Esther

Capítulo 10

Los siguientes días pasaron de manera similar. Al levantar nos encontrábamos o bien a la chica de su turno ya acabando de desayunar y con miradas cabizbajas, o no nos encontrábamos con ella. En este último caso, se metían en sus habitaciones todo el día y salían cabreadas. Dejamos de hablar entre nosotras, el ambiente era tensó y ya nadie confiaba en nadie.

Adán en las cenas a veces comentaba alguna cosa como "no os dejéis influenciar", "pensad las cosas bien”. Realmente no eran consejos demasiado útiles pero sí que hay que tenerlos en cuenta.

Lo sorprendente pasó hoy, esta noche había sido el turno de la penúltima chica, justo una antes que yo. Llegó al desayuno puntual con una pequeña sonrisa. No pude evitar sentir un golpe en el pecho y sospechar lo peor. Antes de montarme mis películas, le sonreí y me dispuse a desayunar. Decidí pasar de esto, tenía que concentrarme para mi prueba si quería acabar con Adán y no hacerme daño pensando en cosas que a lo mejor no ocurrieron.

Fui a correr para así aclarar la mente y recordar todo lo que tenía pensado para esta noche. Una vez dado la vuelta a todo el palacio unas cuantas veces, me preparé como todos los días, aunque más cuidadosamente.

Acabé bastante pronto por lo que aun me quedaban dos horas antes de la cena. Como Nila hoy iba a estar con Kavan y yo ya había acabado el libro que estaba leyendo, decidí acercarme a la biblioteca para ver si había alguno interesante. La biblioteca es inmensa, de 4 plantas de altura y numerosos pasillos. Se me ocurrió que podría haber información de la anterior Eva y que me podría dar alguna idea para la prueba de hoy.

- Perdone, ¿donde se encuentran las crónicas del continente? - Le pregunto en voz baja al bibliotecario. Este se sorprende al verme.

- ¿Para qué lo necesitas? - Decido contarle la verdad.

- Vine a buscar un libro con el que entretenerme, pero se me ocurrió que aquí puedo encontrar algo que me pueda ayudar a ser una mejor Eva por si consigo pasar la fase y que además pueda ayudarme a superarla. - El bibliotecario me sonríe.

- Al fin una de vosotras se dio cuenta. Cuando no se os da mucha información sobre algo, debéis buscarla. Eso es uno de los principales objetivos de esta fase. Esta fase no se caracteriza por la belleza o atractivo, sino porque busca la astucia, la inteligencia y el carisma.

- ¿Entonces si no vienes no pasas la prueba?

- No es necesario venir aquí para pasarla, pero tendrías que buscar otra manera de demostrar tu inteligencia o tener ya innato en ti el carácter de una Eva. Esto solo es una pequeña puntuación extra. Ahora ten, este es el libro que estabas buscando. - Le doy las gracias y voy a una de las mesas para empezar la lectura.

Me sorprende no encontrar demasiadas cosas, solo algunos adjetivos sueltos por los capítulos. Habla sobre la fidelidad, la prudencia y la empatía. Sobre tomar decisiones acertadas sin darse cuenta. Se centra sobre todo en la personalidad, debe llenar toda la habitación y ser única, una personalidad que pasa desapercibida, pero atrae a todos los que la rodean.

Son características tan poco concretas que se me hace difícil entender a qué se refiere. Buscan a una mujer tan única que me parece imposible que alguna consiga llegar a serlo. ¿Pero no consiste esto en eso? ¿En aprender lo necesario para que en un futuro cercano podamos adaptarnos a esa función?

Me despido del bibliotecario y voy a cenar. Llego un poco antes y espero a que llegue Adán para que nos informe de las últimas novedades, si es que las hay.

- Buenas noches a todas, hoy tiene lugar la última prueba. Hoy es el turno de Essie. - Me mira fijamente y yo le devuelvo la mirada tranquila. - En cuanto al consejo de hoy, no lo voy a hacer. -Todas abren los ojos, nunca había pasado. Por muy pequeño que fuese siempre decía algo que nos tranquilizaba. - Os dije el primer día que no siempre os daría consejos. Essie, te espero al acabar la cena en mi habitación. - Asiento y noto como los nervios comienzan a hacer presencia en mi estómago. Es inevitable, pero debo mantener la calma.

Acabo de cenar y rápidamente me dirijo a mi habitación para coger el pijama y guardarlo en una bolsa junto con lo básico que me pueda hacer falta. Supongo que tendrá baño en el que me pueda cambiar. Subo a su habitación (está en la última planta, bastante alejado de la mía) y respiro hondo antes de tocar su puerta. Esta habitación es diferente a la que había ido los primeros días de mi estadía en palacio; ya que esta será la habitación de él y de la futura Eva. Me abre la puerta y me sonríe. Eso es buena señal. Está vestido por lo que me tranquilizo por no haber venido en pijama.

- Adelante. - Nada más entrar me quedo boquiabierta, es enorme y preciosa. Está decorada mínimamente pero tampoco le hace falta demasiado para parecer lujosa. La luz tenue la da un ambiente cálido y tranquilo.

- Que bonita. Yo si fuese tú no saldría de aquí mucho, solo para lo imprescindible. - Suelta una carcajada.

- Miras más a mi habitación que a mí, ¿tengo que ponerme celoso? - Le miro de reojo.

- Si quieres ponerte celoso adelante, solo déjame admirarla un poco más. - Abre los ojos sorprendido. Yo me río. - Es broma, no te pongas así.

- Eres de lo que no hay. - Le digo que voy al baño a cambiarme al pijama y al salir veo que él también se ha cambiado. - Me han dicho que fuiste a la biblioteca.

- Así es, sinceramente fue más casualidad que otra cosa, pero se me ocurrió que podría haber algo que me pudiese servir.

- ¿Y encontraste algo?

- La verdad es que no entendí del todo bien a qué se refería. Concluí que hay que pasar por el camino que te lleve a ser así, pero tampoco lo tengo muy claro.

- No le des demasiadas vueltas. - Asiento, y le hago una seña preguntándole si puedo sentarme en la cama. No hay ninguna silla en toda la habitación.

- Puede que sea una habitación de ensueño pero, ¿tienes algo en contra de las sillas?




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