7 de octubre de 2021
22:58 p.m.
Veo mis sueños como miro las estrellas, tan lejos de llegar a ellas.
Hay días tan buenos, que te olvidas de todo, pero también hay días malos en los que se es difícil continuar. Todos soñamos con un año en que no tengamos que llorar, todos queremos un momento mágico en el que no dejemos de soñar.
Es cierto que cuando caes, puedes volver a levantarte.
Pero no hay algo detrás de eso, es como, cuando caes y después de eso piensas que ya no hay un lugar más bajo al que puedas llegar, y de la nada aparece, como tentándote a rendirte o a seguir adelante, claro que ya es cosa tuya romperte alguna que otra uña escalando ese pozo de tristeza y desolación en el que entraste o permitir que te hundas más. Todos los días hay una pelea que vencer y siempre va a ser para mejorar aunque hoy duela.
Me siento frágil y efímera, me siento muy sensible. Han pasado ya varios días en los que solo hay melancolía rodeándome y la soledad ha vuelto a mi vida. Me siento vacía y me siento distante a todo lo que hay alrededor de mi, no logro concentrarme; el enfoque se perdió. Sé que necesito ajustar todo y volver a mi camino, pero es difícil no puedo animarme y del suelo me cuesta levantarme. Me he cansado de fingir; que no sucede nada: Admito que es el efecto, del recorrido en el camino. Y que no soportaría, una decepción más...
Por más que el sol se resista, a dejarse ver: La tempestad siempre llega a su fin. Todo regresa, se acomoda, y con el tiempo toda herida; llega a sanar...
No conozco los límites de la vida. Puedo vivir al máximo, levantando el infierno por toda la ciudad. Puedo superarme y escalar más alto, más alto que cualquier alpinista; también puedo derrumbar los rascacielos que me inhiben. Puedo gritar y sentirme orgullosa de ser quién soy.
Si anhelo un cambio, lo consigo.
Soy una guerrera y debo tener cuidado, no hay castillo que no haya derribado. Incluso, puedo ser mi propio Dios, porque soy capaz de comerme el mundo entero. Ya nadie tiene poder sobre mí, nadie puede hacerme daño... Tu lado oscuro no es para cualquiera, no esperes que cualquiera lo acepte, no esperes que cualquiera lo entienda...
Alejar a la gente nunca fue mi problema, se volvió mi problema cuando las personas que se iban, eran alguien a quien quería que este para bien o para mal. Y eso en mi es algo sorprendente, usualmente prefiero la soledad para bien o para mal, pero mucha gente no lo ve, no los culpo, me enseñaron a no decir nada de lo que tengo en la cabeza o en el corazón, nadie es adivino...
Pero también protejo tanto a los demás que se me olvida protegerme a mí de ellos. A veces queremos tanto mantener algo en nuestras vidas que no somos capaces de ver que tal vez, la opción más justa sea dejar ir para estar en paz...
Te sientas, callas, lloras, te rompes, tomas fuerzas y después de un rato paras de llorar, esa es la hermosa rutina de lo que pasó pero aún no acaba de pasar. Solía intentar que el humo y el sudor se llevaran el sufrimiento. desterrar el vacío con banalidades, con una mente ocupada. La triste verdad es que ese agujero no será llenado, pero cada día me importa un poco menos.
Es posible que la caída sea inevitable, pero continuar en el suelo siempre será opcional...
También me impresiona la capacidad de adaptar mis sentimientos a nuevas situaciones, o a situaciones que me hacen sentir bien, como cuando alguien me da un abrazo, digo, casi nunca recibo uno, pero cuando pasa entonces sé que me siento bien, o puedo sentirme mejor porque tal vez todo es un desastre. Estoy tan acostumbrada a la tormenta, que cada vez que llega la calma no sé cómo actuar en ella.
Mis demonios se manifiestan en mi carácter, no los sé controlar, simplemente no puedo atarlos. No deseo lastimar a quienes me aman, ni a mi misma, pero muchas veces pierdo la batalla. Siempre creí que la guerra era con el mundo externo, pero hoy sé que no y que las sombras que me habitan son un ancla que me sujeta la densidad más oscura. Si no logro vencerlas voy a caer más profundo, más sola y no deseo ese destino para mi. Merezco todo lo bueno del mundo por derecho divino, yo puedo.
"Aunque siempre somos la misma persona, no siempre nos comprendemos a nosotros mismos en todo momento." -Arthur Schopenhauer
Por simple curiosidad a veces me gustaría estar en la piel de otro ser humano, a ver si cuando se rompen lo sienten tan intenso como yo, que parece que muero en vida, mi respiración se altera y no logro ver más allá de mi angustia. No sabría definirme, no sé qué tan normal soy, pero tengo emociones muy complejas. A mi vida sí la defino fácilmente en una sola palabra, intensa. No puedo predecir cuántos años voy a existir de aquí en más, pero sean mil o ninguno, seguro son suficientes, porque he sentido tanto que no me cabe en el cuerpo físico, ni en el emocional, mental ni espiritual. Probablemente no entienda los mensajes del universo, seguramente soy experta en quedarme estancada mientras descanso segura en un espejismo donde me veo fluir falsamente. Parece mentira lo que tardamos en darnos cuenta de lo realmente importante.