Me preparo con un precioso vestido que estiliza mi figura y me maquillo ligeramente remarcando mis rasgos para ir a la fiesta de bienvenida de Amal, el mejor amigo de Adán. Espero poder causar una buena impresión, ya que estarán presentes personas importantes del gobierno y del continente. Estoy segura que serán clave para la elección de Adán, a la hora de escoger a su esposa. Por lo que entendí hay tres que tienen una influencia enorme y que no es bueno tenerlos en nuestra contra, siendo ellos los representantes de las potencias más poderosas de Europa y que controlan las relaciones exteriores o el comercio.
Kavan me acompaña al lugar de la fiesta, ya que no sé en qué parte del palacio se encuentra. Cuando bajo al salón hay ya bastante gente reunida, bebiendo de su copa y charlando alegremente. No puedo evitar sentirme abrumada sin poder ubicar mi lugar o a quien dirigirme.
- Estás preciosa. - Me doy la vuelta, encontrándome a Adán vestido con un traje completamente negro que se ajusta a su cuerpo de manera perfecta.
- Gracias, aunque nunca llegaré a estar a vuestro nivel. Se nota que nacisteis para esto.
- ¿De verdad lo piensas? Yo diría que eres tú quien está muy por encima. No necesitas de demasiada ostentosidad para mostrar tu belleza, de manera natural ya lo consigues. Eso sí que es estar hecha para esto.
- Hermano, no puedes acaparar a esta preciosa mujer toda la noche, esta es mi fiesta ¿no? Debería darle yo la bienvenida. - Adán se tensa tras escuchar las palabras de Amal, quien aparece de repente a nuestro lado. Su presencia me acongoja, sin entender realmente por qué. Lo único que sé es que me incomoda sin razón aparente.
- Ella no es tuya por estar en tu fiesta.
- Relájate, es una forma de hablar. Solo será un rato, ¿verdad? Además, ya tienes a más para divertirte. - Antes de que pueda replicar nada me lleva hasta el centro donde más parejas bailan, sin prestar atención a su alrededor. Miro hacia Adán sorprendida por el comportamiento de su amigo y le veo rígido con la mandíbula apretada. ¿Qué acaba de pasar?
- ¿Qué pretendes? - Le digo tras empezar el baile.
- Por ahora solo conocerte, he de admitir que Adán eligió muy bien a las chicas. Si tan pendiente está de ti por algo será, ¿no crees? Solo quiero descubrirlo.
- No creo que encuentres nada en mí que te sorprenda. - Le digo alejándome un poco. No me da un buen presentimiento y su cercanía menos. Cuanto más consiga apartarme mejor. - Soy una chica normal, no creo que quieras perder el tiempo. Si no me equivoco eres un chico ocupado, con un trabajo que requiere tiempo y esfuerzo.
- Quien sabe, a lo mejor eres justo lo que estaba buscando.
- Creo que ya es suficiente. Voy a por algo de comer, si me disculpas. - Me separo, pero me agarra fuertemente del brazo.
- Aun no acabó la canción. - Me habla serio. Su comportamiento parece bipolar, no entiendo qué pasa con él; primero se muestra adulador y luego me exige continuar bailando. Le fulmino con la mirada a la vez que forcejeo para que me deje ir.
- Amal, suéltala ahora mismo. - Me suelta despacio sin mirar a Adán y me alejo en cuanto quedo libre. Adán me acompaña hasta la mesa de la comida, evitando que él se vuelva a acercar. - ¿Estás bien? ¿Qué te dijo?
- Estoy bien, solo que no estoy cómoda con él. Son claras sus segundas intenciones y yo no soy de esas chicas. Aunque tampoco sé realmente lo que quiere, es extraño. No acabo de comprenderlo.
- No volverá a acercarse a ti. Averiguaré todo lo que pueda sobre sus deseos, aunque no lo veo fácil. Ya no estamos tan unidos como antes, parece que solo vive para el trabajo, para sus intereses.
Tras estar un tiempo hablando y presentándome a personas influyentes, me propone un baile, a lo que yo acepto encantada. La canción lenta nos obliga a disfrutar de cada roce y sentimiento que nos embarga. A pesar de no estar muy pegados, la intimidad del momento me hace sonrojar y mirar al suelo avergonzada. Noto la mirada de Adán fija en mí, como recorre cada centímetro, analizando y absorbiendo cada detalle. Dirige su mano a mi mentón para que lo mire. Realmente quiero besarle y de solo pensarlo me asusto, yo no puedo ser la futura Eva, hay muchas chicas que están más capacitadas que yo. No puedo ser tan egoísta o hacerme ilusiones, no puedo enamorarme de él, porque lo menos probable es que acabe queriendo estar conmigo. Él acorta la distancia, pero justo en ese momento un altavoz nos interrumpe.
- Es el momento del discurso. Adán, puedes subir al estrado.
Con la respiración acelerada me separo de él, dejándolo libre para que vaya a dar su discurso. Me fijo en Amal, que me mira desde lejos, pero se empieza a acercar; así que antes de que ocurra otro desagradable encuentro, salgo rápidamente del salón en dirección a mi cuarto. Amal no podrá salir del salón por ser su fiesta, así que no me molestará.
Una vez en mi habitación ya puedo respirar tranquila. Me empiezo a desmaquillar y deshacerme el peinado con calma, pensando en todo lo sucedido. Una vez termino alguien llama a mi puerta. Abro y veo a Adán.
- ¿Qué haces aquí?
- Te vi salir rápidamente y vengo a preguntarte si todo iba bien. ¿Estás incómoda por...? - Abro los ojos sorprendida, él piensa que es por el casi beso.