Es Mí Novio, Pero No Lo Sabe

Capítulo Quince

𝔼𝕝𝕚𝕫𝕒𝕓𝕖𝕥𝕙

El corazón me latía con fuerza en el pecho, cada pulsación resonaba como un tambor en mis oídos. Yo, Elizabeth Vélez, ¿supuesta prometida del teniente Williams Balanteau? No puedo creer que me encontrara en el epicentro de un caos inesperado.

Las palabras de Williams aún retumbaban en la mansión, anunciando nuestro compromiso ante sus padres y los recién llegados, una noticia que ni yo misma esperaba. ¡Nadie se lo esperaba!

—Esto es una broma de mal gusto. ¿Cómo así que es tu novia? ¿Y qué se van a casar? —Grita, creo que es su padre.

—¿Y el compromiso con Daina? —Una mujer que llegó con ellos dice preocupada.

—¡Dejen que mi hijo explique lo que esta pasando! —Esta vez es su madre la que habló.

—¡Ya les dije que me voy a casar con mi novia!, ¡se llama Elizabeth Vélez, y es la mujer que amo! —Williams alzó la voz.

La mirada indescifrable de mis futuros suegros y la ira palpable de sus acompañantes, no hacían más que alimentar mis nervios.

Tenía una tembladera que se me derramaba hasta un banano.

—Vamos al despacho, ésto lo tenemos que solucionar ya mismo. —Propuso su padre.

Cuando ellos se retiraron al despacho con Williams, observé a una chica entre los recién llegados llorar desconsoladamente, siendo abrazada por sus padres. La tensión era palpable.

Estaba tan preocupada por la situación que no me fije que de repente, quede sola con ellos, abandonada por mis amigas y los amigos de Williams.

Cuando iba a salir del comedor a donde se fueron ellos me vi enfrentándome a estas personas desconocidas que me acusaban de ser una cazafortunas y me interrogaban sobre cuánto me había pagado Williams por fingir ser su novia.

—Nada, Williams no me ha pagado nada. Nosotros nos amamos —Mi voz temblaba de lo asustada que estaba.

—No te creemos, ni siquiera eres canadiense, ni europea. No tienes alcurnia. Debes ser una pobretona —Habló la chica que estaba con ellos.

—Soy colombiana a mucho honor. Y puede que no tenga alcurnia como ustedes dicen, pero así se enamoró de mi Bill —Trato de defenderme.

—¿Se enamoró? Jajaja Bill como tú dices, es el heredero de la dinastía Balanteau y él jamás se casaría con una cualquiera. Su difunta esposa Sandra, era de la alta sociedad de Montreal y su matrimonio fue también arreglado por las dos familias. ¿Qué te hace creer que ahora va a ser diferente? —Dijo el señor, me imagino que el papá de la chillona.

En el momento más álgido del ataque verbal, Williams apareció junto a sus padres.

—¿Qué esta pasando aquí? Les prohíbo que ataquen a Eli, ella es la que menos culpa tiene de esta situación —me toma de la mano —vamos mi amor, ya lo que tenía que decir lo dije. Padres, señores Otaku, quedan en su casa.

Con firmeza y determinación, defendió mi honor. Me tomó de la mano y me llevó a su habitación para protegerme de las groserías y acusaciones mal infundadas.

Al entrar a la habitación, cerró la puerta, se puso de pie con dificultad de su silla de ruedas y me abrazó. Necesitaba este abrazo. Yo jamás en mis casi 23 años había vivido una situación así. Estoy que me muero del susto.

—Tranquila linda, no estés nerviosa y ya no llores. Disculpame por hacerte pasar por una situación así —No me había percatado qué estaba llorando.

—Williams, yo creo que es mejor que dejemos las cosas así. Mira que ellos tienen razón, nosotros no tenemos nada en común —le expliqué soltandome de sus brazos y ayudándole a sentarse en la cama.

—No Eli, no me dejes. No sabes cuanto te necesito —Me ruega.

—Bill, yo se que todo esto es una farsa para que no te obliguen a casarte con esa chica. Tu aún amas a Sandra y se que nunca vas a superar ese amor que le tuviste a ella. Jamás la vas a olvidar. —Me sincere con él.

—Perdoname Eli, tienes razón. Mi vida ya no es vida sin Sandra. Ella y mi bebé eran mi mundo. El día que los perdí yo también morí. Soy un muerto en vida, ya nada tiene sentido. El día del atentado hubiera preferido mil veces haber muerto, pero si estoy aquí es por Araceli. Ella es mi único motivo para estar con vida —Su voz se quiebra.

—Bill, no tengo nada que perdonarte. Gracias por confiar en mi y contarme lo que te agobia. Pero mañana me voy, vuelvo a la policlínica. Le avisaré a Andrea para que consiga a otra enfermera y a mi me devuelva mi trabajo en el pabellón de veteranos de guerra —Esta situación se me está saliendo de las manos.

—No, no te vayas de mi lado Linda. Por favor, ayúdame a evitar este matrimonio —Me súplica

—Williams, no se que te traes. Pero siento que no me pides ésto solo por no casarte con esa chica —Lo enfrenté aunque se que no me dirá la verdad.

—Solo es por eso Linda, por favor ayúdame —esta vez puso sus manos en son de súplica.

—¿Y es que acaso no puedes decir no me caso y listo? —No entiendo estos ricos.

—No lo entenderías linda, mi familia esta basada en convenios comerciales con las familias más poderosas de Canadá —Me explicó y menos entiendo.

—Es verdad, no lo entendí. Ustedes los ricos son muy complicados. Por eso mejor me voy Bill. Lo siento mucho, pero no puedo colaborarte. —Trate de salir rápidamente.

—¡Espera Eli! ¡No te puedes ir, me lo debes! Y a ti también te conviene, solo por los seis meses que dura el contrato. —En ese momento sonó mi celular qué había dejado en la cama y Williams lo contestó

📲Hola abuelita.

📱Hola, ¿eres Williams?

📲 Si soy Williams, pero me puedes decir Bill.

📱Eres muy guapo querido yerno.

📲 Usted también es muy guapa abuelita.

📱Dime Crucita. Que me digan abuelita me hace sentir vieja.

📲 Esta bien Crucita, tienes razón, eres muy joven para que te digan abue....

Le quité el celular y seguí hablando con mi abuela, no se que se trae Williams queriendo conquistar a mi abuela.



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En el texto hay: romance drama comedia

Editado: 11.11.2025

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