—Vamos, Dou. Tan solo una vez—pongo mi mejor cara de perrito—. Por favor, por favor, por favor.
—No, Elizabeth. ¿Cuántas veces tengo que decirlo? No— se deshace de mi abrazo como si este le quemara—. Es mejor que te lo graves, cariño, sabes que no me gusta repetir las cosas. —Toma del líquido que contiene su vaso rojo y hace como si esta conversación no hubiera ocurrido.
Su negativa no me hace dar por vencida. Soy una chica con un objetivo.
—Nunca he ido a uno, cariño. Quisiera ir, para divertirnos un poco. Quiero ir contigo. Por favor. Siempre dices que no cuando te lo pido, pero esta vez hazlo por mí, ¿sí? — beso su mejilla.
Resopla, en verdad parece frustrado con mi insistencia.
—Elizabeth, esas cosas solo son para aquellas personas que no tienen nada qué hacer. Solo pierden su tiempo malgastando su dinero en juegos para niños. La respuesta sigue siendo no, así que déjate de estupideces.
Eso me lastima más de lo que pensé haría. Pero asiento de todos modos, tragándome su respuesta.
Hemos estado así estos últimos días. En un tira y afloja. Él ha estado un poco de mal humor. Le hecho la culpa a todo lo que se nos ha acumulado, la escuela, los exámenes, los proyectos y las finales de baloncesto. Por no decir que está demasiado cerca —a unos cuantos meses— las aspiraciones para la universidad. Así que trato de acomodarme lo más que puedo a Dou. Me convenzo una y otra vez a mí misma de que si no muestro el malestar que verdaderamente siento en algunos aspectos de nuestra relación que me incomodan, evitaré una nueva confrontación. Cosa que pasa más veces de las que me gustaría admitir.
Me siento triste. La alegría que sentía al principio, ahora pocas veces sale a la luz. La mayor parte del tiempo ni nos vemos, y cuando lo hacemos Dou está de malas y reclamando el por qué no le doy tiempo, que no es importante para mí, que mis amigos tan solo me hacen pensar cosas que no son, y bla, bla, bla.
Ahora todo es malo. Nuestra relación la siento resquebrajarse. Lo que antes era mi felicidad, ahora es causante de desvelos, pleitos, acusaciones. Quiero pasar tiempo con Dou, pero en ocasiones siento como si a él le molestara mi presencia. No lo entiendo, todo estaba bien. Pero ahora, ¿qué ha pasado? ¿Qué he hecho mal?
Este último tiempo siento que no estamos avanzando. Si antes sentía que estaba dentro de un auto de carreras, donde la velocidad me hacía disfrutar las mariposas en mi estómago y del paisaje que veía. Ahora siento que voy en un auto al que le ha entrado agua en el depósito de combustible y poco a poco está dañando la maquinaria, provocando avería tras avería. Tan así, que tan solo esperaría por que la máquina pare de dar vida al motor, y este deje de funcionar.
Niego. Pero... ¿qué puedo hacer para que esto mejore?
La verdad es que muchas de las veces siento que esto es mi culpa. Sé que Dou está cansado y le pido tomarse un tiempo para salir. ¿Cómo actuaría yo en su situación?
Me doy una palmada mental.
Puede que tan solo sea una racha. Puede que cuando se termine este periodo que nos tiene tan estresados todo mejore. En verdad lo amo. No quiero hacer especulaciones de algo que no estoy totalmente segura.
Superaremos esto. Lo superaremos, ¿verdad?
Ahora mismo nos encontramos en un parque junto con otros compañeros de la escuela y jugadores del equipo de baloncesto, amigos de Douglas. No quedan muchas personas a nuestro alrededor, a decir verdad. Poco a poco se han ido retirando. Ya solo quedamos unos cuantos.
—Hey, Eli, —me remuevo de entre las piernas de Dou, donde me mantiene abrazada, mientras estamos sentados en una banca—. ¿Ya escuchaste que vamos a ir a un parque de diversiones de aquí? ¿Quieren venir?
Nunca he ido a un parque de diversiones, quiero ir a uno. Me han dicho que los juegos que hay ahí son geniales, y que van desde los más sencillos que te hacen cosquillas, hasta los más sofisticados, aquellos que te hacen gritar de adrenalina. Quisiera subirme a uno de esos, quiero tener esa experiencia.
Siento la mano en mi cintura tensarse, pero no le hago mucho caso, por lo que me levanto y sigo a Ray al grupo donde se encuentran mis amigas y las últimas personas aquí.
—Hey, Eli, vas a venir con nosotros, ¿cierto?— pregunta Gingell—. Todos estarán allá.