Esther

Capítulo 3

Me levanto una hora y media antes de lo necesario, me visto con la ropa que me dio Adán y salgo a correr como todas las mañanas. Bordeo el palacio e intento memorizarlo todo, ya que esta será mi casa durante un tiempo. En un balcón veo que sale Adán recién levantado, solamente vestido con un pantalón. Ruborizada aparto la mirada de su cuerpo, pero él se dio cuenta y me sonríe, ¿se acordaría de que salgo por la mañana a correr? Acelero el paso y sigo con mi carrera.

Al acabar de desayunar, Osman el encargado de nuestro cuidado, nos informa que durante estos meses recibiremos tratamientos intensivos de belleza. Hoy nos dirigimos a Pamukkale, un lugar cuyas aguas termales cargadas de sales calcáreas, han creado una formación de estalactitas y cataratas. Después de las aguas termales volveremos al palacio y nos harán masajes para corregir malas posturas y quitar las contracturas que podamos tener. Nuestros policías que más bien parecen guardaespaldas nos llevan en coche hasta las termas.

- ¿No te cansas de estar todo el día vigilando para que no me pase nada? Debe ser muy tedioso, sobre todo porque todo es demasiado rutinario.

- Es mi trabajo, es lo que he decidido y que me gusta hacer. Además, a partir de ahora solo vigilaré por las noches o cuando se hagan salidas del palacio.

- Pero casi no duermes.

- Estamos entrenados para aguantar, ten en cuenta que esto no va a durar mucho tiempo.

- ¿Y si dura más de lo que crees?

- Pues seguiré hasta que acabe, soy un profesional.

- No lo pongo en duda, es solo que me parece muy duro. No te dejan vivir.

- No todos los trabajos son perfectos y yo necesito el dinero. - Bajo la mirada avergonzada, no debería de haber insistido tanto, no quería meterme en su vida privada.

- Lo siento, no debí entrometerme.

- No importa. - Me sonríe quitándole importancia. - El ferrari que quiero ya está a la vuelta de la esquina. - Me guiña un ojo y yo me río, agradeciendo que bromee para que así no me preocupe.

- No podría tener un guardaespaldas mejor.

- Soy policía no guardaespaldas, pero gracias por el cumplido.

Llegamos a las termas y me encuentro con Nila a unos metros. Me acerco y decidimos pasar este día juntas. Mientras nos relajamos nos ponemos a hablar sobre la que era nuestra vida antes de venir a vivir aquí.

- ¿Te puedo contar una cosa? - Me pregunta algo tímida.

- Claro, lo que sea.

- Creo que voy a irme.

- ¿Qué? ¿Cómo que te vas a ir?

- Yo estoy enamorada de un chico de mi ciudad, decidí seguir porque a él no le gusto, pero me estoy dando cuenta de que no lo puedo olvidar y no quiero quitarle la oportunidad a Adán de casarse con una chica que de verdad lo quiera.

- Lo entiendo y es una decisión muy madura. Si estás completamente segura adelante y lucha por ese chico. Tan solo mírate, no me creo que no le gustes. - Nos reímos.

- Gracias, necesitaba escuchar que a alguien le parecía bien porque mis padres se enfadaron muchísimo. - Tranquila, lo entenderán.

- ¿Y tú? ¿Algún chico o novio que tienes escondido?

- La verdad es que no. Tuve un novio hace unos años, pero me di cuenta de que no pegábamos nada, no teníamos nada en común. No llegamos ni a los cinco meses.

- Que raro, la favorita de Adán nunca tuvo un novio de verdad. - Me dice mirándome pícaramente.

- No soy su favorita. - Le respondo rodando los ojos.

- Creo que ya es hora de los masajes, vamos. 

Nos subimos en los coches y volvemos al palacio. Nos llevan a una parte que es como un salón de belleza en la que hay un gran número de habitaciones. Cada una de nosotras entra en una habitación en la que hay una camilla, aceites y música relajante; pero cuando entro en la mía, me doy cuenta de que no hay nadie. Me pongo el albornoz que estaba doblado encima de una silla mientras espero a que llegue el masajista. Se abre la puerta y aparece Osman, le miro extrañada.

- Hola... Essie, ¿no?

- Sí, encantada. Pensaba que solo eras el encargado de la organización.

- Tengo más talentos. Bien, acuéstate y colócate la toalla por encima. - Hago lo que me dice. - Vamos a empezar con unos masajes de relajación, y luego empezaré a quitar todas las contracturas. Si no puedes aguantar con el dolor dímelo. - Asiento y empieza.

- Si me hablas podré soportarlo más fácilmente.

- ¿Qué quieres que te cuente?

- ¿Cómo llegaste a trabajar aquí?

De repente empieza el dolor, nunca había sentido algo tan intenso, me cuesta respirar, pero no me quejo. Me limito a escuchar todo lo que Osman me cuenta para evadirme. Me fijo en su pelo siempre bien peinado, esos ojos que ahora me miran con lástima, pero con decisión. En una hora y media acaba.

- Estoy impresionado. - Le miro extrañada para que se explique. - No te has quejado ni una sola vez, nunca vi a nadie que tenga tanto aguante como tú.

- Muchas gracias. - Le sonrío con sinceridad.

- Serías una buena Eva.

- ¿Qué? No, es demasiada responsabilidad, yo... no sé si podría.

- Ya por decir eso eres más capaz que muchas otras, eres muy humilde. Ahora cámbiate, os espero a todas fuera. - Me sorprende lo que dice, ¿de verdad soy humilde? Si que es cierto que siempre me esforcé por obtener esa cualidad que tanto tiene mi tío, pero nunca pensé que la gente lo notaría. Mucho menos en tan poco tiempo de conocerme.

Luego de comer tenemos tiempo libre por así decirlo y Nila y yo nos sentamos en un banco para tomar aire fresco mientras leemos un rato; porque da la casualidad de que a las dos nos encanta leer. Ella prefiere libros de aventuras, mientras yo me decanto por los sobrenaturales o que te hagan reflexionar.

- Al final Lucas muere a manos de Orión.

- ¿Que? No no no no, no puede pasar eso. Helena se moriría y el ciclo sería diferente y...

- Es broma, no va a pasar eso. - Por primera vez miro a la persona que me hizo el spoiler de mentira y descubro que es Adán. Abro los ojos de la sorpresa.




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