Es Mí Novio, Pero No Lo Sabe

Capítulo Veinticuatro

𝔼𝕝𝕚𝕫𝕒𝕓𝕖𝕥𝕙

Una semana he estado en la mansión cumpliendo la palabra que le di a Williams y aplicando el consejo de mi abuelita Crucita.

Debí mudarme a su habitación y aparentar que dormimos juntos como una pareja real, ya que sus padres aún no se van a London, qué es donde viven.

Nos vigilan de cerca sobre todo su padre, ese señor me intimida, su presencia es como la de un ente. Cuando menos lo imagino está detrás de mí como un gato acechando a su presa. Es como si buscara en algo que hiciera una prueba de que nuestra relación es una farsa.

Desde que acepté el falso compromiso con su hijo, me sentía atrapada en una telaraña de miradas inquisitivas y sospechosas. El padre de Williams, un hombre de ojos afilados y sonrisa gélida, era el más implacable. Cada paso que daba, cada palabra que pronunciaba, estaba bajo su escrutinio.

Mis días se volvieron una rutina de apariencias y sutilezas. Me esforzaba por no cometer errores, por no darle ninguna razón para desconfiar de mí. Pero sabía que él estaba esperando un desliz, una grieta en mi fachada perfecta.

¿Acaso creía que nuestro compromiso era una artimaña? ¿Una estratagema para obtener poder o dinero? Y la verdad no estaba muy lejos de la realidad.

—Hola Linda, hoy nos va a visitar el equipo de una de las revistas más famosas de Canadá. Nuestra imagen saldrá en primera plana para dar a conocer nuestro compromiso —Williams entró sonriente ya solamente usando un bastón, a la habitación donde me encontraba leyendo y me explicaba como si todo esto fuera real.

—Estoy muy nerviosa Bill, es la primera vez que hago algo así —le confesé temerosa cerrando mi libro.

—Tranquila —Se acercó y me abrazo —todo va a salir bien, muchas gracias por lo que estás haciendo por mí —me decía al oído haciéndome estremecer.

La revista “Famous” sería nuestro escenario. Tal como lo dijo Williams, el equipo de producción llegó con sus luces brillantes y cámaras listas para capturar nuestra imagen. Williams y yo posaríamos como la pareja perfecta, la primicia que la sociedad esperaba.

Pero había algo más en el aire esa noche. Las maquilladoras hicieron su magia, transformándome en una visión de elegancia y belleza. Y cuando Williams me miró, sus ojos se abrieron con asombro.

¿Qué veía en mí? ¿Acaso la farsa se estaba volviendo real? No podía evitarlo: su mirada me afectaba. Tal vez, solo tal vez, en el fondo de mi ser, quería que algo más sucediera entre nosotros.

Pero debía recordar mi propósito original: Evitarle a Williams un compromiso que no quería, resarcir en algo mis mentiras y ahorrarme el pago de una millonaria multa.

Aunque, en ese momento, mientras las luces del escenario nos envolvían, me permití soñar con un futuro diferente. Uno donde Williams me viera con otros ojos, no como una farsante, sino como alguien digna de su amor.

—Estás deslumbrante hoy mi linda Elizabeth —decía mientras cambiábamos de posición ante las peticiones del fotógrafo y su ayudante.

—Gracias Bill, tú también estás muy guapo —le dije sinceramente.

—Chicos, los veo muy tensos. No parecen una pareja que se ama y están a punto de casarse. A ver, hagamos una pose muy sensual. Se van a dar un beso tierno, mirándose a los ojos que demuestre el intenso amor que se tienen. ¡Ay, esto va a salir super romántico! —la voz del fotógrafo nos sacó de la burbuja en que estábamos.

—¿Un beso? ¿Y tiene que ser en la boca? —pregunté temerosa.

—Claro que sí, en la boca, como toda pareja lo hace —explicó algo exacerbado el ayudante del fotógrafo.

—Es que mi linda Eli es muy tímida, y no le gusta dar manifestaciones de afecto en público —en ese momento entraron sus padres al salón donde se estaban tomando las fotos —Pero claro que lo haremos. Ven mi amor, imagínate que acá no hay nadie, solamente tú y yo.

Me tomó de la cintura, acarició mi mejilla y me dio un pequeño beso sin dejarme de mirar a los ojos. Tal cual como lo pidió el fotógrafo. Escuché al ayudante que decía que le diera otro y que por favor se demorara más para captar la esencia del momento. Williams, ni corto, ni perezoso, lo hizo más largo, saboreó mis labios sin reparo y aun sin dejar de mirarme. Mis mejillas las sentía arder de vergüenza, aunque ya nos habíamos dado un besito días antes, ese fue un rápido roce con los labios en pico y ya.

Ya terminada la sesión de fotos seguimos con la entrevista. La periodista nos había pasado con anticipación las preguntas, por lo que no había peligro de confundirnos al momento de responder.

—Muchas gracias Williams por invitarme a tu mansión y darme el privilegio de darle la primicia a la sociedad canadiense de tu nuevo compromiso —La periodista Ángela Chevy, hablaba hacia una grabadora que había encendido con anticipación.

—Gracias a ti por aceptarla y presentar a mi hermosa novia Elizabeth Vélez —Williams decía mientras apretaba su mano con la mía, ya que estábamos sentados muy juntos.

—¡Qué emoción! Cuéntanos Elizabeth, ¿cómo conociste y conquistaste a Williams? —Preguntó emocionada.

—Lo conocí en un viaje que Bill hizo a Colombia, especialmente a Medellín. Yo trabajaba en una prestigiosa clínica y Williams asistió a urgencias por una intoxicación alimentaria que sufrió al comerse una bandeja paisa. Allí lo atendí como a cualquier paciente, no volví a saber de él hasta que el día que debía viajar de regreso a Canadá me buscó a la salida de la clínica y me pidió mi número de teléfono. Desde ese momento nos hablábamos todos los días por WhatsApp y hace seis meses viaje a Canadá para ya formalizar nuestra relación —Dije todo al pie de la letra de la manera más natural posible.

—Williams, ¿Fue amor a primera vista? —le preguntó esta vez a él.

—¡Definitivamente! Cuando la vi entrar a mi habitación, todo a mi alrededor se iluminó. Su sonrisa y timidez me enamoraron. Desde ese instante me di cuenta de que iba a ser mi perdición y mi salvación.



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En el texto hay: romance drama comedia

Editado: 22.11.2025

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