Esther

Capítulo 4

- Y eso está acabando conmigo. - Y lo que acaba de decir va a acabar conmigo.

- ¿Qué quieres decir con eso? Yo sólo quería ayudarte.

- Es mejor que te vayas, no quiero hacer ninguna tontería. - Le miro esta vez muy dolida y me voy corriendo, acabo de cavar mi propia tumba.

Llego a mi habitación aún no se como y con la respiración acelerada. No puedo evitar que las lágrimas caigan por mis mejillas y me acerco al balcón. Me siento en el suelo apoyándome en la puerta y miro el cielo buscando algo de paz y tranquilidad. Protégeme, te lo suplico. Necesito que me guíes en las decisiones que debo tomar a partir de ahora, todo tiene que salir como tú quieres mi Dios. ¿Qué debo hacer para llegar a él sin salir dañada?

Finalmente me acuesto en mi cama con la intención de dormir aunque sea unas pocas horas.

Tras prepararme como todas las mañanas, bajo al jardín donde estiro para luego empezar a correr. La velocidad me relaja así que hoy no voy a practicar resistencia. Corro y corro hasta que mis piernas arden del esfuerzo. Después subo a mi habitación para ducharme y una vez lista bajar a desayunar. Me siento como en una nube, pero no esa sensación como cuando estás enamorada; sino que no me creo lo que está pasando hasta llegar al punto de dudar que la persona que soy y la que vive es la misma. Vivir en un palacio con el hombre más poderoso de todo el continente impone y lo que menos necesito en este momento es tenerlo en mi contra, y más siendo de una nacionalidad completamente diferente con creencias tan opuestas.

- Buenos días, Nila.

- ¿Estás bien? Te noto apagada.

- Ayer de noche me encontré con Adán. - Abre los ojos sorprendida.

- ¿De noche?

- Me dijo que le recordaba a Victoria, me miraba con odio, no me quería ni ver. ¿Crees que me debería ir?

- Eso no puede ser, ella también era rubia pero no os parecéis en nada. No te puedes ir, además tenemos que averiguar en qué te pareces a ella.

- Creo que él hablaba de la personalidad.

- Eso es muy grave. Hay dos posibilidades: una es que te odie y no quiera saber de ti y otra es que como te pareces a ella se enamore de ti más fácilmente. Usa esa ventaja.

- No voy a usar nada, voy a seguir siendo como soy. Si le gusta bien y sino pues que me eche de aquí. - De repente me viene a la cabeza lo extraño que fue no ver a Kavan en su puesto. - Por cierto, pasó algo muy raro, cuando salí de la habitación de noche, el policía que vigilaba mi habitación no estaba. - Noto como Nila mira hacia otro lado.

- Sí que es raro, Kavan no puede irse de su puesto. - Arrugo el entrecejo, ¿cómo sabe ella su nombre?

Adán no apareció en todo el día, dicen que estaba ocupado con temas políticos, pero yo sé que no es así, lo debe de estar pasando realmente mal. No debería de haber venido, pero necesito comprobar que está bien, que sigue siendo él mismo. Llamo a su puerta y sale con el pelo revuelto, sin camiseta, pero con pantalón de deporte lo que indica que estaba desahogándose haciendo ejercicio. Cuando me ve, su rostro se desfigura, pero después suspira y parece relajarse.

- ¿Qué haces aquí?

- Quería asegurarme de que está bien, no me creo que haya estado ocupado con temas de trabajo. ¿Qué ha pasado?

- No lo entiendo, te traté mal, te dije que te parecías a Victoria, ¿y ahora decides hablarme como si nada?

- Tienes razón, no debería de haber venido, pero estaba preocupada. Bueno me voy, no pinto nada aquí, ahora sé que sigues vivo. - Cabizbaja me voy, pero él me detiene agarrándome del brazo.

- Para. - Sigo de espaldas a él. - Essie... No te tortures por esto.

- ¿Cómo quieres que no me torture? Me siento impotente. No sé qué. Hacer al respecto ni como sentirme. - Le encaro mirándolo fijamente a los ojos.

- ¿Por qué te afecta tanto?

- No quiero verte así, me duele.

- ¿Pero por qué? No me conoces de nada, tienes que odiarme, como hace todo el mundo.

- Yo... no lo se... - Le miro dolorida y me voy. Le dije la verdad, yo tampoco entiendo por qué me preocupa tanto y eso es lo que más miedo me da. Él realmente me importa. Es como si de la nada alguien hubiese colocado sentimientos extraños en mí sin explicación alguna y si esto viene de parte de Dios significa que son sentimientos verdaderos, sentimientos que son necesarios para algo y no puedo ignorarlos. No desaparecerán así como así.

Decido no darle más vueltas al asunto, no puedo cambiar lo que pasó; así que intentaré dejar de pensar en Adán, que lo consiga es otra cosa diferente. Ya en mi habitación me recuesto en mi cama y me dedico a leer para así tener la mente en otro sitio. Se me pasan las horas y finalmente acabo dormida.

El día de hoy será un poco diferente, por la mañana seguiremos con nuestra rutina de tratamientos de belleza que durarán unos cuantos meses y a la tarde iniciaremos las clases de protocolo, danza, comportamiento y demás. A partir de hoy los policías estarán menos con nosotras debido a que en palacio ya hay mucha seguridad y no es necesario que nos vigilen a todas horas.




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