𝕊𝕖𝕣𝕜𝕒𝕟
Recuerdo como la luz del sol se reflejaba en las aguas tranquilas de la piscina, creando un ambiente casi mágico en la mansión donde trabajaba como asistente personal.
Yo, Serkan Bürsin, siempre me había enorgullecido de mi profesionalismo y mi capacidad para mantener la distancia con las personas. Pero ese día, todo cambió cuando Talitha León, con su hermoso vestido que capturaba la esencia de su inocencia y su sonrisa deslumbrante, chocó contra mí.
Su abrazo fue inesperado y feroz, como si fuera una garrapata aferrándose a su perro. A pesar de mis peticiones amables, Talitha no me soltaba.
En un acto que aún no logro comprender completamente, le pasé mi celular desbloqueado y ella, con una audacia que me dejó sin palabras, se agendó como “Mi futura esposa”.
Más tarde, durante la cena, nuestros caminos se cruzaron nuevamente. Con una confianza que rozaba la insolencia, Talitha me pidió que me sentara a su lado en la mesa. Algo en su mirada me decía que era más que un simple juego para ella. Y yo, contra todo pronóstico, decidí seguirle el juego a esta hermosa chica y ver hasta dónde podía llegar esta inesperada atracción.
Su presencia a mi lado me llenaba de calma y eso me sorprendió. Jamás una mujer había bajado mis barreras únicamente con un abrazo insolente. Su cara de ángel parecía un sueño y creo que si es un sueño, no me quiero despertar.
—Órale, esto está muy chido —Decía probando los manjares que el personal de la cocina había preparado para la ocasión.
Sí, ya sabía que iba a hacer Williams en esta cena. Todo estaba planeado para la llegada de sus padres con los de su prometida. Solamente quedaba esperar a que Elizabeth no cometiera una imprudencia en el momento en que todo se desate.
Estaba sumido en mis pensamientos cuando sentí que algo trataba de entrar a mi boca.
—Prueba mi caramelito, está delicioso —Abrí la boca para recibir lo que me trataba de dar y le hice un guiño.
—¿Caramelito? —pregunté en voz baja.
—Sí, es que eres como un caramelo de naranja —No hablamos más, pues en ese momento llegaron los padres de Williams y se desató el caos.
Cuando se dirigieron hacia el despacho casi todos nos salimos del comedor, yo me fui detrás de Sahún, qué salió preocupado hacia el despacho tratando de oír algo.
—¿Escuchas algo? —Pregunté inquieto.
—Nada, esta puerta es antiruidos. —Me explicó.
—Entonces toca esperar a que salga Williams y nos cuente qué pasó allá adentro —Sahún asintió y se dirigió al baño.
Yo me regresé a buscar a mi atrevida y la encontré detrás de una columna escondida.
—Hola, pícara soñadora, ¿qué haces aquí? —Brincó del susto y me abrazó inmediatamente.
—Ay mi amor me asustaste, toca mi corazón como palpita —colocó descaradamente mi mano sobre sus bonitos y firmes senos.
—Sí, está muy acelerado —Ella siguió sosteniendo fuertemente mi mano en su pecho y yo sentía algo palpitando en mis pantalones.
—Creo que me tienes que besar para que se calme mi asustado corazón —La miré sonriente.
—Lo que mi pícara pida —la besé suave, saboreando sus labios con vehemencia y ella se dejaba llevar por mí, cerrando sus ojos.
Estaba aprendiendo a besar, estoy seguro de que es su primer beso y yo gustoso le enseñaba. Esta mujer es tierna pero picante a la vez.
—¿Entonces ya somos novios? —me preguntó interrumpiendo el beso.
—¿Quieres ser mi novia? —le pregunté cauteloso.
—Sí, sí, sí —brincaba como una niña chiquita.
—Pero pequeña, primero nos… —La voz de Sahún interrumpe lo que le iba a decir a Talitha.
—Serkan, vamos urgente al despacho de Williams —solté la mano de Talitha y sentí un vacío.
—Después hablamos pequeña —ella me miró con sus ojitos tristes y no pronunció palabra.
Salí detrás de Sahún hasta el despacho, y nos servimos sendos tragos de Whisky. Nos sentamos al frente de la chimenea y nos inundó el silencio.
—Ya habla Sahún, ya Williams nos dará su parte de tranquilidad. Me preocupa tu silencio —Me miró con cara de reproche.
—Más me preocupa a mi tu relación con esa mexicana amiga de la Elizabeth —¿Qué le pasa?, con mi pequeña no se meta.
—¿Qué te va a preocupar lo que yo llegara a tener con Talitha? —le reclamé en son de pregunta.
—Ella puede estar aliada con Elizabeth y Ours —No lo creo.
Aunque en ese momento recordé, que la encontré escondida detrás de una columna.
¿Nos estaba espiando o solo me buscaba?
—¿Y qué propones que haga? ¿Que no la busque más? —pregunté.
—Si quieres, o puedes buscar en ella información —Oh, no, eso no lo haré como él lo hizo con su amiga.
—Yo no haría la bajeza qué tú hiciste —lo miré enojado y ya no quise hablar más.
Tampoco me sentía bien, para ir a buscar a Talitha. Me dejé llevar en mis pensamientos recordando ese torpe pero majestuoso beso. Ella tan inexperta tratando de hacer lo que yo hacía con su deliciosa boca de cereza.
Desee ir a buscarla, que me aclarara que hacía escondida detrás de esa columna. Tuve que esperar, pues en ese momento entró Michell a hablar con nosotros.
Todo se está saliendo de control. No estaré nunca de acuerdo con lo que este par decidió hacer con Elizabeth. Siento que están sospechando de la persona incorrecta, pero ellos supuestamente son los que saben de pistas, de investigaciones y de enigmas sin resolver.
Pero de ahí a obligarla a quedarse en la mansión como prometida de Williams en contra de su voluntad está siendo un abuso y Elizabeth está en todo su derecho de defenderse. Si al terminar todo esto y ella es inocente perfectamente puede demandarnos.
Me levanté y salí del despacho dejando a Sahún solo. Es un idiota y lo desconozco. Michell está enseñado a hacer lo que le da la gana, pero eso no deja de que también lo sea.
Mejor no me pongo del lado de ninguno. Únicamente me preocupa mi pequeña traviesa, se quedó esperando mi respuesta a su petición de ser mi novia.