Es Mí Novio, Pero No Lo Sabe

Capítulo Ocho

𝕎𝕚𝕝𝕝𝕚𝕒𝕞𝕤

—¿Una cita? —replicó mis palabras con los ojos bien abiertos.

—Sí, una cita tú y yo. No sé, ir a un restaurante o a cine —Elizabeth se acerca a mi silla de ruedas y se pone a mi nivel tocando mi frente.

—¿Acaso tienes fiebre? —le quito la mano suavemente y le digo al oído.

—Tengo fiebre de ti, linda, tú me gustas. —Se paró como un resorte y se quedó mirándome.

—Eso es imposible, y además no es ético. Eres mi paciente —Si como no, quien no supiera que me estás haciendo pasar por su novio le creería.

Minutos antes, Sahún Campbell, mi amigo y detective de la real policía montada de Canadá, entró a mi habitación y le pidió de manera cortante a Elizabeth que nos dejara solos. Su mirada era seria, y su voz, baja y confidencial.

—Williams, necesito hablar contigo —dijo, después de que Elizabeth cerrara la puerta tras de sí

—Elizabeth está jugando un peligroso juego. Ha estado publicando fotos tuyas en las redes sociales, afirmando que son pareja. Pero sé que no es cierto —Mis cejas se alzaron mostrando asombro.

¿Por qué Elizabeth haría algo así? ¿Y por qué yo era parte de su farsa?

—¿Por qué lo hace? — pregunté. —¿Qué gana ella con esto? ¿Crees que es un plan de Ours?

Sahún se apoyó contra la ventana, observando la lluvia que golpeaba los cristales.

—Creo que está distrayendo a todos. Desvía la atención de su verdadera conexión con Ours. Williams, ella es una sospechosa en tu caso. No evito pensar que sí está involucrada en el atentado.

Asentí. Elizabeth había estado a mi lado desde que egresé del hospital. Cuidándome, sonriendo, actuando como si fuéramos más que enfermera y paciente. Pero ahora, todo tenía sentido. La falsa relación, las fotos, su cercanía. Era una estrategia para ocultar algo más oscuro.

—¿Qué propones, Sahún? —pregunté. —¿Cómo podemos descubrir la verdad?

Sahún sonrió, un brillo de complicidad en sus ojos.

—Vamos a jugar su juego. Le sugerirás una cita. Una cena, tal vez. Y yo estaré cerca, observando. Si hay algo turbio, lo descubriremos —expresó su plan.

Asentí, sintiendo la adrenalina. Elizabeth no sabía que estaba jugando con fuego. Pero yo también tenía mis cartas. Si ella era culpable, no escaparía de mi alcance.

La lluvia seguía cayendo, y mi habitación parecía más oscura que nunca. Pero en ese momento, sentí que estábamos más cerca de la verdad que nunca antes.

—Está bien, acepto —La voz de Elizabeth me sacó de mis recuerdos.

—No sabes lo feliz que me haces linda. ¿Qué te parece cenar en un lindo restaurante hoy en la noche? —Le hice ver mi entusiasmo.

—No, una cena no. Salgamos mañana sábado al Jardín Botánico de Montreal. Hoy necesito ir a mi antiguo apartamento —Mis alarmas se dispararon, quiere salir para contarle a Ours que tiene una cita conmigo.

—Será donde tu quieras linda.

𝕋𝕒𝕪𝕝𝕒𝕟𝕪

Hoy, mientras me encuentro en mi apartamento, la tenue luz de una lámpara de mesa ilumina la pequeña sala. El recuerdo del encuentro con el supuesto inspector de higiene, Sahún, sigue fresco en mi mente. Su mirada intensa, su voz suave y su presencia misteriosa me dejaron sin aliento. Pero ahora, una semana después, todo ha cambiado.

El teléfono permanece en silencio. He enviado mensajes y llamado varias veces, pero Sahún no responde. Las citas cortas que compartimos parecen un recuerdo lejano. ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué se aleja de mí?

Cada vez que nos vemos, Sahún solo habla de Elizabeth Vélez, mi compañera de trabajo. Siento un nudo en el estómago. ¿Era solo un juego para él? ¿Me usó en nuestra primera vez juntos? Me he enamorado de él, y ahora la desilusión me consume.

Recuerdo sus besos, sus caricias, la forma en que me miró aquella noche en el restaurante. Pero ahora, todo es diferente. Sahún evita mis ojos, se aleja como si temiera que descubra algo. ¿Qué secretos oculta? ¿Por qué me dejó en el abismo de la incertidumbre?

Me levanto y me acerco a la ventana. La ciudad brilla bajo la luna. ¿Cuántas noches he pasado pensando en él? ¿Cuántas lágrimas he derramado por su ausencia? Me siento vulnerable, como si hubiera entregado mi corazón a alguien que no lo merece.

El viento sopla suavemente, como si suspirara junto a mí. Sé que es mejor dejarlo ir, pero el amor no entiende de razones. ¿Cómo olvidar sus promesas, sus caricias, su piel contra la mía? ¿Cómo borrarlo de mi mente y corazón?

—¡Órale chamaca! ¿Nos vas a contar qué te pasa? ¡Ya no eres la misma Tay de siempre! —Talitha me preguntó preocupada.

Ya más calmada, les conté a Elizabeth, a Talitha y a Solimar lo que realmente ha pasado. Me dejé envolver por su encanto, me enamoré a primera vista y le di mi pureza sin siquiera conocerlo. Soy una tonta, así me siento.

—Ay, Taylany, es que sumercé se enamora esperando una devuelta —me dijo Elizabeth tratando de sacarme una sonrisa.

En ese momento, no evité llorar. Talitha y Elizabeth se preocuparon y me abrazaron.

—Debe ser porque la abandonó su también novio imaginario —comentó Solimar, y mi llanto se volvió aún más inconsolable.

—Solimar, ¿por qué no te callas? —le gritó Elizabeth.

—Mejor me voy, no vaya a ser que se me contagie la bobada. Al rato vuelvo —salió Solimar, pero al pasar a la estancia pegó un grito.

—¿Qué pasó? —Se paró Itha como un resorte por el escándalo de Solimar.

—Soy yo. Vengo a traerle este té a Tay. —es la patrona que venía de la cocina con una taza de té caliente.

Andrea tiene las llaves del apartamento y puede entrar en cualquier momento.

Se sentó a mi lado y me lo entregó.

—¿Es verdad todo lo que dijiste? —Me dió pena que haya escuchado.

—Sí. ¿Vos lo conocés, cierto? ¿A Sahún? —pregunté temerosa de lo que me vaya a responder.

—Es solo un conocido, pero ya no puedes llorar sobre la leche derramada. Eres una chama muy bonita, no te dejes vencer. Vales más que ese hombre. A ver seca esas lágrimas —me dió un pañuelo para que me las secara y yo le sonreí agradecida.



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En el texto hay: romance drama comedia

Editado: 13.10.2025

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