Capítulo Siete

𝔼𝕝𝕚𝕫𝕒𝕓𝕖𝕥𝕙
Mi paciente es un hombre muy guapo, es un hermoso chocolatín, y yo al lado de él me veo como una nucita.

Cuando le hice la terapia física se quejó más qué una cajada de pollos, y eso que al principio se veía complacido con los masajes de calentamiento que le estaba haciendo.

Luego de la terapia, me pidió que le pusiera analgesia y se quedó dormido. Me puse a cantar una salsa del grupo Niche mientras organizaba los medicamentos que le debía aplicar.

🎶Una aventura, es más bonita, si no miramos el tiempo en el reloj 🎶

Me senté un rato a leer los mensajes que tenía, y vi muchos que me comentaron de la selfi que puse en mi estado de WhatsApp, con la puerta de la mansión de fondo.

📳Tay: recuerda que en una semana nos vas a invitar a tu nuevo hogar.

📳Itha: amiguita, espero que te vaya muy bien en tu nido de amor.

📳La patrona: Elizabeth Vélez, ¿qué es esa imprudencia que cometiste poniendo en evidencia el lugar donde estás trabajando? Aunque menos mal publicaste que era tu nido de amor, así puedo inventar una excusa para tu ausencia en la policlínica. Diré por el momento que pediste una licencia para adaptarte a tu nueva vida.

📳Solimaluca: Ja, ja, ja, ¿nido de amor? ¿Y a ver la foto del pajarito que adorna tu nido?

Me llenó de coraje la zurumbática de la Solimar y sus comentarios malucos. Sé que la debo ignorar, pero me da rabia que se meta conmigo.
Y como un bobo cariado mata a la mama me fui hasta la cama de mi chocolatín que yacía profundamente dormido, entrelacé mi mano con la de él y tomé una foto.

«Este lazo es irrompible, tu mano con la mía por siempre. Te amo, mi chocolatín».

Y le di enviar…

Unos minutos después ya los comentarios no se dieron a esperar hasta que me llegó una llamada de doña Crucita. Me persigné y me encomendé a la santa madre Laura de Jericó, Antioquia, y al señor de los milagros de Buga Valle.

¿Por qué mi abuela me llama a esta hora? A lo echo pecho, lo más seguro es que es por otra cosa y yo ya montándome una película en mi cabeza.

📲 ¿Aló?

📱Elizabeth del Pilar Vélez Vélez, ¿qué es eso que andas de novia y además estás viviendo con él? ¿A eso se fue mijita a Canadá? ¿A comerse el pastel antes de la fiesta?

📲Abuelita, no es lo que usted piensa. Él es mi novio pero de mentiras.

📱De mentiras las caimas. Mira, mi niña, eso no es lo que yo quiero para usted. Pero si usted lo quiere que le voy a hacer, yo acá tan lejos. Solo me queda pedirle a mi Diosito que él la sepa querer. ¿Y cómo se llama mi yerno?

📲¿Yerno?

📱Si, su novio sonsa.

📲Williams

📱Qué lindo nombre, después me hace una videollamada para que me lo presente. Chao, que mi Dios me la bendiga y la virgen me la acompañe. La bendición, padre, hijo y espíritu santo.

📲Amen.

Nuevamente, me cuelga sin tener derecho a réplica, así es doña Crucita.
¡uff qué alivio! Pensé que me iba a ir peor. Esa abuela mía, uno no sabe como va a reaccionar.

Desde que decidí aceptar ser la enfermera personal del teniente Williams Balanteau ya ha pasado una semana, y mi vida ha dado un giro inesperado. El atentado que sufrió afectó sus piernas y su columna, dejándolo postrado en una cama de hospital. Desde que llegué a su mansión, he estado a su lado, cuidándolo con devoción y profesionalismo.

Cada día comienza temprano. Me despierto antes del amanecer, preparo su desayuno y me dirijo a su habitación. El teniente Balanteau es un hombre reservado, pero a medida que pasan las semanas, hemos establecido una rutina y con ella una confianza. Realizo terapias físicas para fortalecer sus músculos y ayudar en su recuperación.

A veces, cuando veo el dolor en sus ojos, me pregunto si alguna vez volverá a caminar con normalidad. La administración de medicamentos es crucial. Llevo un registro meticuloso de cada dosis, observando cómo reacciona su cuerpo. A veces, cuando le inyecto la medicina, nuestras miradas se cruzan y siento algo extraño en el cuándo me mira.

¿Qué piensa él? ¿Siente gratitud o simplemente tolerancia? No puedo evitar preguntármelo.

Las comidas son otro aspecto importante. El teniente tiene preferencias específicas: pollo a la parrilla con arroz integral, ensaladas frescas y frutas. A veces, mientras le doy de comer, nuestras manos se rozan. Es un contacto fugaz, pero suficiente para hacer que mi corazón lata más rápido.

Y luego está el secreto. La mentira que he tejido con cuidado. Mis amigas enfermeras creen que el teniente Balanteau es mi novio. Les he dicho que me fui a vivir con él y por eso pedí una licencia no remunerada mientras me adapto a esta nueva vida, eso es lo que me pidió la jefe Andrea que les dijera a ellas.

Pero, ¿qué pasaría si descubrieran la verdad? ¿Qué pensarían de mí? A veces, cuando estoy sola en mi habitación, me pregunto si estoy cruzando límites éticos.

¿Es correcto mentir? ¿Es apropiado sentir algo más allá de la profesionalidad? Porque es cierto, Williams es un hombre guapo y me gustaría que fuera mi novio de verdad. Pero luego miro a mi paciente, luchando por su recuperación, y sé que mi deber es cuidarlo, protegerlo y mantener su confianza.

Así que aquí estoy, entre atención, cuidados, terapias y secretos, tratando de equilibrar mi corazón y mi cabeza. El teniente Balanteau no lo sabe, pero su sonrisa ocasional y sus palabras de agradecimiento me dan fuerzas para seguir adelante. Quizás, en este proceso, ambos encontraremos algo más que una simple relación profesional.

Estaba sumida en mis pensamientos mientras planeo iniciar sus terapias en la piscina climatizada de la mansión y la llegada de alguien me saca de mis cavilaciones.

—Buenos días, señorita Vélez, ¿me puede dejar a solas con su paciente? —me dice el amigo de Williams mirándome de manera despectiva.

—Claro que sí, señor, con permiso—. Me levanté de la silla del escritorio que hay en la habitación. —Si necesitan algo, por favor, me llama del citófono. Estaré en la cocina preparando la merienda de Bill.