Prólogo
En la mansión de Xavier Conte.
En la habitación de la pareja.
Odette se encontraba dándose un baño, cuando había sentido las manos de Xavier, acariciándole el cabello y su piel desnuda.
—Oye, tengo que irme, tengo dos días contigo y si mis padres se dan de cuenta me matan.
Él la había girado y besado ardientemente, logrando que ella se derritiera entre sus brazos, como la amaba y como deseaba en convertirla en su esposa legalmente, su mujer se negaba rotundamente.
Ella disfrutaba de hacer el amor de Xavier, cuando ella había descubierto sus sentimientos hacia él era tan joven, al cumplir la mayoría se había convertido en la mujer de Xavier Conte en cuerpo y alma.
Xavier había sido su primer amor y su primer amante, sabía que se amaban, pero sus padres eran el impedimento para que sean felices por completo.
El hombre había dejado a su mujer que descansara un poco, habían hecho el amor sin parar, amaba estar pendiente de su mujer y conocía perfectamente bien el ciclo menstrual de su dama, sabía los días que estaba fértil y los días que no, precisamente esta vez no lo estaba por eso amaba estar pendiente de todo para evitar usar algún preservativo.
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Unas horas después.
Odette había despertado soñolienta y veía que Xavier le había dejado la comida, sonreía porque era tan detallista y compresivo, lo amaba tanto, pero no podían disfrutar de su amor como ella deseaba.
Se había levantado de la cama y se había colocado una bata, fue por su desayuno, escuchaba el sonido de los pasos de Xavier eso quería decir que no se había ido.
—Mi amada mujer —dijo entrando y trae una rosa para ella—. Es hora de formalizar nuestra relación.
—Xavi, sabes que nuestros padres no pueden saberlo, tus padres me alucinan y mis padres ni se digan —comentó disfrutando de su desayuno.
—Un amigo se casará en Alemania y quiero que vengas conmigo —mintió, los que se casarían eran ellos y ella no lo sabía aún hasta que llegue el momento.
—Perfecto, esta semana estaré libre, casualmente iba a viajar y esto me parece increíble —dijo dejando de comer.
Él la miraba seriamente, al casarse le iba a quitar esa mala costumbre de dejar de comer para mantenerse delgada si no era porque siempre estaba obligándola en tomar vitaminas estuviera enferma.
—Come un poco más —le ordenó.
Odette lo miraba de reojo y se había comido dos bocados más, se levanta para vestirse e irse de ahí.
Xavier contaba los días y los minutos para que Odette se convirtiera en su esposa, sabía que lo que haría no era lo correcto, pero con dinero todo era posible, había conseguido todos los documentos de su nacimiento, habían nacido el mismo día y en la misma clínica, prácticamente había sido un milagro que sus padres no se hubieran visto en ese momento.
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Unos días más tarde.
En Alemania.
Odette se encontraba un tanto nerviosa, era la primera vez que venía a una fiesta junto con Xavier, saber que estaban en una boda de un amigo la ponía nerviosa, veía que solo estaban los testigos y el juez, pero no llegaban los novios y era muy extraño.
—Xavi no veo a nadie aquí —dijo extrañada.
—Mi amor, discúlpame por lo que haré —dijo inclinándose y sacando el anillo—. Por favor, Odette Karine De Simone Basile. ¿Quieres convertirte en la esposa de Xavier Patricio Conte Ferrara?
Ella intentaba no llorar, ella lo amaba con locura, había estado con ella en cada momento de su vida en lo bueno y en lo malo, habían sido como un pequeño matrimonio en secreto e inclinándose lo había besado ardientemente.
—¡Acepto!, ¡acepto! —exclamó feliz.
El juez y los testigos estaban aplaudiendo con alegría.
Xavier soltó unas lágrimas de alegría y expresó:
—No saben lo feliz y dichoso que estoy por casarme con la mujer que amo.
—Vengan, comencemos con la ceremonia.
Odette miró el vestido y quería negarse, entonces veía que alguien le hacía seña para que se cambiara y usaría un vestido de novia, ella se había alejado de su futuro esposo, se había cambiado y la peinaron rápidamente para ese día tan especial.
Ella agradecía tener el cabello por la cintura y no tan corto como antes, su amado le había confesado que amaba verla con su cabello largo, si ella no le gustaba tampoco había problema, el cabello largo tenía tantas ventajas que había decidido dejarlo en un largo prudente.
Xavier había esperado unos diez minutos y había aparecido Odette con un vestido tipo sirena, se veía radiante, hermosa y sexi. Ahora sería la señora Conte, le demostrara que valía la pena luchar por su amor.
Odette no quería dejar pasar ese momento, no podía seguir permitiendo que sus miedos la siguieran alejando de Xavier, de ese hombre que la había amado y protegido todo este tiempo, lo único malo que estaría pendiente de su alimentación y la realidad que eso era lo que le preocupaba.