Todo el camino vamos hablando, los tres juntos, aquí no hay un "él está pequeño, no entiende". Vaya que Kieffer entiende. Lo que sea que decimos Joey y yo, el pequeño da su punto de vista y nos deja con la boca abierta, bueno, más a mí que nunca había visto a un niño hablar como toda una persona adulta. Pero cuidado con las preguntas que hace, con ellas me sigue haciendo sonrojar, y Joey solo se ríe de eso.
Puedo sentir el cariño en el ambiente de estos dos chicos, es algo envidiable, no es como si yo odiara a mi hermano, pero digamos que nuestro cariño siempre lo expresamos peleando. Lo extraño. Tengo que hablar con él, creo que le daré la sorpresa.
Al sentir el auto parar, mis ojos se dirigen a la ventanilla, y lo que miro al otro lado de ésta me deja muda.
¿Quién diría que estos chicos vivirían en una enorme casa? Bueno, no es de exagerar, la casa no es taaaan grande, pero sí lo esf en comparación con las casas normales, por así decirlo.
La fachada es moderna, ventanales grandes, jardín enorme enfrente con rosas, tulipanes, y de más. Solo se distingue un pasillo que te dirige a la puerta de entrada, lo demás son flores hermosas que te alegran la vista.
Al salir del auto me quedo embobada viendo a mi alrededor, las demás casas son mucho más exóticas, lo que hace resaltar la belleza de esta.
—¿Verdad que son lindas las flores de mamá?
Kieffer toma mi mano, no es de extrañar, y mira el jardín a mi lado.
—Es muy hermoso.
—¿Quieres entrar? Mamá amará conocerte, ¿no es así Joey?
Ojos bonitos se acerca a nuestro lado.
—Lo haría, pero solo tú te quedarás esta vez, Kieffer, Elizabeth y yo iremos a otra parte.
Vaya, no sabía que teníamos planes, pero no digo nada, no quiero que el pequeño me odie por eso.
Kieff lo mira con los ojos como plato y al momento de reclamarle a su hermano, su voz hace un sonido raro, se escucha triste. Dios, no puedo verlo de esta manera, si no, lloraré junto con él, y dudo mucho que eso ayude en algo a la situación.
—¿Se irán sin mí?
Ay no, ay no, ay no. Me abanico con mis manos mentalmente. Creo que el pequeño no está muy acostumbrado a estar lejos de su hermano. Estoy que lloro junto con él.
—Oye, —Joey se dirige a él con ternura—, cuando los novios salen, no pueden llevar a nadie más con ellos, ¿entiendes?
Mis ojos están a punto de salirse de sus órbitas. ¿Acaso me he perdido la parte en donde le digo que sí? Vaya, ahora sé lo que se siente ser novia de alguien cuando tu ni siquiera lo sabes.
Kieffer, al contrario de mí, sus ojos se abren de par en par con asombro, y creo que su sonrisa nunca había sido tan grande como ahora.
—Lo sabía—su grito retumba en mis oídos, pero evito llevar mis manos a ellos para protegerlos. El niño sí que tiene buenas cuerdas vocales—. Sabía que no eran solo amigos, ambos se miran como idiotas.
Sip, han escuchado muy bien. El pequeño acaba de insultarme.
—¡Kieffer! —su hermano lo reprende, pero no puede ocultar esas mejillas sonrojadas que acaba de provocar un niño de tan sólo 5 años de edad. Mis ojos se deleitan con algo nuevo nunca antes visto.
Joey se acerca a la puerta de entrada junto con su mini copia. Antes de entrar, voltea hacia donde me encuentro parada, observándolos como boba.
—¿Quieres acompañarme?
Lo miro directo a los ojos y con eso es suficiente para volver a sentir correr la sangre en mis mejillas, tal parece que ese es su lugar favorito.
Miss conciencia saca la cabeza del periódico que está leyendo y se enfoca en su objetivo «¿Quieres hacer el favor de actuar como la adulta madura que se supone eres? No es momento de comportarse como chiquilla prematura.»
Es algo en lo que no tengo control. Mis mejillas actúan por sí solas.
«Pues ejerce autoridad, Elizabeth. Nos estás haciendo quedar mal. ¡Contrólate!» Vuelve a su posición anterior y cruza las piernas con elegancia.
¿Qué necesidad hay de tener aquí a mi madre? Mi conciencia se está haciendo cargo de eso ejerciendo su papel. Y es horrible.
—Creo que esperaré aquí, gracias.
Asiente y se introduce a la gran casa con su hermano tomado de la mano.
Yo solo me quedo en la entrada admirando la belleza de este impresionante lugar. Estaba tan asombrada que no me había tomado el tiempo para darme cuenta que el camino que te dirige a la entrada principal está marcado por pequeñas linternas clavadas al césped. Me pica la curiosidad del lugar, no conozco esta parte de Londres, bueno, no conozco la mayoría del mismo, pero el saber que aún quedan lugares por explorar, me tiene inquieta.
Volviendo al tema principal, ¿cómo se supone que actuaré ahora cuando tenga a ojos bonitos en presencia? Su comentario de "cuando los novios salen" me ha dejado pasmada. No es que lo haya pedido, aún, pero tan solo pensar en la noche de nuestra cita, y que se me declaró, me hace ponerme con la piel de gallina. ¿Eso se supone que ya lo somos? Rayos, odio cuando no tengo la respuesta a algo. ¿Por qué esto tiene que ser tan complicado para mí? Ni siquiera le he dado el sí.