Escape. Embarazada del guardaespaldas

Capítulo 10

Capítulo 10

Las siguientes dos semanas transcurrieron en una ansiedad constante, había cámaras por todas partes, y parecía que alguien observaba cada uno de sus pasos; cualquier palabra descuidada podía delatarlos. Vlad le aseguró que había borrado de las grabaciones todas sus conversaciones sobre el bebé y su acuerdo, y al menos con eso Alisa estaba tranquila.

Alisa temía la llegada de Danylo, pues aún no estaba lista para el encuentro con él, y cada coche que se acercaba a la mansión la obligaba a tensarse. Vlad también estaba alerta; se transmitían señales mutuamente con los ojos o gestos en silencio, con cuidado y sigilo, tratando de no llamar la atención.

Casi no hablaban en voz alta sobre lo principal. En una casa donde las paredes tienen oídos y hay videocámaras por todas partes, había que comportarse con prudencia.

La mañana del martes comenzó con el procedimiento habitual. Tamara entró en el comedor con una bandeja de plata.

—Sus vitaminas, Alisa Volodymyrivna. Y el calmante. El doctor Yanovskyi recetó aumentar la dosis, usted se ha vuelto demasiado ansiosa durante el sueño.
En la bandeja, junto al vaso de agua, había tres pastillas: dos amarillas y una nueva, de un azul brillante.

Alisa extendió la mano, pero de repente se quedó inmóvil. Vlad, que estaba de pie junto a la puerta, tosió ruidosamente. Era una advertencia. Él miraba la pastilla azul con una mirada que parecía indiferente, pero Alisa comprendió que algo andaba mal.

—Tamara —dijo Vlad con preocupación, mirando por la ventana—. Cerca de la puerta, parece que hay un mensajero. Seguramente trajeron las cortinas nuevas que usted pidió.

—¿Cortinas? —Tamara se sobresaltó—. ¡Oh, por fin! Voy corriendo. Vlad, vigila, por favor, que Alisa Volodymyrivna se tome todas las pastillas.

Tan pronto como el ama de llaves salió, Vlad se puso junto a la mesa, se colocó de tal manera que su espalda cubriera el ángulo de la videocámara (él sabía dónde estaba ubicada), y con un movimiento rápido atrapó la pastilla azul en su puño, y en su lugar puso otra, exactamente igual en apariencia.

—Es tiza —susurró él apenas audiblemente—. Vi las pastillas nuevas, pero no pude cambiarlas, Tamara las guarda en la caja fuerte y la cierra con código. ¡Por favor, Alisa, tómate la pastilla, como pidió Tamara! —pronunció la última frase en voz alta, evidentemente para la grabación de la videocámara.

—¿Qué es esto? —preguntó Alisa en voz baja, tomó la pastilla y la examinó como si fuera realmente auténtica.

—Un tranquilizante fuerte. Hará de ti una muñeca obediente. Pásala con agua, bébetela rápido, porque Tamara ya vuelve —dijo Vlad en voz baja y se dio la vuelta, caminando hacia la ventana.

Alisa tragó la pastilla falsa de tiza y la pasó con agua, las cámaras registraron esto. Y justo en ese mismo instante regresó Tamara, sonrojada y enojada.

—¡Ahí no hay ningún mensajero! Vlad, ¿qué, te has quedado ciego?

—Probablemente me equivoqué —se encogió de hombros con indiferencia—. Me pareció.

Alisa se quedó sentada indignada e impotente. Maldición, han empezado a envenenarla ya ahora. Ajá, están preparando el terreno de antemano para el diagnóstico de «incapacitada»...

Y a la hora del almuerzo, inesperadamente, llegó Danylo.

Estaba de excelente humor, lo que siempre significaba una cosa: tramaba algo.

—¡Querida, hola! —se acercó y besó a Alisa en la mejilla (fue un toque frío, que hizo que se le pusiera la piel de gallina)—. Te ves... eh... nada mal. ¿Ya se nota la barriga?

Él bajó la mirada hacia su cintura, donde bajo el vestido holgado ya se adivinaba una pequeña barriguita.

—Un poco —respondió Alisa—. Es solo el tercer mes de embarazo.

—Maravilloso. Justo lo que se necesita. Aún no estás tan torpe como las embarazadas en etapas avanzadas, podrás bailar y estar de pie junto a mí más tiempo recibiendo a los invitados. Es muy necesario. Dentro de tres días se celebrará la fiesta benéfica de mi fundación «Futuro de la Nación», y tú y yo seremos las estrellas principales allí. En esta fiesta celebraremos nuestro compromiso y haremos el anuncio oficial de tu embarazo... Habrá prensa, televisión, mis amigos y competidores, todos los que necesito... Tienes que ser una novia impecable y una embarazada hermosa en la fiesta. Para mí, Danylo Korsayevski, todo tiene que ser ejemplar e impecable. Tanto el compromiso, como la novia, y la mujer embarazada... Y tú has descansado bastante bien aquí, tienes un aspecto radiante. Ves, qué bien salió todo, y tú no querías venir aquí...

Alisa notó cómo Vlad, que estaba de pie cerca de la entrada de la habitación, se tensó, taladrando con una mirada de odio a Danylo, pero este no lo vio, ya que estaba de espaldas a él.

—Danylo, me siento mal en las multitudes. Es algo inesperado —dijo la chica arrastrando las palabras—. El médico me recomendó reposo.

—Yanovskyi estará con nosotros —le restó importancia Danylo, sirviéndose whisky—. Y Vlad estará. Por cierto, Vlad, cómprate un esmoquin decente. Saldrás en cámara. No me avergüences con tu chaqueta de cuero.

Danylo se acercó a la ventana, admirando el jardín otoñal tras el cristal.




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