Es Mí Novio, Pero No Lo Sabe

Capítulo Seis

𝕊𝕒𝕙ú𝕟

Mi nombre es Sahún Campbell, y soy detective de la Real Policía Montada de Canadá. Mi vida está llena de misterios y peligros, pero ninguno como el que enfrenté en el inicio del otoño de 2023.

Taylany, la enfermera argentina, había llamado mi atención desde el momento en que la vi en la policlínica de Montreal mientras visitaba a mi amigo, el teniente Williams Balanteau, que se encontraba allí hospitalizado a causa de un atentado por artefacto explosivo.

Sus ojos oscuros y su acento melódico característico de su país me intrigaron. Pero no fue hasta que descubrí su conexión con Elizabeth Vélez, una de las sospechosas del atentado de mi amigo, que mi interés se convirtió en obsesión.

Decidí investigar a las compañeras de trabajo de Elizabeth y de esta manera encontrar una pista que la relacione con el atentado, dada su relación secreta con Caesar Ours, el principal sospechoso.

La abordé en su lugar de trabajo después de que Andrea me diera autorización de investigar.

Williams es nuestro amigo, y por esa amistad vamos a llegar a la verdad y desenmascarar al culpable. Taylany Ordóñez es mi entrada a Elizabeth Vélez y descubrir si ella tuvo algo que ver o solo es una pieza que Ours utilizó equivocadamente en este rompecabezas.

Luego de nuestra charla casual en el pabellón de veteranos de guerra, convencí a la inocente chica de aceptar una invitación a comer a un restaurante de mucho prestigio en la ciudad de Montreal.

Al cumplir el tiempo de ir por ella como quedamos, llegué al parqueadero y la bella gaucha ya me estaba esperando. Sonreía con una timidez que cualquier hombre desearía ser el que la ocasione, pero para mí era solo un objetivo para llegar a la verdad.

Bajé de mi auto y me acerqué hasta donde ella estaba.

—Hola hermosa. ¿Hace rato me estás esperando? —pregunté tratando de sonar preocupado.

—Tranquilo Sahún, hace apenas cinco minutos salí de guardia —me explicó con timidez.

—Ven, sube a mi auto —tomé su mano, que sentí fría, y abrí la puerta del copiloto para que subiera.

En el camino la miraba y ella se sonrojaba inmediatamente. Me pareció tan inocente que, inexplicablemente, me hizo enojar. No hablamos excepto para decirle qué restaurante había escogido y qué tan lejos estaba. De verdad me sentía contrariado al ver la facilidad con que esta chica estaba cayendo ante la galantería y algunas palabras bonitas.

El restaurante “La Carreta” fue el elegido, ya que es el único en Montreal que maneja un elaborado menú con platos latinoamericanos y sabía que eso a ella le iba a encantar.

Allí ya tenía mi reserva y la anfitriona nos llevó a un reservado. Taylany miraba asombrada la elegancia del lugar.

El VIP se llamaba Pampa mía, los reservados tienen un nombre característico de cada país en el cual ellos basan su gastronomía.

—Sahún, gracias por invitarme a este restaurante, me encanta —corrí su silla para que se sentara y me ubiqué al frente de ella.

—¿Me vas a ayudar con el menú? ¿Qué me recomiendas? —le pregunté mientras tomaba su mano.

Noté que se puso nerviosa y eso me alegró. Iba por buen camino.

—Pues yo amo el asado, podemos pedir de entrada una polenta y un plato de asado —me explicó, mojando sus labios al imaginar el menú, y yo me perdí un instante en ese gesto.

Solicité el plato que ella sugirió, era delicioso. Una parrillada, o barbacoa como acá lo conocemos.

Brindamos con vino tinto y, disimuladamente, le pregunté por sus amigas.

Pero algo no concordaba. Me dijo que su amiga Elizabeth se fue a vivir con su novio, con el cual llevaba cinco meses de relación, y me mostró las fotos que ella había publicado en sus redes sociales. En una estaba vestida de enfermera frente a la puerta de la mansión de Williams y en otra mostraba las manos de los dos entrelazadas. Lo que más me llamó la atención fue la descripción de las fotos.

Con mentiras y artimañas, convencí a Taylany de ir a su apartamento para beber otra botella de vino que pedí al maître del restaurante.

El plan era perfecto. Confirmé que sus amigas tenían turno doble en la policlínica, por lo cual íbamos a estar los dos solos en su apartamento. Así podría plantar una pequeña cámara y, de esa manera, averiguar los movimientos que Elizabeth haga.

Nos tomamos unas copas mientras conversábamos. Me contó cómo era su vida en Argentina, y yo le mentía sobre mi vida en Canadá.

—Sahún, ya vuelvo. Tengo que ir al baño. No me demoro.

Mientras Taylany iba al baño, rápidamente instalé una cámara oculta en la sala donde estábamos. Espero que no demore mucho Elizabeth en visitarlas y revelar sus secretos.

Las llamas de la chimenea fulguraban en el ambiente, tornándolo romántico, cálido y sensual. La melodía suave que ella había puesto en su reproductor de sonido se prestaba para acercarnos más de lo previsto.

Me quedé mirándola y me acerqué a ella quitándole los anteojos, dejando un suave beso en sus labios. Pensé que se iba a asustar ante mi atrevimiento, pero fue todo lo contrario.

Taylany se lanzó hacia mí con determinación. El beso que yo había iniciado de manera tímida se convirtió en algo más profundo e intenso.

El contacto de sus manos en mi cuello y la calidez de su cuerpo sobre el mío fueron encendiendo el momento. Me sorprendió la transformación de aquella chica tímida en alguien segura de lo que quería.

No tardamos en dejarnos llevar por la pasión, y lo que empezó como un simple beso terminó consumándose entre el calor de la chimenea y la urgencia compartida.

Por un instante, dudé de si había ido demasiado lejos, pero sus gestos y su entrega me demostraban lo contrario.

El amor y la traición se entrelazaron en ese apartamento oscuro. Taylany me había entregado su primera vez, y yo había traicionado su confianza. Pero era necesario. El deber antes que el corazón.



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En el texto hay: romance drama comedia

Editado: 13.10.2025

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