Esposos por amor

Capítulo # 4

Capítulo # 4

En la mansión Conte De Simone.

Xavier no podía creer lo que estaba escuchando, que existía la posibilidad de que su mujer tuviera un hijo suyo y no ocultar más su amor. 

—Estás segura —dijo emocionado.

Ella asintió levemente.

—Existe la posibilidad, mi periodo no ha bajado y pienso que puede ser que esté embarazada. Me acabo de marear —dijo Odette casi segura. 

Él había suspirado y miraba a su esposa detenidamente, la realidad que estaba muy delgada y él siempre la obligaba a comer.

—Puede ser otra cosa —comentó mirándola con seriedad—, estás muy delgada y solo comes bien cuando estoy vigilándote, de resto. Eres un desastre —le recordó.

Odette lo miró mal y suspiro, ella siempre había sido de mal comer y odiaba cuando él la regañaba.

Actualmente, aun sus padres peleaban con ella para que comiera un poco más, Xavier siempre la obligaba a comer, por eso siempre comía bien cuando estaba a su lado.

—Sí puede ser.

—Igual voy a comprar una prueba de embarazo, tenemos que descartar cualquier posibilidad —comunica él mirándola.

—Ve con cuidado —pidió ella mirándolo—, no quiero que te descubran.

Él había sonreído y le había dado un beso en la frente.

—Tranquila, mi amor. Confía en tu esposo.

Odette lo miraba enamorada y lo veía salir.

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En la mansión De Simone Basile.

Oliver se encontraba leyendo una revista, sin percatarse que su mujer e hija estaban mirándolo a escondidas.

—Sé, ve enojado —comentó Constanza asustada.

—Es un tonto —dijo Rachele preocupada, su esposo no duraba molesto tanto tiempo, llevaba más de una hora molesto con ella.

Él había dejado a un lado la revista y miraba su laptop, lo había abierto y sonrió, sus examantes les habían enviado muchos mensajes muy bonitos y eso le agradaba, a pesar de que no tenía comunicación con ellas, siempre estaban enviándole mensajes con reflexiones. 

—Maldito infiel —murmuró Rachele entre dientes.

Constanza había suspirado, su madre era una celosa, en cierta parte la entendía, no debía de ser fácil saber que tenía tantas amantes y que todavía no las bloqueara.

—Mamá, sabes que te ama a ti.

—Me voy —dijo ella alejándose de su hija.

—Mamá.

—Es una caprichosa —dijo Oliver atrás de su hija, soltando una carcajada a ver como su hija pequeña había dado un salto—, eso te pasa por espiar.

—Papi.

—Ojo por ojo, diente por diente —dijo él con una sonrisa, alejándose al disfrutar el enojo de su mujer.

—Mis padres me dan miedo —susurró aterrada.

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En la mansión Conte Ferrara.

Ximena estaba terminando de acomodar los últimos detalles de la decoración de sala, cuando sintió las manos de su esposo agarrándole la cintura.

—Hola —susurró al oído.

Ella había sonreído.

—Hola —dijo sonriendo. 

—¿Y Pablo? —preguntó él girándola y mirando a los ojos—. Se fue hace un par de minutos, estoy solita.

—Qué problema —dijo Patricio cargándola y subiendo las escaleras—, vamos a hacer la hermanita a los chicos.

Ximena sonrió divertida.

—Estoy vieja para otro embarazo —recordó ella mirando—, la edad está pesándome.

—Aún eres joven —dijo él alegre—, vamos a hacer a la pequeña Ximena —bromea el divertido. 

—Lo que digas.

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En la mansión Conte De Simone.

—¿Ya? —preguntó impaciente Xavier, esperando la prueba de embarazo.

—Falta poco —respondió ella desde el baño.

—Quiero saber —dijo Xavier ansioso.

—Tú crees, que yo no —dijo ella esperando los resultados.

—Sal Odette —pidió él.

Odette había salido del baño y lo miraba.

—Te mato Xavier —dijo molesta y golpeándolo.

Xavier comenzó a reírse nerviosamente.

—Sí estamos embarazados.

Ella asintió y colocó sus manos en su vientre.

—Seremos padres —murmuró aún perpleja.

—Sí, tendremos a Xavi u Oriana —dijo Xavier bromeando. 

Odette lo miraba mal y lo golpeaba en el hombro.

—Así lo tenías planeado, nombre buscaste —dijo agarrándolo a golpe.

Xavier no sabía cómo defenderse, Odette estaba furiosa, sacaba una fuerza que ni él entendía.

—Vas a quedar viuda —intentando quitársela sin lastimarla.

Ella lo había dejado de golpear.

—Dios mío —dijo ella calmándose—, un hijo.

—Nuestro hijo —dijo, él había quedado quieto a la mirada fulminante de ella—, no me odies.

—Mi vida —habló Odette alejándose de él y sentándose en la cama—. Nada será igual, mi profesión, mis salidas, mis viajes y mi trabajo.

Xavier se le había quedado mirándola, en una parte tenía mucha razón.

—Creo que fue mala idea.

—No digas eso, un hijo es una bendición. Tenemos que estar preparados cuando venga —dijo molesta, sabía que no fue un bebé planeado por ella, ahora que estaba en su vientre no permitiría que nada le pasara.

Él asintió.

—Voy a seguir con lo mío —dijo levantándose y mirándolo—, camina la vida sigue.

—Estás muy tranquila —comentó perplejo.

—Para que asustarme. Aún no ha nacido —dijo sonriéndole—, ahí si lloraré.

—Odette.

Ella siguió en lo suyo sin importar si su esposo seguía confundido o no.

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Horas después

Odette se encontraba acostada en la cama mirando hacia el techo.

—Amor —dijo él colocándole la comida en la cama—, es hora de comer.

Ella se había levantado y comenzaría a comer.

—Está bueno, parecer que le gusta a tu hijo.

—Odette, perdóname sí. Te juro que no lo vuelvo hacer.

—Ya no importa. Él o ella está aquí —contestó ella señalando su vientre—, solo tenemos que darle mucho amor y saberlo criar.

—Cuando llegue de mi viaje, hablaremos con nuestros padres, no quiero presionarte y menos ahora que estás embarazada —dijo sintiéndose como un miserable, su obsesión de tener un matrimonio como era debido, lo hicieron cometer el peor error y era engañarla para tener un hijo sin ser planeado por la madre.




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