
—A mí ni me mires, —levanta sus manos—. el rey ha hablado.
Niego con la cabeza manteniendo mi sonrisa en su lugar.