Capítulo Veintinueve

𝔼𝕝𝕚𝕫𝕒𝕓𝕖𝕥𝕙

Salí rápidamente del despacho de Williams, espero haber disimulado mi asombro al enterarme de que soy una sospechosa del atentado de Williams. El hacerme su novia es una estrategia para tenerme vigilada e investigar mi supuesta participación junto a Ours.

Si hubiera sabido que relacionarme con ese ser me traería tantos problemas, jamás lo habría hecho. Pero no se puede llorar sobre la leche derramada, es necesario tomar cartas en el asunto y dejar mi nombre en limpio. Esos hombres me van a tener que pedir perdón de rodillas.

Me devolví a mi habitación, tomé un bolso pequeño y empaqué lo más importante de mis pertenencias.

Casi corriendo traspasé la maldita puerta de la mansión ante la mirada asombrada de los guardias de la entrada. Sentía mucho temor de lo que podía hacerme Williams, lo desconozco completamente.

El viento frío de la noche me azotó el rostro mientras salía de la imponente mansión de Williams Balanteau. Las palabras que había escuchado en su despacho resonaban en mi mente como un eco doloroso. Él nunca me quiso. Fui solo un peón en su juego, una pieza que movió con astucia para sus propios fines.

La luna se alzaba en el cielo, iluminando el camino hacia mi antiguo apartamento. Cada paso que daba me alejaba de la traición, pero también de la ilusión que había sostenido durante tanto tiempo. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo me enamoré de alguien que solo me usó?

Mis lágrimas se confundían con la lluvia que comenzaba a caer. Sentía el corazón roto, la decepción como un puñal en el pecho. No podía creer que Williams sospeche que estuve involucrada en el atentado que sufrió, solo por tener una relación con el imbécil de Ours. Y yo, ser su cómplice sin saberlo.

Llegué en menos de lo que pensé al apartamento, ya las chicas me esperaban impacientes, su cara de confusión se antecedió al verme entrar envuelta en llanto y con una pequeña maleta en la mano.

Me abrazaron todas, hasta Solimar me consolaba mientras recibía mi maleta, cosa que me extrañó. No le presté atención, ya que todas me empezaron a bombardear de preguntas.

—¿Orale, y qué paso Eli, por qué lloras? —Talitha me llevó con cariño hacia el sofá de la sala.

—Ay, piba, nos tenés asustada, ya hablá —Taylany se acercó y me abrazó.

—¿Te dejó viendo un chispero tu supuesto novio? —Más lloraba al escuchar eso de Solimar.

—¡Solimar! —gritaron las dos al unísono, y yo solamente la miré comprendiendo la realidad.

—¡Déjenla, Solimar siempre tuvo razón! Chicas, yo les mentí que tenía novio y lo hacía para tapar al imbécil de Caesar Ours qué me uso como su amante. No tengo justificación, no soy una niña y había señales claras en esta supuesta relación qué yo no quise ver. Aun así, no tenía por qué inventarme una historia al verme derrotada ante la traición de Ours y meter en ese cuento a otro novio imaginario —Todas me miraban atentamente.

—¡Williams! —Dijeron en coro.

—Sí, Williams, que al igual que Ours también me uso. Y me siento una fracasada, volví a permitirlo. Yo soy la única culpable de lo que me está pasando —Volví a ahogarme en llanto.

—Eli, nosotras ya lo sabíamos. Lo sentimos, por eso es que te estábamos citando con tanta premura —Taylany habló.

—Cuando nos enteramos estuvimos un mes haciendo inteligencia, a los amigos de Williams y a Ours—Talitha soltó tremenda bomba.

—¿A Ours? ¿Entonces ustedes ya saben que Sahún piensa que él es el culpable del atentado que sufrió Williams y yo ser su cómplice por la relación que tenía con él? —Les pregunté asombrada.

—Sí, y descubrimos muchas cosas más —Taylany añadió.

—Serkan el enamorado de Itha es el asistente de Williams, fue el que soltó que eres sospechosa de su atentado y te están investigando por eso. Sahún en realidad es un detective de la Real Policía Montada de Canadá, y es el que te tiene en la mira como sospechosa, uso a Taylany para buscar información plantando una cámara en el apartamento —Solimar narraba con la destreza de toda una investigadora.

—¡Lo más seguro es que quedó grabada mi primera vez con ese bastardo! —Taylany gritó acongojada.

—Puedo asegurar que se hace la paja viendo tu película porno, ja, ja, ja.
Y yo hoy voy a probar a mi banano para que también diga su parte y me ayude a cerrar este caso —Solimar se saboreó al decir esto.

—Chicas, muchas gracias por hacer todo esto por mí—Las abracé de nuevo.

—En resumen, estuviste involucrada en un crimen que no cometiste, como los magníficos. Lo mejor de esto es que tampoco el cabeza de Bon Bon Bum es el responsable del atentado —Miré a Solimar haciendo una perfecta o con mi boca.

—Entonces, si él no fue, ¿quién lo hizo? —Pregunté rogando que ellas sepan la respuesta.

—Nuestras investigaciones nos llevaron a descubrir que fue el papá de Ours quien lo hizo, pero no estamos seguras si el mismo Ours lo sabe —Talitha lo confirma.

—El problema es que nuestra investigadora no pudo seguir indagando —Solimar señaló a Taylany la cual se pone de pie y me mira con tristeza.

—Entiendan que yo ya no sé cómo sacarle información. Cada vez que nos reunimos tengo náuseas y ayer que trató de darme un beso tuve que correr rápidamente al baño a vomitar. Yo renuncio a investigar a ese ser. Perdón Eli, pero no soy capaz, no sé cómo vos fuiste capaz de tener sexo con Voldemort, ¡qué asco! —Se le veía la maluquera en la cara, a la pobre de la Taylany.

—Tranquila, tienes razón. Ahí me pegué, fue de nada. Chicas, la clave es tener la confesión de Ours de quién fue el responsable y de esta manera exonerarme de la culpa que me imputan —Todas asintieron a lo que les decía, sintiendo su apoyo.

Mis lágrimas dejaron de caer, y en ese momento, en el calor de la amistad de mis compañeras, supe que no estaba sola. Juntas, encontraríamos la verdad y sanaríamos las heridas que Williams había dejado en mi corazón.

—Chicas saldré un rato, ya es hora de probar un delicioso banano —Solimar tomó su abrigo, sus llaves y salió del apartamento.