Como se suele decir, hoy es el gran día, me casaré con adán y me convertiré en Eva. Me encantaría poder estar acompañada de mi tío Mark, pero aun no pude establecer contacto con él. Igualmente sé que él debe estar feliz por mí.
Me miro al espejo y me sorprendo al verme reflejada. Llevo puesto un hermoso vestido largo, ajustado en la cintura para en la cadera caer en vuelo. Está adornado con pequeñas piedras por todo el torso, descendiendo por la falda. El escote es en barco y las mangas también son ajustadas al brazo terminado en pico. Me maquillaron con tonos cálidos y el pelo en ondas agarrado en un semirrecogido con un tocado de pequeñas flores blancas y piedras preciosas.
Una vez les indico a las chicas que me ayudaron que ya estoy lista salgo de la habitación y no puedo creer a quien encuentro al otro lado de la puerta.
- ¡Tío Mark! No me puedo creer que hayas venido. - Le abrazo y él me corresponde con el mismo entusiasmo.
- No sabes cuánto me alegra volver a verte. Enhorabuena por lo de Eva, estoy muy orgulloso de ti. Cuando Adán me contactó, no era capaz de asimilar todo, como te ha cambiado la vida.
- Estamos igual.
Mientras llegamos a la iglesia nos ponemos al día de todo lo ocurrido en este tiempo que estuvimos separados. Una vez entro del brazo de mi tío la música empieza a sonar y yo no puedo apartar la mirada de Adán. Está imponente en un traje oscuro que se ajusta perfectamente a su cuerpo. Su pelo parece brillar más de lo normal y sus ojos azules me miran atónito, sorprendido. Me tiende la mano y yo la tomo con delicadeza. Me sonríe y me guía hasta el centro del palco. La ceremonia es emotiva e inolvidable. Cuando finaliza ya somos marido y mujer.
Durante el baile y el banquete, Adán me presentó a las personas más importantes de la alta sociedad para que me vaya acostumbrando a esta nueva forma de vida. Hago un gran esfuerzo en acordarme de cada uno de los nombres sin excepción. A lo lejos veo a Amal en una esquina fulminándome con la mirada. Al final las cosas entre nosotros no acabaron muy bien.
- Tengo una última sorpresa para ti. - Miro interrogante a Adán.
- ¿Qué sorpresa?
- He contactado con tu tío y le dije que como ahora vas a ser Eva, puede venirse a vivir a palacio. - Le abrazo con mucho entusiasmo, esto significa mucho para mí.
- Muchísimas gracias de verdad, esto no lo voy a olvidar nunca.
Tres meses después
Todo iba perfecto, tan perfecto que en algún momento tendría que dar paso a los problemas. Conforme pasó el tiempo, Adán cada vez se ve más y más con Amal. Según lo que me cuenta, están trabajando en un proyecto de expansión comunicacional. Sobre todo después de la última conspiración que hubo contra Adán. No sé mucho acerca de esto, pero a grandes rasgos es una manera de hacer llegar a cada punto del planeta todo aquello que Adán necesite.
- Tío Mark, sé que a lo mejor son paranoias mías, pero sin embargo creo que estar tanto tiempo con Amal le está afectando. Se deja influenciar mucho por su manera de pensar y actuar sobre el continente.
- Yo también estoy intranquilo. Además, no le caemos demasiado bien y eso no va a nuestro favor. - Suelto un largo suspiro. Esta situación me inquieta, no sé qué pensar al respecto.
- Lo peor es que no sé como puedo ayudarle, no me deja inmiscuirme en ese asunto que tratan. Estoy completamente apartada de esto.
- Intenta hablar con Adán, ver realmente qué es lo que piensa de la situación.
Ya es de noche y Adán aun no llega a la habitación. Ya casi no pasamos tiempo juntos y eso solo consigue hacer que me agobie más. Me pongo a leer hasta que llegue, ya que es necesario que hablemos y si no es ahora nunca tendremos ocasión.
A las dos de la mañana llega y se sorprende al verme despierta. Se le nota cansado y es que lleva varios días sin parar de trabajar. Come en el despacho y dudo que coma de manera regular y debidamente.
- ¿Estás despierta? - Me pregunta confundido mientras empieza a quitarse la ropa para dormir.
- Sí, me tienes preocupada. Tienes que descansar aunque sea un rato en el día. Vas a acabar contigo. - Se acerca y me besa.
- Estoy bien, no te preocupes. Además, Amal está haciendo muy buen trabajo y estoy pensando en ascenderle.
- Él ya se cree el rey de todo esto, ¿no crees que si le asciendes puede subirse demasiado?
- Se lo merece, confía en mí. Está cambiando y me está ayudando a mejorar todo el funcionamiento del continente. Estamos progresando y podremos llevar toda la tecnología avanzada a todo el continente.
- Eso es increíble, pero ya casi no nos vemos. - Le confieso aguantando las lágrimas. - Te echo de menos.
- Cuando acabemos con esto volveré a ser todo tuyo. - Me sonríe y me abraza una vez nos acostamos.
- Vale, pero ni se te ocurra olvidarte de esto, te guardo la promesa. - Le beso por última vez antes de quedarme dormida.
Algo me dice que esto va a durar más de lo que él piensa.
Así fue. Los días pasaron y hay noches que ni siquiera venía a la habitación a dormir. Por si fuera poco, acabó ascendiendo a Amal, lo que significa que la gente debe hacerle reverencias y demás, quedando solo por encima de él Adán y yo. Esto se está volviendo insoportable. Mi día consiste en hacer los deberes como Eva y pasar un rato con Nila o con mi tío, pero siempre suelo estar sola. Me alejo de todos porque estoy tan dolida que no puedo fingir estar bien delante de Nila o Mark. Prefiero no dar explicaciones y remover todo.
Ahora me encuentro con mi tío en la sala de música junto a varios trabajadores más del palacio que a veces nos hacen compañía y escuchan mientras yo toco el arpa. Es el único momento de calma que tengo en el día donde me siento yo misma de nuevo, en paz. Es un momento muy especial, ya que consigo entrar en contacto y sentir a Dios, sentir como su presencia trasciende todo; pero mi momento de paz se ve arruinado cuando Amal abre la puerta y entra.