𝕋𝕒𝕪𝕝𝕒𝕟𝕪
Cuando menos pensé vi una pequeña ráfaga con un balde en la mano y ¡zas!
—¡Lo mojaste! —Grité asombrada.
—¡Me mojó! —Sahún miraba su ropa emparamada.
—Si lo mojé ja, ja, ja —Talitha se carcajeaba divertida.
Entre Talitha y yo sacamos a empujones a Sahún que se negaba a irse. Solimar nunca soltó el bate gigante y cerramos la puerta con dificultad, pues la mole mojada sí que nos dio guerra.
Nos recostamos en la puerta y nos miramos las tres para soltar una sonora y relajante carcajada.
—No somos machas, pero somos muchas, ja, ja, ja —Solimar reía abrazando el bate.
—Solimar no manches, suelta ese chingo bate. Ya me tienes nerviosa —Talitha le señaló a su amigo.
—¿Eso tan grande de donde lo sacaste? —Pregunté curiosa.
—Lo compré por Bing, desde que lo vi me encantó. Así me gusta a mí, grande y doloroso, ja, ja, ja —Nos explicó.
Nos fuimos las tres a la sala a relajarnos después de la escena que acaba de pasar.
—Esperen hago esto antes de soltar mi hermoso bate —Vi que se dirigió a un cuadro abstracto qué hay en la sala, sacó algo del marco, lo tiró al suelo tomando el pesado bate con sus dos manos y lo asestó hasta hacerlo trizas.
—¿Che, qué es eso? —Pregunté aterrada.
—Una cámara escondida —Respondió mirando los restos de la mini cámara.
—¿Híjole, nos están espiando? —Talitha preguntó más para ella, pues ninguna sabía por qué y quién lo haría.
—Eso creo. ¿Pero quién? —Solimar contestó, pero las tres nos quedamos en silencio perdidas en nuestros pensamientos.
¿Sería Sahún el día que estuvo en el apartamento? ¿Por eso insistió en venir?
¿Por qué preguntaba tanto por Elizabeth?
En medio del silencio que se instaló en las tres, les serví un vino tinto caliente y encendí la chimenea.
Talitha fue la primera en hablar.
—Taylany, ¿ese Sahún que hacía en la mansión del novio de Elizabeth? —Me miró esperando mi respuesta.
—Ni idea, también me extrañó verlo ahí —Me quedé pensativa.
—A todos los que estaban en esa mansión, yo ya los había visto en la policlínica —Inmediatamente Talitha y yo miramos a Solimar sorprendidas ante su declaración.
—¿A todos? ¿Y nosotras porque no los habíamos visto? —Talitha le preguntó llena de intrigas.
—Porque ustedes por estar pensando en pajaritos preñados no observan lo que hay al frente de sus narices —No pueden faltar sus respuestas mordaces.
—Solimar, ya hablá todo lo que sepás —La alenté a que hablara.
—Esos hombres frecuentaban mucho a un paciente de la sala VIP —empezó a narrar —El tal Serkan iba todos los días a primera hora, el Sahún iba en las tardes junto al chino bonito. El doctor Morant es el único que atendía ese paciente junto a la patrona Andrea. El guapo de los tatuajes iba día de por medio. Y estoy más que segura que ese paciente es el novio de Elizabeth.
—Claro, él tiene una discapacidad. ¿Vieron que anda medio chueco en un caminador? —Talitha se emocionó al atar cabos.
—Y para estar más seguras de que él es el misterioso paciente de la habitación VIP, todos los días la señorita Araceli lo visitaba. Unos días lo visitaron los señores que llegaron esta noche en lo mejor de la cena —Solimar añadió.
—¿Y que papel jugaran estos hombres en este misterio? —Pensé en voz alta.
—¿Y Sahún porque te mintió diciendo que era un inspector de higiene? —Talitha interrumpió mis pensamientos.
—No lo sé, además la Jefe Andrea también me mintió diciendo que él era únicamente un conocido —Recordé cuando le pregunté si lo conocía.
¿Sería ella la que plantó esa cámara?
—Y lo más importante. ¿Qué hace Elizabeth metida con esa gente? —Añadí, si es verdad lo que dijo Talitha, ya me preocupé.
—Eso lo tenemos que averiguar —Solimar propone muy decidida.
—¿Y como lo hacemos? —Dije dudosa de como haríamos la investigación.
—Ay Taylany, lo que te sobra de estatura, te falta de malicia. Me recuerdas tanto a Elizabeth —Solimar opinó.
—Yo temo por Elizabeth. Presiento que está en peligro en esa mansión —Talitha se paró del sillón preocupada.
—¿Y por qué lo dices? —Solimar también se paró del sillón y la encaró.
—Ah, qué carajos. Si ella está en peligro la tenemos que ayudar. Chicas, yo temprano escuché sin querer una conversación que ella tuvo con Andrea. Resulta que el tal Williams no es su novio, ella está allá trabajando. Solimar, tú sí estás en lo cierto, él estuvo hospitalizado y ella fue contratada para trabajar en la mansión como su cuidadora. Ella inventó, no sé por qué que eran novios, él se enteró de eso y la está usando para evitar ese tal matrimonio con la ojirazgada —Yo quedé asombrada con lo que acaba de decir Talitha, pero Solimar se quedó inmutable.
—Elizabeth hace como seis meses anda diciendo que tiene novio. Y apenas hace una semana fue contratada para trabajar en esa mansión. Los tiempos no cuadran —Expliqué mis dudas —A ese cuento le falta un pedazo
—Ella está cubriendo algo o a alguien. Lo noté en la conversación que tuvo con Andrea —Talitha se queda pensativa —¿Andrea sabrá algo?
—Es que su supuesto novio es otro —Solimar sabía más de lo que decía.
—¡¿Quién?! —Preguntamos Talitha y yo en coro.
—El doctor Ours —Solimar nos confesó —Y ese hombre tiene mujer, entonces Elizabeth era su amante. Por eso no podía decir que era su novio por obvias razones.
—¡Maldito! Enredó a nuestra inocente amiga —Talitha lloriqueo.
—Chicas, entonces. Dejemos de hablar tanto e investiguemos que se traen esos hombres, que tiene que ver Elizabeth en todo esto y si también está implicado el doctor Ours —Solimar propuso —¿Están de acuerdo?
—¿Y como lo hacemos? —Pregunté temerosa, es la primera vez que enfrentaré una misión de esta magnitud.
—Talitha tiene más que conquistado a su cabeza de incendio. Por ese lado puedes descubrir que relación tiene con el tal Williams, y que pretenden hacer con Elizabeth —Solimar le decía esto a Talitha y ella daba brinquitos diciendo que sí.