Es Mí Novio, Pero No Lo Sabe

Capítulo Diecinueve

𝔸𝕦𝕓𝕖𝕣𝕪

El aire estaba cargado de tensión y expectativa en la mansión de Williams Balanteau, mi mejor amigo y excuñado.

Yo me encontraba frente a una encrucijada que había evitado durante demasiado tiempo. Maldije el día en que permití que los prejuicios tontos dictaran mi corazón y terminé mi relación de dos años con Araceli Balanteau. Mi hermosa chef, cuyo talento solo era eclipsado por su bondad.

Había aceptado de que éramos de mundos diferentes, que nuestras razas y el desprecio de sus padres por nuestra relación eran barreras insuperables.

Sucumbí ante la presión generada por ellos y superó el amor que le tengo a esta mujer. A pesar de que estábamos a escasas semanas de casarnos, terminé la relación.

Pensando que mi argumento era válido, irremediablemente rompí su corazón y con eso me gané su odio por siempre.

Eso no quitaba que siguiéramos con nuestros encuentros íntimos, llenos de odio por parte de ella, y de mucho amor por parte mía. Una mezcla de amor-odio que me hacían sentir miserable. Araceli con odio contenido me besaba, me poseía y después me dejaba. Nunca me volvió a hablar, solo los encuentros llenos de rabia saciaban sus ganas y sus instintos, pero jamás sentí en ellos el amor que me llegó a tener.

Sabía que lo hacía porque jamás me decidía por ella y por luchar en contra de los prejuicios que llenó nuestra relación en el pasado. Pero hoy, en medio del caos creado por el anuncio de boda de Williams con su enfermera Elizabeth, decidí que era hora de enfrentar esos miedos.

Me motivó el hecho de que si Williams no aceptaba el matrimonio con Daina Otaku, lo más probable es que el convenio lo hicieran por medio de Araceli y la hicieran casar con Lyon Parker.

Por eso luego de que Williams saliera del despacho con sus padres y se llevara casi a rastras a Elizabeth hacia su habitación yo me dirigí de nuevo al comedor para hablar con ellos y ante la sorpresa de los que aún quedaban en el comedor les hablé.

—Señores Balanteau, quiero decirles algo. Espero que me den unos minutos de su valioso tiempo —Hablé fuerte y seguro de mis palabras.

Con la mirada fija en Araceli que entró detrás de mi y cuyos ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y esperanza, me armé de valor.

—Muchacho, este no es el momento. Espero que nos excuse —Habló su madre tratando de evitar una confrontación.

—Si es el momento. En el pasado cometí un error del cual cada día de mi vida desde ese momento me he arrepentido: es el dejarme convencer de sus amenazas y dejar al amor de mi vida. Pero esta vez es diferente, voy a luchar por Araceli, así me cueste la vida. —Mis palabras salieron fácilmente, las decía con el corazón.

Ante la presencia de las dos familias, confesé mi amor por ella y proclamé mi determinación de luchar por nuestro futuro juntos, sin importar la oposición.

—Estás muy equivocado si piensas que voy a permitir que te enredes de nuevo con mi hija. ¡Ya habías aceptado que tú no le convienes a Araceli! ¿No te bastaron mis amenazas? —gritó su papá, dejándolo al descubierto y a Araceli en un mar de llanto.

—Papá, ¿entonces tú fuiste el culpable de que Aubery me haya abandonado prácticamente a las puertas del altar? —preguntó mi amor llorando.

—Yo, ¡yo no dije eso! —Trató de retractarse, pero en el estrés del momento se puso en evidencia.

Cuando decidí dejar a Araceli, jamás le dije que era por amenazas de su padre. No quería dañarle la imagen que tenía de ese hombre, pues él era su adoración. Lo creía un ser bondadoso y maravilloso, incapaz de tal bajeza, por lo que así le dijera la verdad jamás me iba a creer.

Únicamente le dije que no estaba preparado para tener una relación, y que lo mejor era darnos un tiempo. Con eso me gané una gran cachetada y el desprecio de la mujer que más he amado en la vida.

—Papá, lo acabas de decir. ¿Eso es cierto, Aubery? ¿Mi papá te amenazó? —Araceli me preguntó acercándose a mí.

Escuché a lo lejos que la familia Otaku se despedía, pero nadie les prestó atención. Miré a mis suegros y a ambos les salía fuego de los ojos de la ira contenida qué tenían. Es ahora o nunca

—Si mi amor, tu papá me amenazó con hacerle daño a mi mamá si no te dejaba —Ya se supo todo.

—No, no puede ser que seas así, papá. ¿Por qué? Ustedes saben todo lo que he amado a Aubery, todos los planes que teníamos y no les importó todo lo que lloré cuando él terminó conmigo. ¿Por qué? —Se paró frente a sus padres, recriminándoles palabra por palabra.

—Porque él no está a tu altura, sus apellidos no tienen peso en este país. Porque no quiero tener nietos con él, un simple sargento, hijo de inmigrantes chinos —inmediatamente Araceli lo cayó.

—Si eso es un problema para ti, para mí nunca lo ha sido. Y si te preocupa tanto que yo tenga un hijo con Aubery de una vez, te lo digo: ya es muy tarde, pues ya viene un pequeño Aubery en camino. Para que no te vayas a morir de un coraje, mañana mismo me quito el apellido Balanteau y pasaré a ser Araceli Chang. Aubery, vámonos a nuestro apartamento, tenemos mucho de que hablar —Quedé en shock, Araceli tomó mi mano y nos retiramos de esa nefasta reunión.

Salimos tomados de la mano, subimos a mi auto y emprendí con mi mujer el mejor viaje que he hecho junto a ella. El viaje a nuestro destino.

Ya en su apartamento, abrió la puerta y yo la arrinconé contra ella cuando la cerró. Empecé a besarla despacio, suave, saboreándola, amándola.

Ella se soltó y se fue coqueta hasta la habitación. Yo la seguí feliz, y al llegar veo que se está desprendiendo de su hermoso vestido y despacio lo deja caer al suelo, quedando solamente con una pequeña braga de encaje.

—Hermosa, como siempre —me acerqué a ella cargándola y la deposité suave en la cama.

Me besó tomando la iniciativa y esta vez siento amor en sus besos, en sus caricias. Esta vez no lo hace con rabia, con fiereza, lo hace como antes de que todo se acabara por mis miedos e idiotez.



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En el texto hay: romance drama comedia

Editado: 11.11.2025

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