Capítulo Nueve

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Llevo más de dos horas buscando al idiota del Sahún, no puedo más con la arrechera que tengo con ese imbécil poco hombre.

Una cosa es que yo haya autorizado que Elizabeth sea investigada por medio de sus amigas, y otra muy diferente es que se haya aprovechado de Taylany y haberse llevado su primera vez.

Al no encontrarlo ni en su oficina, ni en su Penthouse, me imaginé que estaba en el bar que frecuenta con sus amigotes.

Entré al bar como un huracán y los vi en la barra sentados. Sahún, estaba junto a Serkan y Aubery. También está el idiota de John Morant y su hermano Michel. Si Williams estuviera en condiciones también estaría aquí.

Me acerqué con pasos agigantados, llegué hasta donde él estaba y le grité.

—¡Casi que no te encuentro mal nacido! —plaf, le estampé una cachetada a Sahún

Del impacto del golpe y como lo tomé por sorpresa, se cayó al suelo estrepitosamente con silla y todo.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me golpeas? —Me gritó sobándose su mejilla y tratando de pararse con la ayuda de sus amigotes.

—¿Que qué me pasa? ¡Eres un idiota! ¿Porque coño tenías que hacerle eso a Taylany? —En ese momento logró pararse y ya medio bar nos estaba mirando.

—¿De qué hablas? ¡Tú me autorizaste! —Sé que no dice más, pues es algo supuestamente confidencial.

—Si imbécil, pero no a comérsela. Te desconozco Sahún, que falta de profesionalismo aprovecharse así de una chama inocente —Sus amigos nos miraban expectantes ante lo que hablamos.

—¿Inocente? ¡Si esa mujer prácticamente abusó de mi —Vi a John y su hermano abrir los ojos incrédulos ante sus palabras.

—¡Y usted aburrido de que lo abusara! —Sentí la risa y el chismorreo de la gente alrededor.

—Eso hace también parte de la investigación —dijo tratando de sonar convincente.

—Te lo advierto Sahún, no te quiero cerca de ella ni de las demás amigas de Elizabeth —espero ser clara.

—Tranquila, no la buscaré más. Y ya que estás tan defensora de ella y veo que sabes por su boca todo lo que pasó, dile que no me llame más, que no me mande más mensajes —mis ojos echaban chispas con las estupideces que salen de su boca.

—Tranquilo, eso se lo dije hace rato —salí de ahí llevada de los mil demonios.

Esta investigación se está yendo por dónde no es. Estoy completamente segura de que Elizabeth es inocente. Yo creo que ella es solamente una pieza puesta por Ours sin su conocimiento y eso lo voy a descubrir. Puede que sea solo una enfermera, pero soy mujer y somos las mejores investigadoras.

Llegué al parqueadero donde dejé mi auto estacionado, estaba abriendo la puerta para subirme y me alcanza John tomándome del hombro. Inmediatamente, saco mi codo y se lo estampó en su cara.

—¡Ahhh! ¿André, porque me pegas? —Gritó mientras se soba el pómulo donde le di el golpe.

—¿Por qué me abordas así en un oscuro parqueadero? —Le reproché.

—Se me olvidaba que eres cinturón negro —Sí, y defensora de niñas desvalidas.

—¿Qué quieres John? —pregunté cortante, no es mi interés estar más de un minuto con este ser.

—Decirte que yo no estoy de acuerdo con los que hizo Sahún. Eso no es de hombres —Ja, como tampoco es de hombres haberme rechazado hace seis meses.

—Qué bueno. Adiós —Traté de subir a mi auto y John me tomó de la mano.

—Espera André, sé que estás enojada conmigo por lo que pasó. Pero creo que ya es tiempo para explicarte por qué te dije eso —Ni lo miré, terminé de subir al auto, lo encendí y salí rápidamente de ese lugar, dejándolo ahí parado mirando con cara triste.

Apenas lo perdí de mi vista, pude soltar el aire que tenía retenido y una lágrima salió sin permiso, pero rápidamente me la sequé tratando de alejar de mi mente los recuerdos de mi relación fallida con John.

Hace dos años llegué a Canadá procedente de mi bella Venezuela. Dejé a mi mamá y a mis hermanas en busca de una mejor oportunidad de trabajo, ya que mi país pasa por una gran crisis y las enfermeras profesionales como yo somos mal pagadas.

Al ingresar a trabajar a la policlínica tuve muchas dificultades con el idioma, pero recibí la ayuda desinteresada del doctor Morant, que hablaba perfectamente el español. Él prácticamente me enseñó todo lo que sé de Francés, y puedo decir que lo hablo perfectamente gracias a John Morant.

Él se volvió mi amigo, junto a su hermano Michel, Williams y su hermana Araceli, la ex pareja de ella, Aubery, Sahún y Serkan. En ese trato constante, inevitablemente me enamoré de él, y erróneamente pensé que él también, pero que no se animaba a declararse.

Y haciendo honor a mi personalidad dominante, le conté de mis sentimientos hacia él y que estaba segura de que él también sentía lo mismo por mí. Pero tajantemente me rechazó sin reparos. Me aclaró que él únicamente me ve como una amiga, como una hermana y que no entiende por qué pensé que él sentía algo por mí.

ℝ𝕖𝕔𝕦𝕖𝕣𝕕𝕠...

Este es nuestro fin de semana libre en la policlínica y quedamos los siete amigos de ir a una cabaña propiedad de la familia de John en el Parque Nacional du Mont Orford para celebrar el inicio de la primavera.

John y yo salimos de guardia, y llegamos a la cabaña luego de comprar víveres y organizamos todo para recibir a nuestros amigos.

Nos sentamos a descansar frente a la chimenea, tomando un vino caliente y tomé el valor de decirle que desde hace más de seis meses me enamoré de él.

—John, te voy a confesar algo que estoy sintiendo desde hace mucho —Tomé un trago largo de mi copa de vino para llenarme de más valor.

—Por favor no lo digas —John trata de impedir que hable, pepe yo hice como que no lo había escuchado.

—John, te amo, y sé que tú también —Le confesé sin tapujos.

—André, gracias por tener esos sentimientos hacia mí. No sé de donde sacas que yo siento lo mismo, pero yo no te amo. Sí, te quiero como una hermana, como una amiga. No más. Espero que me entiendas y esto no dañe nuestra amistad —Mi corazón hizo crac, pero haciendo honor a mi personalidad solo le sonreí tristemente, aunque no solté ni una lágrima.