Esposos por amor

Capítulo # 1

Capítulo # 1

En la mansión De Simone Basile.

Odette se encontraba bajando las escaleras con rapidez y mirando a su madre como estaba haciéndole señas de nuevo para que no bajara, era tarde su padre estaba esperándola.

—Buenos días —dijo ella sonriendo y mirándolos—. Hoy no podré verlos, tengo que reunirme con Diana y con Sara —les comunicó alegre.

—¡Odette Karine De Simone Basile! —exclamó Oliver mirándola con seriedad—. ¿Me puedes explicar esto? —enseñándole la revista, en donde volvía a salir con varios hombres disfrutando de su compañía.

—Son genes papi —respondió ella divertida—, salí igualita a ti.

Oliver alterándose. 

—¡Eres una mujer! —explotó él—. Una mujer decente no sale con tantos hombres hasta cuando tengo que decírtelo.

—Estamos en otra época —le recalcó suspirando—. Además, soy feliz así.

—Apenas tienes veinticuatro años, eres una bebé —dijo Oliver, frustrado. 

—Error —dijo acercándose otra jovencita—. La bebé de la casa soy yo.

—Por favor, Constanza —habló su madre mirándola.

—Es la verdad —insistió ella haciendo puchero—. No sé por qué papá es tan celoso con ella.

—Porque salió igualita a él —susurró su madre.

—Me voy —dijo Odette tomando su bolso y dirigiéndose a la puerta—. Papá te amo —dijo antes de cerrar la puerta. 

—¡Dios! —exclamó Oliver desilusionado.

Su esposa no podía evitar soltar una carcajada y Constanza se le había quedado mirando como diciéndole. ¿Qué le pasaba?

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Afuera de la mansión De Simone Basile.

Odette había abierto la puerta del Ferrari, color rojo, pasión como le gustaba a su esposo, quien secretamente tenían seis meses de casados, era el hombre de su vida.

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En la empresa Conte.

Xavier se encontraba en su oficina leyendo la revista en dónde salía su mujer.

—Esta Odette se pasa —dijo él sonriendo.

—¿Esa sonrisa? —preguntó Ximena sonriendo y acercándose a él—. Dime hijo.

—Léelo —dijo él dándole la revista.

Ximena había leído detenidamente y soltaba una carcajada.

—Esta chica si es la oveja negra de la familia —comentó alegre—. Pobre de los padres.

—Siempre ha sido diferente —en defensa y serio—. ¿Eso que estás por aquí? —preguntó curioso, muy poco su madre lo visitaba.

—Es sobre Dana —habló ella seria, quería que su hijo se casara con ella. Era de una familia que tenía mucho poder económico—. Es la mujer perfecta para ti.

Xavier había arqueado la ceja.

—Madre, no puedo negar que Dana es hermosa, ahora quiero estar solo.

—Esa mujer te tiene embrujado —dijo Ximena señalando la foto de Odette—. Ella no es para ti.

—Uno nunca lo sabe —dijo con pesar, cometió el peor error de su vida confesarle a su madre que amaba a Odette, eso fue un caos en su hogar al punto que tuvo que guardarse sus encuentros a escondidas y había durado dos meses sin poderla ver, porque su madre lo tenía vigilado y eso que le había explicado que solo la veía en fotografías.

Ella lo miraba con ira.

—Nunca aceptaré una De Simone en mi familia —dijo ella celosa—, cualquier mujer menos a ella.

—Deja los celos y sabes muy bien que siempre he estado enamorado secretamente de ella y sé que nunca cambiara por mí o por nadie —dijo con seriedad para que se le pasara a su madre la histeria.

—¿Qué estás insinuando?, ¿acaso tú y ella? —preguntó ella alarmándose.

—Lo intenté, ella no quiere nada conmigo —mintió, si le confesaba que eran amantes de hacía años, sería la guerra mundial entre las dos familias, desde pequeños conocían la verdad. La atracción física y el deseo los hizo olvidarse de la realidad, ahora menos que era su esposa legalmente.

—Me alegro, esa niña sabe que con un Conte no debe meterse —dijo ella sonriendo y mirando con horror un cojín rosado—. ¿Qué es esto?

—No lo toques —dijo Xavier, celoso, Odette se lo había regalado—. Es mío.

—Hijo no me asustes —dijo Ximena espantada.

—No soy gay —aclaró con seriedad—. Me lo regalo una valiosa amiga.

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En la empresa de modelaje.

—Cada día estás más delgada —comentó Diana seriamente.

—En este mundo tenemos que estar así —respondió Odette sonriendo.

—Eso es verdad —la apoyó Saraí sonriendo, mirando a su prima y amiga—. Odette, papá, está furioso contigo.

Odette maquillándose y habló:

—No sé por qué solo es mi tío.

Sarai suspiró, su prima solo aguantaba regaños de sus padres, odiaba que opinaran de su vida personal.

—Sabes que te adora.

—Yo a él —dijo ella terminando de maquillarse.

—Odette. ¿Y cuándo me presentas uno? —preguntó Diana entusiasmada.

—Un día de esto —contestó alegre—. De aquí me voy una semana para Londres.

—Aun no entiendo cómo te dan tanta libertad —dijo Saraí molesta.

—Ellos me aceptan tal como soy.

—Todo listo —anunció Diana mirándolas—. Es hora de la foto.

—Claro —dijo Odette posando a la cámara, Odette llevaba puesto un traje de baño muy provocativo.

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En mansión De Simone Basile.

Oliver estaba muy angustiado por actitud de su hija, en un año para acá se había vuelto muy rebelde y su esposa estaba muy tranquila tejiendo un conjunto.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó serio y curioso a la vez.

—Estoy tejiendo una camisa para ti mi amor —respondió risueña.

Él la miraba con alegría.

—Eres tan linda conmigo.

—Eres el amor de mi vida

—Papá —dijo Constanza, bajando las escaleras—, me voy a llevar tu auto.

—Bien, ten mucho cuidado —le pidió.

—Sí, papi —contestó sonriendo y se despidió de ellos.

—Nuestras hijas están grandes —dijo sonriendo él.

—Es una verdadera lástima, no pudiéramos tener otro hijo.




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