Eres Mi Sueño©

CAPÍTULO 31

Dirijo mis ojos al cielo, estando en la terraza del edificio, mirando las cenizas de las hojas que contenían todo mi sentir, volando desde mi mano hasta un cielo azul. Sintiendo esa atadura al pasado, siendo desplazada y quemada, sintiendo, por una vez desde hace mucho tiempo, esa libertad tan profunda y anhelante. Sintiéndome yo, una vez más, pero diferente, más fuerte, y con un panorama más amplio de la vida.

Experiencia se llama.

Una vez que no me es posible soportar el calor de las llamas consumir el papel y llegar a mis manos, lo dejo caer al suelo, y lo pisoteo. Lo que debí haber hecho desde tiempo atrás. Dejar ir lo que fue y tomar ahora el ser.

Abro mis brazos a mis lados, y levanto mi rostro al cielo. Libertad. Pura y refrescante libertad, al fin tengo la dicha de conocerte.

* * *

—¿De qué estás hablando?

No, no, no. Esto no puede ser posible. No.

—Lo siento, Lizzy. No supe que hacer, más que darte un poco de tiempo y venir a avisarte.

Ya lo presentía. Presentía que algo muy malo iba a pasar, y lo pasé por alto, pensando en que era la loca de la Miss tratando de volverme loca.

No. No. No.

—Dios mío, esto no puede estar pasando. No.

La mirada que Alice me da, es una de tristeza, de pena. Pero siento tanta impotencia corriendo por mis venas, que no puedo ahora obligar a mis cuerdas vocales decir algo coherente para tranquilizarla. En este momento, la coherencia es lo último que me aborda.

Teléfono. Necesito mi teléfono de ya.

Buscando en él el nombre que me pide a gritos que le llame, marco su número.

Por favor, por favor, contesta.

Una, dos, tres, cinco llamadas, y la respuesta sigue siendo la misma en todas y cada una de ellas. Buzón de voz. Pero eso no me da para abajo, sigo intentando. Necesito hablar con él. Necesito escuchar su voz, necesito saber que está bien, que todo está bien.

Dios mío. Dios mío. ¿Por qué a mí, por qué?

Sigo intentando. Pero la decepción termina por incluirse a la suma de sentimientos que me corroen, cuando me doy cuenta que, no importan los intentos de mi parte, la respuesta va a seguir siendo la misma. Desvío de llamadas al buzón de voz.

¡NO!

¿Cómo iba yo a saber que Joey se mantuvo detrás de la puerta todo el tiempo que estuve hablando con Alice, escuchando a cada momento lo que salía de mis labios? No puedo ni imaginar en lo que en ese momento debió de haber pensado. Que, sí le pude contar a mi amiga una parte de lo que pasó conmigo, y que, a parte, me desahogué en una carta dirigida a un hombre que no era él. Y que, cuando se trataba de él, de Joey, no podía salir nada de mí pasado a relucir.

Cariño, no puedes hacerme esto, no ahora.

Inevitablemente, las lágrimas inundan mis ojos. Pero me las trago, no voy a permitir que la desesperación nuble mis pensamientos y me impida pensar. No en esta ocasión.

Tomando valentía desde muy dentro, tomo mi mochila, las llaves del apartamento, dinero, y lo más importante..., la carta. No sé si llegaré a ocuparla, pero más vale prevenir. Y ya con todo eso en mis manos, voy en su búsqueda.

* * *

Bajo del taxi y me dirijo a esa reja negra, que funciona como un muro entre mi amor y yo. Restriego mis manos en mi short de mezclilla, secando el sudor en ellas. Tomo un profundo suspiro, y me armo de valor.

Bien, aquí vamos.

Llego a la reja, pero no hay manera de cruzarla, no hay manera de llegar al otro lado. Desde ella puedo ver el hermoso jardín compuesto por una incontable cantidad de flores distintas. No se me pasó por la mente esto, no recordé que, para poder llegar a la puerta principal, tenías que cruzar el enrejado. ¿Cómo se supone ahora que llegue hasta Joey?

Tomo mi teléfono celular una vez más, y hago una llamada más, pero el resultado es el mismo que las veces anteriores. Nada. Mi esperanza comienza a ser pisoteada. Pero no, no, no puedo darme por vencida ahora. Tengo un objetivo. Tengo un chico al cual llegar.

Llegando un poco de raciocinio a mi cabeza, miro a mi alrededor, y compruebo, que hay un par de autos más estacionados en la acera.

Genial, ahora más gente estará enterada de lo que pasa.

Pero, cabe una pequeña posibilidad de que no sean de aquí, ¿cierto?

Cuando volteo a mi alrededor nuevamente, puedo mirar a una señora un poco mayor a unos cuantos metros de distancia mío. Por lo que espero unos minutos más a que llegue donde estoy.



#45727 en Novela romántica
#7323 en Chick lit

En el texto hay: pasado, amorymusica, londres

Editado: 27.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.